Seis prácticas espirituales para transformar su vida

A menudo, se piensa en la “disciplina” en términos negativos. Pero, para el cristiano ésta es fuente de vida. Necesitamos recursos —prácticas espirituales— que nos ayuden a crecer, día tras día, a semejanza de Cristo. Aquí hay una lista de seis elementos esenciales para que los ponga en práctica y logre tener una relación con Dios más estrecha de lo que siempre anheló tener.





1) La confesión regular

“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados”. Santiago 5.16

El pecado tiene un alto costo espiritual, emocional y físico. La confesión es el primer paso en el camino hacia la sanidad. Al convertirnos en creyentes, confesamos que somos pecadores necesitados del Salvador. Después de eso, tenemos que convertirnos en personas que no dejen que el pecado se ulcere, sino que constantemente lo saquen a la luz para poder encararlo. Mediante esta práctica, no solo podemos ser “sanados” de nuestras inclinaciones destructivas, sino que también podemos convertirnos en personas que viven con transparencia, humildad e integridad. Al hacer esto, damos testimonio del poder del Gran Sanador, Jesucristo.

Ideas erróneas:

  • Es posible que pierda mi salvación, porque no he confesado todos mis pecados.
  • Confesar el pecado a otros es necesario para el perdón.
  • Si estoy enfermo, debe ser porque tengo pecados no confesados en mi vida.
  • Revelar mi pecado a mis amigos hará que ellos piensen mal de mí. 

Propósito de la disciplina:

  • Evitar que el pecado se arraigue en su vida.
  • Vivir con integridad y una conciencia limpia delante de Dios y de los hombres.
  • Mostrar nuestra fe por medio de acciones. 

Ponerlo en práctica

  • Apresúrese a reconocer su falta delante de Dios.
  • Busque a un amigo de su mismo sexo, dispuesto a escucharle sin juzgarle, a orar por usted, a pedirle cuentas de su testimonio, y a darle orientación sabia.
  • Confiese su pecado directamente al Señor, pero sepa que hay una bendición especial para quien lo hace confidencialmente ante un amigo o mentor de confianza presente.

2) Amistad espiritual

“No es bueno que el hombre esté solo”. Génesis 2.18

Cuando se trata de relacionarse con otros creyentes, Dios tiene propósitos que pueden lograrse solo si estamos dispuestos a tener interacción unos con otros a un nivel más profundo. La amonestación en Hebreos 5.12—en cuanto a los cristianos que deberían estar listos para comer “alimento sólido”, pero que todavía necesitaban la “leche” de los primeros rudimentos —también tiene aplicación para las relaciones interpersonales. El Señor ve los elevados propósitos que hay en nuestra “reciprocidad”, que incluyen edificar a la familia de la fe, amonestarla, alentarla, y al mismo tiempo estimularla al amor y a las buenas obras (Ro 14.9; Stg 5.16; He 10.24). En otras palabras, para ayudar a los creyentes a lograr el potencial dispuesto por Dios para ellos, debemos dirigirlos a Cristo y dejar que ellos hagan lo mismo con nosotros. Pero eso sencillamente no podrá suceder a menos que el Señor Jesús sea parte intencional e integral del tiempo que pasamos con nuestros hermanos espirituales.

Ideas erróneas:

  • Puedo mantenerme en el camino correcto, sin la ayuda de nadie.
  • No necesito ir a la iglesia; la lectura de la Biblia y la oración son suficientes.
  • Interactuar con otros creyentes en la iglesia los domingos es suficiente.
  • Soy lo suficientemente fuerte como para manejar una relación con una persona incrédula.

Propósito de la disciplina:

  • Amarnos unos a otros (Jn 13.34)
  • Compartir recursos y servirnos unos a otros (Hch 4.32; Gá 5.13)
  • Crear unidad y tener paz (1 Co 12.25; 1 Ts 5.13)
  • Sobrellevar los unos las cargas de los otros (Gá 6.2)
  • Enaltecer la adoración (Ef 5.19)
  • Perfeccionar la humildad en nosotros (Fil 2.3)
  • Ayudar a otros a evitar que se endurezcan por el engaño del pecado (He 3.13)

Ponerlo en práctica

  • Busque amigos cristianos. Las actividades y los ministerios de la iglesia son un buen lugar de partida.
  • Busque a personas devotas a Dios al elegir a amigos de confianza (Pr 13.20).
  • Cultive las cualidades que crean amistades sólidas, como la lealtad, la honestidad y la confiabilidad.
  • Deléitese en el Señor, y Él le concederá las peticiones de su corazón, incluyendo las relaciones gratas agradables a Dios (Sal 37.4).

