«Y NO ENTRISTEZCÁIS AL ESPÍRITU SANTO…» (Efesios 4:30)
La palabra ‘entristecer’ viene del griego: ‘lupete’ y describe el dolor que experimentan dos personas profundamente enamoradas. También muestra la imagen de un esposo o una esposa que acaba de descubrir que su «media naranja» le ha sido infiel.
¡Tu relación con el Espíritu Santo es muy importante! Si no te lo crees, intenta vivir un solo día sin Él. Así como una persona enamorada piensa constantemente en su amado y desea estar con él.
El Espíritu Santo nos conforta, nos protege, nos guía, nos fortalece, y añora estar cerca de nosotros para revelarse. Pero cuando actuamos, hablamos y respondemos como todo el mundo, hacemos que el Espíritu Santo sufra el dolor producido por la traición.
Debemos darnos cuenta de lo precioso que es tener al Espíritu Santo en nuestras vidas, y honrarle, asegurándonos de que llevamos una vida íntegra y comprometida.
No entristezcas al Espíritu Santo de Dios
Si nuestra conducta ha sido incorrecta, deberíamos confesar nuestros pecados y así ser purificados por la sangre de Jesús para que podamos restaurar nuestra comunión con Él. Por lo tanto, antes de que te lances a un nuevo y frenético día, detente y ora:
«Espíritu Santo, ¿hay algo en mi vida que te entristezca? Si es así, revélamelo para que yo pueda cambiarlo. Perdóname por deshonrarte con mis actitudes y acciones. Desde hoy mismo, quiero vivir cada momento con la intención de agradarte y no entristecerte nunca más.
Esperamos con todo el corazón que este texto haya entrado en lo profundo de tu ser, y que hoy sea el tiempo para comenzar a tener una «Nueva Intimidad con el Espíritu Santo de Dios»
Él nos anhela ardientemente y quiere cada día revelarnos cosas grandiosas para nuestro favor y para la bendición de muchos. Dios es un Dios de extensión y siempre piensa en multiplicación de almas salvas por medio de Jesucristo, y tu eres el agente de todo este plan.
Oro para que seamos guiados por el Espíritu Santo y no llevados por cualquier cosa en la vida. En el Nombre de Jesús. Amén».
