Recuerde la fábula de de la tortuga y la liebre. La liebre y la tortuga se retan a una carrera. Indiscutiblemente la liebre toma una ventaja impresionante y al darse cuenta que es muy superior a la tortuga, se recuesta a descansar bajo un árbol y se queda dormida. Cuando se despierta, la tortuga está a punto de cruzar la meta, y a pesar del esfuerzo por alcanzar a la tortuga, esta resulta ganando la carrera.
Qué enseñanza contra la arrogancia, pero también contra aquellos que piensan que una llamarada de mucho esfuerzo y por un corto tiempo, les puede conseguir resultados duraderos. ¿Qué es mejor? ¿Correr 10 kilómetros diarios durante un mes y luego no volver a correr más? O ¿Correr 3 kilómetros, 3 veces por semana, toda su vida?
La constancia es la clave en todo lo que queremos alcanzar. Es cierto, mientras más hacemos y constantemente, más alcanzamos. Pero no tenemos que hacer demasiado diariamente para lograr resultados. La constancia en cualquier actividad, a lo largo del tiempo, nos permite hacer grandes cosas.
Imagine que un niño decide recoger una piedra todos los días cuando regresa a su casa y colocarla en su cuarto. Y repite esto todos los días durante 5 años ¿Cómo estará ese cuarto en 5 años? Tendrá ¡1,825 piedras! Todo los demás niños admirarán su bodega de piedras y dirán ¿Cómo lo hizo? Alguien querrá lograr la misma hazaña y recogerá 100 piedras hoy, 120 mañana, 80 pasado mañana y luego tirará la toalla porque es muy difícil y ya no aguanta el dolor de espalda. El no hizo mucho, hizo algo pequeño todos los días durante 5 años.
¿Qué tal si aplicamos el poder de la constancia a nuestra vida espiritual? Me refiero específicamente a leer la Biblia. Es en ella en donde encontramos la perfecta voluntad de Dios para los hombres. Una voluntad que es buena, agradable y perfecta. Que trae verdadera paz a la persona y a quienes lo rodean. ¿Cuánto conoce de la Biblia? ¿Cuántas veces la ha leído? ¿Ha comenzado en Enero pero siempre tira la toalla el mismo mes?
Quiero presentarle una forma muy sencilla para que usted pueda leer la Biblia de pasta a pasta:
1. Su meta hasta el día de su muerte, debe ser leer y practicar la Biblia todos los días de su vida.
2. Lea 1 capítulo de la Biblia todos los días de su vida.
3. Cuando termine vuelva a comenzar.
4. Anime a todos sus parientes y amigos a realizar estos 4 pasos.
Y si quiere incrementar los resultados de su lectura no lea 1 sino 2 o más capítulos todos los días de su vida. Está bien, alguno dirá no hay que leerla, hay que estudiarla. Estoy de acuerdo, pero sin leerla, no se puede estudiar. No sólo lea la Biblia, pregúntese cómo aplicarla a su vida y por qué cada autor dijo lo que dijo cuando lo dijo. Y al entenderla en el allá y en el entonces, podrá aplicarla al aquí y al ahora.
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