Tu, Señor, eres escudo

Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Efesios 6:16

El escudo de la fe es un elemento de la armadura indispensable. Como cualquier escudo físico, sin él estamos desprovistos ante los ataques del enemigo. En Efesios Pablo define estos ataques del enemigo como dardos de fuego. Y me encanta esta descripción porque son objetos que pinchan y se clavan en nosotros, o sea que en un principio si nos dan, duelen, pero además están rodeados por fuego.
La característica del fuego es que consume todo lo que está a su alrededor. Si una pequeña llama se enciende en un bosque lleno de hierbajos secos, pronto tendremos un gran incendio asolando el bosque entero, por la facilidad con que este se habrá extendido. De la misma manera pasa con los dardos de Satanás, no solo duelen en un primer momento sino que luego siguen haciendo daño y adentrándose hasta el fondo de nuestro ser. Esto parece muy muy peligroso, pero no debemos temer, tenemos las herramientas necesarias (y más que necesarias) para protegernos de este enemigo tant poderoso.
Está claro que no debemos temer a nadie más que a Dios y por eso el Señor nos da el escudo de la fe. Eso si, debemos usarlo. Quiero decir que no solo por tener el escudo escondido en un rincón, este nos va a proteger de las asechanzas del diablo, debemos tener arte en el uso de este escudo (la fe) y perfeccionarnos en su uso. Esto se consigue teniendo paciencia, y esperando en fe a que el Señor nos muestre sus caminos o voluntades.

En definitiva nuestra tarea es tener fe, usar de este escudo. Así tenemos dos cosas seguras (seguro que más pero ahora me gustaría remarcar estas dos): primero que estamos protegidos ante los mas que seguros ataques del enemigo, y segundo que Dios nos va a ir guiando a Su voluntad y a una vida guiada por Su amor y Poder, y ¿sabeis porque? porque habremos estado mirando fijamente a nuestro Creador a través de esta fe preciosa.

Que el Señor nos bendiga y ayuda a usar este escudo tan precioso que nos regala, la FE.
un abrazo! bendiciones 🙂


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