1 Samuel 2:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Acción de gracias de Ana, dictada, no sólo por el espíritu de oración, sino por el espíritu de profecía. Obsérvese en general: 1. Reconoció el favor que había recibido de Dios y le tributó alabanzas con gratitud. La alabanza es como la renta o tributo del capital de favores que Dios nos otorga. Somos injustos si no le pagamos ese tributo. 2. El favor que había recibido era una respuesta a la oración y, por consiguiente, se sintió especialmente obligada a dar las gracias por él. 3. Su acción de gracias es llamada aquí oración: Y Ana oró y dijo (v. 1Sa 2:1), ya que la acción de gracias es una parte esencial de la oración. Anteriormente (1Sa 1:13) Su voz no se oía, pero en su acción de gracias habló para que todos pudieran oírla. Anteriormente había proferido su súplica con gemidos indecibles (Rom 8:26), pero ahora se abrían sus labios para proclamar las alabanzas de Dios. Tres cosas podemos observar en esta oración de acción de gracias:

I. El regocijo de Ana en Dios, en sus gloriosas perfecciones y en las grandes cosas que ha hecho por ella (vv. 1Sa 2:1-3).

1. Cuán grandes cosas dice de Dios. Muy poco se detiene en la merced particular que era la causa de su regocijo. Casi pasa por alto el don, para mejor alabar al donante, mientras la mayoría de los hombres se olvidan del dador para adherirse únicamente al regalo. Cuatro son los atributos gloriosos de Dios que Ana celebra aquí: (A) Su santidad absoluta: No hay santo como Jehová (v. 1Sa 2:2). (B) Su poder omnímodo: Y no hay refugio (lit. roca) como el Dios nuestro (v. 1Sa 2:2). (C) Su inescrutable sabiduría: Porque el Dios de todo saber es Jehová (v. 1Sa 2:3). (D) Su justicia infalible: Y a Él toca el pesar las acciones (v. 1Sa 2:3).

2. Cómo se solaza en estas cosas. La gloria que a Dios damos es, a la vez, nuestro consuelo y ánimo. Ana glorifica a Dios: (A) Con santo gozo: Mi corazón se regocija en Jehová (v. 1Sa 2:1); no tanto en su hijo como en su Dios. (B) En tono triunfal: Jehová ha levantado mi frente (lit. mi cuerno. V. 1Sa 2:1); no sólo se ha salvado mi reputación al tener un hijo, sino que se ha puesto muy en alto al tener tal hijo. El cuerno de los animales es el símbolo de su fuerza, de su poder; cuando es levantado el cuerno de un ser humano, simboliza su posición fuerte, segura y confiada. Mi boca se ensancha sobre mis enemigos. Como si dijese: Ahora puedo contestar cumplidamente a los que me echaban en cara el oprobio.

3. Cómo cierra la boca a los que se exaltaban en rivalidad y rebelión contra Dios: No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca (v. 1Sa 2:3).

II. La percepción que tiene de la sabiduría y de la soberanía de la divina Providencia en la manera de disponer los asuntos de la humanidad.

1. Los fuertes son debilitados, y los débiles son fortalecidos cuando Dios lo tiene a bien (v. 1Sa 2:4). Por una parte, al mandato de Dios, se quiebran los arcos de los fuertes; se quedan desarmados, impotentes para llevar a cabo lo que hacían antes y lo que planeaban hacer después. Por otra parte, al mandato de Dios, los que antes tropezaban de pura debilidad y ni aun se podían tener en pie, se ciñen de poder en cuerpo y alma y se sienten capaces de llevar a cabo grandes cosas.

2. Los ricos se empobrecen rápidamente, mientras que, cosa extraña, los pobres se enriquecen de repente (v. 1Sa 2:5). Las riquezas son fugaces (Pro 23:5) y, al huir, dejan en la miseria a quienes habían puesto en ellas su felicidad. Para quienes han estado hartos y se han movido a sus anchas, la pobreza y la esclavitud por fuerza han de ser doblemente gravosas. Pero, por otra parte, la Providencia dispone que los hambrientos dejen de tener hambre, esto es, que tengan que alquilarse por pan como lo habían hecho antes. A veces, estos cambios ocurren en una misma persona, como en Job, quien fue primero rico; después, pobre; y, al final, rico de nuevo; Dios le dio, le quitó y le volvió a dar. Que los ricos no se vuelvan orgullosos y confiados, porque Dios los puede empobrecer rápidamente; y que los pobres no sean desconfiados ni se desesperen, porque Dios los puede enriquecer a su debido tiempo.

3. Hogares vacíos quedan llenos, y familias numerosas disminuyen hasta casi desaparecer. Mientras la estéril da a luz siete hijos (v. 1Sa 2:5), siendo siete número simbólico de una bendición completa de Dios a una madre judía (v. Rut 4:15), la que tenía muchos hijos, languidece. Aquí se ve Ana a sí misma, pues, aun cuando al presente sólo tenía un hijo, como este hijo estaba completamente dedicado al Señor era para ella tan bueno como siete. También puede verse aquí el lenguaje de la fe, ya que, al haber tenido uno, cobró esperanzas de tener más, y no quedó defraudada (v. 1Sa 2:21).