3) Restitución por las faltas cometidas

“Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado”. Lucas 19.8

La restitución es una importante disciplina espiritual cuyo propósito es nuestra sanidad. Cuando usted se pone en acción para reparar el daño que ha hecho a alguien, Dios puede producir una gran restauración en su corazón y en la relación rota. El acto de restitución se basa también en la obediencia y el deseo. Jesús no le ordenó al recién convertido recaudador de impuestos que reembolsara a quienes había engañado (Lc 19.5-8). Zaqueo estaba tan motivado por el amor, la rectitud y la aceptación incondicional de Jesucristo, que estaba realmente emocionado por poder enmendar públicamente sus faltas del pasado.

Ideas erróneas:

  • La restitución me exige que haga algo para pagar mis malas acciones.
  • Mi acto de restitución me hace más digno de ser perdonado.
  • La restitución incluye sumirse en la vergüenza.

Propósito de la disciplina:

  • Expresar claramente la sincera actitud de arrepentimiento.
  • Demostrar su deseo de restaurar la relación.
  • Recobrar la confianza que se ha perdido.
  • Responder a la necesidad de alguien más de una manera práctica.
  • Hacerle más consciente de la repercusión de sus acciones, y de su compromiso de vivir de una manera diferente.

Ponerlo en práctica

  • Pídale a Dios que le revele cualquier daño que usted haya causado.
  • Si usted se ha arrepentido y aceptado el perdón del Señor, reconozca que, gracias al sacrificio de Jesucristo por su pecado, ya no está en deuda con Él.
  • Ore por cualquier acción que necesite tomar. ¿Necesita pagar algo a alguien? Escriba una sincera carta de disculpa preguntando si hay algo que usted pueda hacer para demostrar su cambio de actitud.
  • Tal vez no sea posible restituir el daño. Pídale a Dios que le dé otra oportunidad de bendecir a otra persona de una manera significativa. (Por ejemplo, en Efesios 4.28 Pablo dice que aquellos que acostumbraban robar, deben trabajar haciendo con sus manos lo que es bueno, para que puedan ser generosos con los necesitados).

4) Lectura dirigida por el Espíritu Santo

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad…” Juan 16.13

Cuando se trata de la Sagrada Escritura, no toda su lectura influye de la misma manera. Aunque se adquiere mucha sabiduría y conocimiento por el contacto regular con la Palabra de Dios, el valor aumenta cuando tenemos la disciplina de orar primero, y después seguir orando a lo largo de la lectura que hacemos. Pedir al Espíritu Santo que nos guíe cuando estudiamos cuidadosamente cada frase, cada párrafo y cada página, es la mejor manera de experimentar la poderosa verdad de Hebreos 4.12. Así como Jesús se encontró con sus discípulos en el camino de Emaús y abrió sus mentes para que comprendieran las Escrituras, así también Él nos dará entendimiento por medio del Espíritu Santo. Y al igual que aquellos dos discípulos, con frecuencia pensaremos después de leer: “¿No ardía nuestro corazón en nosotros?” (Lc 24.32).

Ideas erróneas:

  • La Sagrada Escritura fue escrita para un tiempo, lugar y pueblo específicos.
  • Cuanto más leo en una sentada, mejor.
  • El estudio minucioso es la única manera de ser realmente bendecido por la Biblia.

Propósito de la disciplina:

  • Entender la verdad sobre la naturaleza y el plan de Dios para la humanidad.
  • Escuchar a Dios personalmente cuando arroja luz sobre ciertos puntos importantes para nuestra vida.
  • Vivir la Sagrada Escritura en un espíritu de oración, entendiendo que la profundidad de lo que uno aprende es más importante que lo mucho que lea.

Ponerlo en práctica

  • Antes de leer, tenga una oración parecida a la del rey David: 

“Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley” (Sal 119.18).

