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Cuantas piedras y tropiezas nos toca caminar por la travesía de la vida. Se presentan escollos, túneles oscuros, mares turbulento, éstas tormentas parecen ahogar nuestra vida. A veces sin siquiera poder gritar y decirle a Dios “ayúdame”. Pero, ¿está Dios ciego, o sordo, mudo acaso? Cuantos se hacen esta pregunta en en medio de la aflicción

Sin importar lo que usted haya vivido o esté viviendo, Jesús quiere liberarlo. Aunque Jesús ascendió al cielo y está sentado a la diestra del Padre, la verdad sigue haciendo libre a la gente hoy, y Jesús es la verdad. El Señor tiene un plan específico para su libertad .Él sabe exactamente lo que usted necesita, cuándo lo necesita y de dónde debe venir. Tratar de resolver un trastorno ansioso con el mero razonamiento humano es evidentemente fútil. Nuestras ideas pueden parecer muy astutas en el fragor de la batalla. La tentación es apoyarse en nuestro propio entendimiento más que confiar en el Señor con todo nuestro corazón. El Señor promete guiar nuestros pasos cuando le reconocemos en todos nuestros caminos. Necesitamos la guía de Dios para hallar la raíz que causa el miedo y la pura gracia de Dios para vencerlo.

LA BENDICION DEL PADRE Visite aquella noche su casa invitado por un Pastor amigo. Todavía no sabía con lo me encontraría minutos después. Un evento que cambió mi manera de mirar y me ayudó a darme cuenta de cuanto bien nos haría en las familias si lo sucedido esa noche ocurriera en cada hogar de América.

CUIDANDO MI CUERPO “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios”. (1 Corintios 6:18-19)

Todos podemos encontrar dificultades en la educación de los hijos. A medida que crecen, algunos sacuden cada vez más los principios de educación enseñados en su familia. Por eso se dice: «Pequeños niños, pequeños problemas, grandes hijos, grandes problemas».

La mayor manifestación de la altivez y la soberbia, es pretender vivir sin DIOS. Es creer que no necesitamos a DIOS y podemos vivir en este mundo separados de Él. Este orgullo es uno de los mayores pecados. Como se dijo en otra oportunidad, nosotros no estamos diseñados para vivir sin DIOS. DIOS nos manifiesta muchas veces que no temamos porque ÉL va a estar con nosotros. Es decir, la vida sin DIOS, sin contar con su amor y ayuda se nos hará demasiado pesa

La evangelización es un llamado urgente a recoger una cosecha que ya está madura. Los campos están blancos; ya están listos para la siega. El Espíritu Santo, a través de tantos sermones predicados por labios consagrados de laicos y pastores y centenares de estudios bíblicos presentados, ha despertado en muchos corazones el deseo de beber del agua de la vida.

La mayoría de las personas ocultan sus secretos familiares. Casi no hablan del tío estafador ni de la tía abuela prostituta. Tales historias son tabú en las reuniones familiares, y no hay registro de ellas en la Biblia familiar. Así es a menos que usted sea el Dios-hombre. Jesús muestra las manzanas podridas de su árbol familiar en el primer capítulo del Nuevo Testamento. Usted apenas ha empezado el evangelio de Mateo cuando se da cuenta de que Jesús es de la sociedad de la aureola inclinada. Rahab, era una ramera de Jericó. El abuelo Jacob era tan taimado como para merecer un brazalete eléctrico en el tobillo. David tenía una personalidad tan irregular como una pintura de Picasso, un día escribía Salmos y al siguiente seducía a la esposa de su capitán. Sin embargo, ¿borró Jesús su nombre de la lista? Absolutamente no.

Miriam, una jovencita de dieciocho años, muy comprometida en su servicio al Señor, fue atropellada por un autobús mientras caminaba hacia la iglesia, con la Biblia y el himnario bajo el brazo. Su cuerpo sin vida quedó tendido en la carretera, junto al libro sagrado. Rosita, una niña de siete años, comunicó a su madre que, mientras caminaba de la escuela a la casa con otras compañeritas, un enorme perro detrás de una cerca hacía esfuerzos por salir para atacarlas. Su madre le aconsejó: «Si un día el perro sale, no corras; quédate quietecita orando y Jesús te cuidará». Un día el perro saltó la cerca. Todas corrieron, menos Rosita. Se quedó quietecita orando. Sin embargo, el perro la mordió.

Moisés le preguntó a Dios su nombre mientras se encontraba ante el árbol que estaba en fuego. Dios le dijo a Moisés, “YO SOY EL QUE SOY” (Éxodos 3:14). Él es el eterno “YO SOY,” el mismo de ayer, de hoy y por los siglos quien hace su pacto con su pueblo. Él es el Dios de salvación. Así como el Dios de gracia, Él es el enviado a ser cualquier cosa que sea necesaria para proveer las necesidades de su pueblo. “Él es el enviado.”

-“No sale de la iglesia”, “Este no suelta la biblia”, “este es un fanático” -El aludido se siente avergonzado y dice ¿Quién yo? Y busca una excusa para evitar la burla. En lo referente a la fe Cristiana no tenemos que ser tímidos ni avergonzarnos, por el contrario tenemos que sentirnos orgullosos de nuestra fe.

Hablar de orar para algunos resulta difícil, para otros la oración es algo que ignoran a tal punto, que más de uno ante la insistencia de orar responderá como lo hizo un día don Sufrido, cuando fue a contarle todos sus problemas y sufrimientos al pastor este le dijo: ora hijo, ora hijo. Y Don sufrido contesto es las 9 y 30 pastor.

"Hay quienes han conocido el amor perdonador de Cristo y son realmente hijos de Dios; sin embargo , reconocen que su carácter es imperfecto y su vida defectuosa, y están propensos a dudar de que sus corazones hallan sido regenerados por el Espíritu Santo. A los tales quiero decirles que no se abandonen a la desesperación . Tenemos a menudo que postrarnos y llorar a los pies de Jesús por causas de nuestras culpas y errores ; pero no debemos desanimarnos. Aun si somos vencidos , no somos desechados, ni abandonados , ni rechazados por Dios"

El derrotismo cristiano entristece a Dios. Debemos rechazar a permanecer como meros expectadores mientras nuestra nación es envuelta en las tinieblas. Los discípulos del Señor deben ser conquistadores y no conquistados. Será que ya olvidamos de que los cristianos del primer siglo, enfrentando dificultades mayores, "cambiaron el mundo de cabeza para bajo"? Será que habemos nos dejado abatir por las tribulaciones a punto de olvidar del orden de Cristo, "Negociad entre tanto que vengo."