4. Dios es el Dueño soberano de la vida y de la muerte (v. 1Sa 2:6): Jehová mata, y Él da vida. Para Dios no hay nada demasiado difícil, ni siquiera resucitar a los muertos y poner vida en huesos secos y dispersos (Eze 37:1-28).

5. Subir y bajar en la vida, a Dios se deben también. A unos los hace descender y a otros los levanta: Abate y enaltece (v. 1Sa 2:7); humilla al orgulloso, y da gracia y honor al humilde. Sólo Dios tiene poder suficiente para abatir a los orgullosos y quebrantar a los impíos (Job 40:11-14). También es Él quien levanta con su salvación a los que se humillan delante de Él (Stg 4:10). De esta forma tan extraña fueron elevados José y Daniel de una prisión a un palacio, y Moisés y David lo fueron de un cayado de pastor a un cetro de gobernante.

6. La razón última de todas estas disposiciones divinas, que nos obligan a someternos a ellas, es que de Jehová son las columnas de la tierra, y Él afirmó (esto es, estableció, aseguró) sobre ellas el mundo (v. 1Sa 2:8). (A) Si entendemos esto al pie de la letra, indica el poder omnipotente de Dios, que no puede ser resistido ni manipulado. Él sostiene la creación entera con su palabra poderosa (comp. Heb 1:3). ¿Qué no podrá hacer en los asuntos de las familias y en las vicisitudes de las naciones el que cuelga la tierra sobre la nada? (Job 26:7) (B) Pero si lo entendemos en sentido figurado, nos muestra su soberanía indiscutible. Los príncipes y los magnates de la tierra, los jefes de Estado y de gobierno, son como columnas y quicios en torno a los cuales parecen girar los avatares del mundo, pero todos ellos están bajo el control de Dios. De Él han recibido su poder y autoridad y, por eso, Él puede elevar o abatir a quien le plazca.

III. Una predicción de la preservación y del bienestar de los fieles amigos de Dios, y de la destrucción de todos los enemigos de Dios y de ellos. Después de haber expresado su júbilo triunfal por lo que Dios ha hecho y está haciendo, concluye con la alegre esperanza de lo que Dios ha de hacer en lo futuro (vv. 1Sa 2:9-10). En aquellos días, los afectos piadosos se elevaban muchas veces hasta las alturas de la profecía. Esta profecía puede referirse:

1. En una perspectiva cercana, al gobierno que Samuel había de ejercer en Israel y, después, David, quien había de ser ungido por Samuel. Israel (que en el tiempo de los Jueces había llegado tan a menos y a duras penas podía subsistir como nación) iba a convertirse en breve en una nación grande e importante, que impondría su ley a las naciones vecinas. Éste iba a ser un cambio extraordinario y el nacimiento de Samuel venía a ser como el alborear de ese día.

2. Pero tenemos razones para pensar que esta profecía era de más largo alcance, que apuntaba al reino de Cristo y a la administración de ese reino de gracia del que ahora va a hablar, después de haber hablado profusamente del reino de la providencia. Por vez primera en la Biblia aparece aquí el vocablo Mesías (el «Ungido») del versículo 1Sa 2:10. Los expositores antiguos, tanto judíos como cristianos, veían en este Mesías al «Hijo de David», más bien que a David mismo. De este reino del gran Mediador se nos dicen aquí cosas gloriosas, pues se nos asegura:

(A) Que todos sus súbditos leales serán protegidos con todo cuidado y toda seguridad (v. 1Sa 2:9): Él guarda los pies de sus santos. Y si guarda los pies, mucho mejor guardará el corazón y la cabeza. Guardará sus pies al establecerlos en terreno firme del que no resbalen ni caigan; su caminar será seguro y confiado, sin peligro de desvíos ni frustraciones. Él les pondrá en guardia de gracia en sus afectos y acciones, a fin de que no tropiecen.

(B) Que todos los poderes empeñados en la destrucción de ese reino no serán capaces de llevar a cabo su ruina. Al contrario, los enemigos de ese reino serán quebrantados y abatidos: Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios, y sobre ellos tronará desde los cielos (v. 1Sa 2:10). Al contrario que los súbditos leales, quienes caminarán seguros a la luz de la Palabra de Dios (v. Sal 119:105), los impíos perecen en tinieblas (v. 1Sa 2:9).

(C) Que las conquistas de este reino se extenderán a lejanos confines: Jehová juzgará los confines de la tierra. Las conquistas de David se extendieron mucho, pero los confines de la tierra le son prometidos al Mesías como posesión suya (Sal 2:8).

(D) Que el poder y el honor del Mesías Rey aumentarán más y más: Dará poder a su Rey, para que pueda llevar a cabo su gran empresa (Sal 89:21; comp. con Luc 22:43), le fortalecerá en medio de las dificultades de su humillación y hará que levante la cabeza (Sal 110:7) porque Jehová exaltará el poderío (lit. cuerno), la fuerza y el honor, de su Ungido, y hará que sea el más excelso de los reyes de la tierra (Sal 89:27).

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