Dios no quiere grandes líderes, sino un pueblo con dirección.
Dios no quiere grandes predicadores, sino almas salvas.
Dios no quiere grandes siervos, sino modelos de sacrificio.
Dios no quiere grandes cantantes, sino una adoración genuina.
Dios no quiere grandes músicos, sino un ambiente propicio.
Dios no quiere cristianos conocidos, sino cristianos que le conozcan.
A Dios le interesa más que el qué se logre, que el quién lo logre.
A Dios no le importa quién lo haga, sino que se haga.
Dios quiere personas comprometidas que busquen Su visión y no su visión.
Talvez actuando como Dios quiere seremos desconocidos, pero útiles para el Reino.
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