Si supiera

Esta semana me acompaña el hermano Lawrence en mis reflexiones, un monje del siglo XVII que no creyó en las oraciones convencionales y repetitivas, sino que propuso “practicar la presencia de Dios” durante el día mediante pequeñas oraciones elevadas de gratitud, de petición, de súplica.

Sugirió no perder de vista su presencia durante la jornada. Orar y laborar; laborar y orar. Un hermoso ejercicio que nos acerca más a Dios y nos hace conscientes de su interés por nosotros en todos los detalles del diario vivir.

Sin embargo, por hoy me quedo con una frase que me conmovió profundamente. “Si supiéramos cuánto nos ama el Señor, estaríamos listos para enfrentar la vida constantemente, con sus altas y bajas”.

¡Ah, si supiera! Si supiera que la presente aflicción es por mi bien, si supiera que la presente alegría es por mi bien, si supiera que la presente preocupación es infructuosa porque Dios ya tiene todo bajo control, si supiera que él me ama tanto…

Lo sé y no lo sé, lo intuyo y no lo intuyo. Gracias, hermano Lawrence, por recordarme cuánto me ama Dios.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.