SALMO 147. SANIDAD PARA EL CORAZÓN

Él sana los corazones destrozados,
y venda sus heridas.


¡Qué gran promesa para todos los que sufren dolor emocional o espiritual! El Señor puede sanar y traer alivio a esas heridas y dolencias tan profundas que nadie más puede alcanzar, heridas demasiado íntimas para que otro ser humano pueda llegar y dar un toque de alivio.

Pero la sanidad emocional y espiritual no necesariamente es inmediata sino que, a menudo, implica un proceso. Sara, mi esposa, ha estado recuperándose de una larga enfermedad. El proceso, que todavía continúa lleva más de un año en marcha y todavía hay varios meses por delante hasta que la sanación sea total, completa y definitiva. No hay ninguna razón para pensar que la sanidad de las heridas del corazón ha de ser diferente.

Hay que ir una y otra vez al Señor con el corazón herido, permitir que Él lo examine, experimentar su amor, aceptación, comprensión, consuelo, su empatía, su capacidad para comprendernos y acompañarnos y permitir que poco a poco vaya tratando con las heridas proporcionándonos la terapia adecuada.

No se trata de acercarnos al Señor un único día, ni dos, ni tres. Hablamos de venir continuamente ante su presencia con nuestro dolor para que lo trate, lo alivie y, a medio o largo plazo, quien sabe, lo cure de forma definitiva. Él sabe cómo.

Un principio

Acércate una y otra vez al Señor con tu dolor.


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