Su prioridad para nosotros, nuestra intimidad con Dios

¿Quiere usted tener una vida plena y significativa? ¿Le gustaría hacer una contribución positiva en el mundo? Usted fue creado para andar en intimidad con Dios, y nada de lo que se diga en cuanto al impacto que puede hacer en su vida el tener una relación estrecha con Él, será suficiente. La prioridad máxima de Dios para usted es que tenga una comunión íntima con Él, porque así es como recibirá la fuerza, la sabiduría y la paciencia que necesitará para soportar y triunfar.

Por tanto, ríndase totalmente a Jesucristo, y pídale que abra su corazón a su infinito amor y misericordia. Es solo a través de su comunión con Dios que usted podrá realmente influir eternamente en las vidas de otras personas. Su verdadera intimidad con el Padre celestial mediante la oración, el estudio de su Palabra, la adoración, y los momentos de alabanza, se harán evidentes en cada aspecto de su vida; y esto tendrá una influencia positiva en cada persona con quién usted se encuentre.

La historia de Oseas revela el anhelo de Dios por una continua intimidad con su pueblo.

Sin cuestionar a Dios, Oseas lo obedeció y recibió a la prostituta Gomer para convertirla en su esposa. Aunque ella se apartó y tropezó varias veces con infidelidades, Oseas obedeció al Señor y no la desechó.

La poesía conmovedora de Oseas revela el anhelo de Dios por una intimidad sin interrupciones con su pueblo. ¿Alcanza a percibir la agonía en sus palabras?

¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel?… Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.» (Os 11.8).

Dios anhela una relación íntima con usted, y la demostración más dramática de amor de todos los tiempos, fue la provisión de su Hijo Jesucristo como el único medio para hacer posible tal intimidad. Dios es el Amante apasionado y fiel de su alma.

La historia de los Reyes Magos representa la historia de usted mismo en el gran plan de Dios.

Alabanza abundante y con pasión

Los magos viajaron anhelantes hacia Belén para darle una bienvenida propia de la realeza al pequeño Jesús, el regalo prometido de Dios a la humanidad. Empacaron oro, incienso y mirra para sumarse a la adoración celestial del Rey nacido.

Aquellos hombres fueron una parte importante de la celebración que rodeó el nacimiento de Cristo. De hecho, le representaron a usted en el gran plan de Dios. Ellos vinieron a adorar al Señor de señores y al Rey de reyes, y su visita al niño Jesús simboliza los miles de hombres y mujeres que han buscado humildemente al Mesías a lo largo de la historia.

A través de su propia búsqueda y su servicio, usted se convierte en parte de la sinfonía celestial que da alabanza apasionada al Salvador. Permita que su ser rebose en melodías gozosas por la presencia real de Cristo. Al igual que los reyes magos, usted se ha sumado a una gran multitud en una adoración que durará por toda la eternidad. Búsquelo y ofrézcale su alabanza, porque Él ciertamente es digno.

Pase tiempo en oración pidiéndole a Dios que le atraiga a una íntima comunión con Él, y que transforme su vida para que pueda influenciar al mundo en bienestar del reino de Dios.

Pídale a Dios que se le revele por medio de su Palabra, de la adoración, de sus circunstancias, y de otros creyentes fuertes.