Urge reforma del sistema penal judiciario Pakistán debido al caso Asia Bibi

El caso de Asia Bibi – la mujer cristiana condenada a muerte por blasfemia – ha puesto de relieve la urgencia de una reforma integral del sistema penal judiciario en Pakistán. el International Crisis Group (ICG) think-tank con sede en Bruselas y oficinas en todo el mundo, de acuerdo con esta posición ya expresada por activistas de derechos humanos, líderes cristianos, juristas musulmanes y representantes de la sociedad civil en Pakistán, informó ayer la agencia Fides.

El nuevo informe del ICG, titulado “La reforma del sistema penal judiciario de Pakistán”, señala que “el mal funcionamiento del sistema penal genera riesgos para la seguridad domestica, regional e internacional”.

Hoy se le está exigiendo al gobierno que implemente una revisión del sistema que presenta deficiencias en la fase investigativa; falta de medios modernos y de transparencia, y que se caracteriza principalmente por “la corrupción, la intimidación y la interferencia externa, incluso por agencias de inteligencia militar”, que a veces impiden, a priori, las acusaciones y los juicios. El resultado de esta situación es la caída de la confianza de los ciudadanos, que ya no creen en la justicia.

El informe del ICG, pide al gobierno que se realice la abolición de las leyes discriminatorias e injustas (como la ley sobre la blasfemia, por la que fue condenada Asia Bibi) y establecer un sólido programa de protección de testigos: al no existir esto, muchos delitos graves quedan impunes y sucede que militantes y terroristas son puestos en libertad bajo fianza.

La ineficiencia del sistema se demuestra por el bajo índice de condenas, en torno al 5-10%, en comparación con los juicios celebrados. Los tribunales de Pakistán, por ejemplo, no han podido condenar a los responsables de los graves atentados, como el del 2008 a la embajada danesa; como la explosión en el Hotel Marriot en Islamabad en septiembre de 2008 o como el ataque a la Academia de policía de Lahore en 2009.

Existen miles de procesos injustos contra individuos, a menudo pobres e indefensos, como Asia Bibi, víctimas inocentes de un sistema que ha demostrado estar expuesto muy fácilmente a las influencias, presiones de los extremistas, e investigaciones “a favor de una sola parte”.


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