1 Corintios 6:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de 1 Corintios 6:1 | Comentario Bíblico Online

1. Pablo comienza este capítulo reprendiendo a los corintios de ventilar sus pleitos ante los tribunales del Estado, con lo que se rebaja evidentemente la dignidad del nombre cristiano. Nótese la forma vehemente con que se expresa (v. 1Co 6:1): «¿Se atreve alguno de vosotros …?» Como si dijese: «¿Es posible que algún miembro de vuestra congregación tenga la cara tan dura como para llevar a los tribunales a otro hermano de la misma fe y aun de la misma asamblea?» Llama «injustos» a los jueces seculares como sinónimo del «inicuos» de Hch 2:23, aplicable a los no creyentes y a los paganos en general; no indica con ello que los tribunales de Corinto fuesen dominados por el soborno, la corrupción o la injusticia en general. Santos, por contraste, es el denominador común de los creyentes por estar lavados de sus pecados y consagrados a Dios.

2. Les recuerda a continuación algo que sirve de agravante a este pecado (vv. 1Co 6:2, 1Co 6:3): «¿O no sabéis que los santos (los creyentes) han de juzgar al mundo?… ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?» Estas frases requieren especial atención.

(A) El mundo no tiene aquí sentido peyorativo, sino que incluye el Universo visible sobre el que Cristo, Cabeza de la Iglesia, está entronizado (Rom 8:34) y, con Él, los creyentes, ya legalmente ahora (Efe 2:6) y realmente después (Apo 20:4, Apo 20:6). Comoquiera que juzgar equivale (con frecuencia, en la Biblia) a gobernar, es muy probable que aquí no signifique que los creyentes han de participar, con el Señor, en el acto de dictar sentencia, en el Juicio Final, en contra o a favor de los habitantes del orbe. La elevada posición que, en Cristo y con Cristo, mostrarán en el último día basta para interpretar estas frases en sentido de preeminencia y dominio (comp. con Heb 2:5.).

(B) Todavía está más claro que no se trata de dictar sentencia en el caso de los ángeles, ya que no hay motivo para ver aquí únicamente a los ángeles caídos o demonios. Dice Hodge: «Esta explicación evita la dificultad de suponer que los ángeles buenos han de ser llamados a juicio; y armoniza con lo que la Biblia enseña de la subordinación de los ángeles a Cristo, y a la Iglesia que está en Él».

(C) Lo que a Pablo le interesa destacar aquí es el contraste entre la elevada condición espiritual de los creyentes no sólo por encima del mundo, sino también de los ángeles (v. Heb 1:14), y las trivialidades temporales (vv. 1Co 6:2, 1Co 6:3: «los casos menos importantes … las cosas de esta vida»). Sobre estas cosas, de tan poca importancia frente a lo espiritual y lo eterno, acudían a los tribunales del mundo los fieles de Corinto. ¡Qué degradación y qué vergüenza!

3. La condicional con subjuntivo: «En caso de que tengáis …» (lit.) del versículo 1Co 6:4 indica dos cosas:

(A) Que esas cosas de esta vida (nótese el énfasis de Pablo al situarlas al comienzo del versículo por hipérbaton) no deberían en modo alguno dar ocasión para llevarlas ante los tribunales seculares; más aún, tales litigios no deberían surgir entre hermanos (comp. con el v. 1Co 6:6).

(B) Que la interpretación de la frase final del versículo 1Co 6:4 al considerar, sobre todo, su conexión con el versículo 1Co 6:5, debe hallarse en la línea de un imperativo irónico. En efecto, no es probable que los que no significan nada (lit.) en la iglesia se refiera a los jueces seculares, aunque no pueda descartarse del todo la posibilidad de esta interpretación (en este caso, el verbo poner habría de estar en indicativo (¿ponéis …?). Menos probable es todavía que los insignificantes en la iglesia fuesen (presente de imperativo) los que habrían de juzgar en tales litigios (ya se trate de jueces seculares o de creyentes incultos), pues el apóstol agrega (v. 1Co 6:5): «¿No hay entre vosotros sabio (esto es, lo suficientemente entendido), ni aun uno para servir de árbitro en tales casos?»

Tras este breve análisis, propongo (nota del traductor) como más probable y clara la versión que hace J. Leal de los versículos 1Co 6:4-6: «Pues cuando tengáis litigios temporales, tomad por jueces a los que son menos en la iglesia. Os lo digo para afrenta vuestra. ¿acaso no hay entre vosotros ningún sabio que pueda hacer de árbitro entre sus hermanos? ¡Está bien que pleitee hermano contra hermano, y eso ante los infieles!» (la última frase, como es obvio, está vertida en forma de ironía). Nótese la fuerza del «¡y eso!». Comenta Morris: «Ya es cosa asombrosa el que un hermano quiera litigar contra otro hermano. Si lo hace, es todavía más asombroso el que lo haga delante de no creyentes».

4. Después de lamentarse de lo que ocurre, el apóstol pasa a recomendar el remedio contra tales males (v. 1Co 6:7). El remedio se entiende mejor, al dar al griego héttema, que suele traducirse por «falta», su significado preciso de «derrota» o «fracaso». Bien traduce la NVI: «El hecho mismo de tener pleitos entre vosotros ya significa un completo fracaso de vuestra parte». Es cierto que el remedio propuesto requiere por parte del creyente un alto grado de espiritualidad, pero el discípulo de Cristo ha de seguir las pisadas de su Maestro (v. 1Co 6:7): «¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?» Un despojo y una pérdida materiales son siempre mejores que una derrota y una pérdida espirituales.

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