  • Lea a una velocidad que le permita permanecer atento, centrado en el texto, y listo para ocuparse de los puntos destacados en la lectura.
  • Pida al Espíritu Santo que corrobore sus observaciones y responda a sus preguntas.

5) Oración conversacional

“Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Jeremías 33.3

En su nivel más fundamental, la oración es comunión con Dios. Pero, a menudo, no captamos esta verdad y relegamos la práctica a un tiempo para hacer peticiones personales y expresarle nuestras preocupaciones. No hay nada malo en pedirle al Señor que satisfaga nuestras necesidades o que nos dé paz, pero cuando nuestra vida de oración no se eleva más allá de este nivel, desaprovechamos la experiencia completa que Dios quiere que tengamos. Ante todo, orar es cultivar la amistad con el Señor. Y al igual que cualquier otra relación, la calidad de nuestra comunión dependerá de un diálogo que sea rico. Muchas veces esperamos que Dios nos permita hablarle libremente, pero rara vez le damos la oportunidad de que nos responda. Para ser personas de oración, necesitamos equilibrar nuestra conversación con el saber escuchar humildemente.

Ideas erróneas:

  • Dios no quiere conversar conmigo; soy demasiado insignificante a sus ojos.
  • Me distraigo con facilidad y nunca seré capaz de desarrollar la capacidad de escuchar a Dios cuando oro.
  • Necesito hablar de una manera especial y en cierta posición, para que la oración sea efectiva.

Propósito de la disciplina:

  • Acercarnos más a Dios, conocerle mejor, y ser cada vez más parecido a Él.
  • Recibir dirección del Señor en cuanto a la vida cotidiana y el futuro.
  • Cultivar un corazón para las cosas que interesan a Dios.

Ponerlo en práctica

  • Busque un lugar tranquilo para encontrarse con Dios, en el que se sienta cómodo hablando en voz alta. Hacer esto puede ayudarle a enfocarse mientras derrama su corazón al Señor. También hará más evidente el contraste entre hablar y escuchar.
  • Si no está seguro de qué decir, entonces, consciente de que Él se interesa, comience diciéndole lo que más le abruma (1 P 5.7).
  • Después de hacerlo, descanse en silencio, dando a Dios el tiempo suficiente y sin apuros para que calme su espíritu e inspire sus pensamientos con los de Él.

6) Adoración sacrificial

“Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad”  Salmo 29.1, 2

Contemple la extensión del universo, los planetas moviéndose en perfecta alineación, y el esplendor de las estrellas y las nebulosas. David meditó en tal inmensidad, y respondió:


“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Sal 8.3, 4).

Debido a que Dios ama a sus hijos tan profundamente, Él dirige la vida de cada creyente, haciendo que todo sea para el bien de ellos. Como sus amadas creaciones, nosotros valemos más que incalculables universos, y toda una vida de adoración no sería suficiente para expresarle la gratitud que Él merece. Encima de todo esto, la adoración es la ofrenda de nosotros mismos a Dios, de nuestra vida a cambio de la suya. Nos damos como sacrificios vivos al Señor, demostrando nuestra devoción a Él, no solamente con nuestros recursos, sino también con nuestra propia vida, en los tiempos buenos y en los malos.

Ideas erróneas:

  • Con música es la única manera como puedo adorar a Dios.
  • La adoración es algo que puede tener lugar sólo cuando estoy en una iglesia.
  • Adoración es lo que hago cuando todo está bien en mi vida cuando me siento feliz, inspirado y satisfecho.

Propósito:

  • Demostrar su devoción a Dios dándole a Él todo su ser.
  • Humillarse ante el Creador, reconociendo su legítimo lugar en su vida.
  • Unirse a otros creyentes, particularmente en su congregación local.

Ponerlo en práctica

  • Estamos llamados a adorar “en espíritu y en verdad” (Jn 4.24). Pídale a Dios que le ayude a conectarse con Él de una manera auténtica, con adoración sincera, no por simple obligación, sino con un corazón dispuesto.
  • Siempre que sea posible, adore al Señor con otros creyentes mediante oraciones, cantos y actos de servicio.
  • Tenga en cuenta que todo lo que usted hace, desde lavar los platos, cuidar de su jardín o trabajar en su empleo, puede ser una ocasión para adorar —aunque lo haga en silencio en los rincones más profundos de su corazón.
Fuente: encontacto.org


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