1 Timoteo 4:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1. La conjunción adversativa suave de con que se establece la conexión con el capítulo precedente puede cómodamente suprimirse, como hace la NVI. En realidad, dicha conjunción marca aquí cierto contraste con lo que Pablo acaba de decir acerca del misterio de la piedad. Ese contraste aparece, del modo más claro, en el versículo 1Ti 4:7.

2. El apóstol describe el contenido de la apostasía en los versículos 1Ti 4:1-3, y refuta el fundamento gnóstico-maniqueo que subyace a las falsas doctrinas de los seudodoctores en los versículos 1Ti 4:4 y 1Ti 4:5.

3. Comienza diciendo (v. 1Ti 4:1): «El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe e irán en pos de espíritus engañadores y de enseñanzas propias de demonios» (NVI). Veamos:

(A) El ministerio del Espíritu Santo en revelaciones de tipo apocalíptico se pone de relieve con ese «dice claramente (o expresamente) …», ya que al presente continuativo griego léguei añade el adverbio rhetós, expresamente, sin vaguedad de ninguna clase. En Hch 20:29, Hch 20:30, el apóstol había advertido a los ancianos de Éfeso lo que él sabía que iba a suceder sin tardar mucho. En Col 2:16-23Col 2:16-23, había vuelto a la carga, porque el error gnóstico-judaico se estaba introduciendo. Ahora lo expone en todo su siniestro carácter.

(B) Los últimos tiempos (comp. con 1Jn 2:18) no son los días anteriores al Juicio Final, sino, como ya hemos dicho en otras ocasiones, representan todo el espacio de tiempo entre la Primera y la Segunda Venidas del Señor, especialmente desde el momento en que se presenta una oposición cerrada contra Cristo y contra el cristianismo. Por eso, dice 1Jn 2:18: «aun ahora han surgido muchos anticristos». En realidad, «Pablo vuelve aquí a su ataque contra la herejía» (Ryrie).

(C) Inspirado por el Espíritu, Pablo dice que algunos apostatarán (gr. apostesóntai, de donde se deriva apostasía) de la fe; es decir, se apartarán definitivamente de la doctrina ortodoxa cristiana. El verbo griego es mucho más fuerte que el empleado en 1Ti 1:6 para «desviándose» y hasta más que el usado en 1Ti 1:19 para «naufragar».

(D) Pablo atribuye la causa de esta apostasía a que los aludidos en el pronombre indefinido «algunos», están escuchando (participio de presente) o, más literalmente, se están adhiriendo (el mismo verbo de 1Ti 1:4 y 1Ti 3:8) a espíritus engañadores (comp. con 1Jn 4:6) y a doctrinas de demonios. No se trata de dos agencias distintas del error, sino a una sola, y pone de relieve, la primera frase, la enseñanza, y la segunda, los maestros del error, ya que, en último término, los falsos doctores humanos enseñan doctrinas inspiradas por los demonios (comp. con Efe 6:11, Efe 6:12).

4. Continuando con la exposición de tales falsas enseñanzas (vv. 1Ti 4:2, 1Ti 4:3), dice Pablo de los falsos maestros humanos, inspirados por los demonios: «Que están hablando mentiras con hipocresía, habiendo cauterizado su propia conciencia, que están prohibiendo casarse (y están mandando) abstenerse de alimentos que Dios creó para tomarse con acción de gracias por parte de los fieles y de los que han conocido plenamente la verdad» (lit.). En esta versión literal del pasaje, vemos que:

(A) Estos falsos maestros, inspirados por los demonios, hablan de continuo mentira con hipocresía. Esto significa que ocultan la falsedad con capa de verdad y de sinceridad; introducen el veneno al aparentar que dicen la verdad y que buscan el bien de los oyentes (comp. con Gén 3:1-5, donde se escucha al consumado Maestro de la mentira, así como con Jua 8:44; Efe 4:14).

(B) Mediante el uso del participio de pretérito perfecto («habiendo cauterizado …»), cronológica y lógicamente anterior al participio de presente «que hablan mentiras …», el apóstol da a entender que la desvergüenza con que los falsos doctores enseñan el error se debe a que, de antemano, han tornado insensible su propia conciencia. El verbo kausteriázo que aquí usa Pablo (y es la única vez que ocurre en todo el Nuevo Testamento) significa quemar, aplicar un hierro ardiente, ya para curar una herida que tarda en cicatrizar, ya para marcar a un esclavo o un animal, e indicar así quién es su dueño. En este último caso, la marca indicaría que el dueño de tales falsos maestros es el diablo. Pero la metáfora cuadra mejor aquí con el sentido de hacer insensible la propia conciencia, e impidir así que reaccione debidamente ante el vicio y el error. Dice Hendriksen: «Han llegado así al punto en que la conciencia ya no les incomoda por más tiempo».

(C) Entre las falsedades que enseñan está la de prohibir casarse. El gnosticismo, cuyos principios fundamentales estudiaremos en la introducción a la primera Epístola de Juan, sostenía que la materia era de suyo mala éticamente; por tanto, lo perteneciente a la materia, como lo es la procreación, es indigno de una persona «espiritual». Dos siglos más tarde, surgió de la misma raíz el maniqueísmo, con las mismas tendencias ascéticas falsas. La ascética que, hasta hace pocos años, se ha enseñado y practicado, desde los primeros siglos, en la Iglesia de Roma, contiene resabios maniqueos, por lo que, aun cuando el matrimonio ha sido tenido por legítimo, y hasta como sacramento, el celibato se ha considerado como grado de mayor espiritualidad e impuesto así a todos los aspirantes al sacerdocio, y aun al diaconado y subdiaconado, en las comunidades de rito latino. Esto tiene, pues, cierto tinte de la falsa doctrina que el apóstol ataca aquí.

(D) Otra de las falsedades que estos maestros, inspirados por los demonios, enseñaban era la prohibición de ciertos alimentos. Este es el sentido del original, aunque la construcción gramatical desconcierta a primera vista, por lo que las versiones suplen las palabras que hemos puesto entre paréntesis («y están mandando»). Aquí se echan de ver elementos de tipo judaico, como los que vimos en Col 2:16-23Col 2:16-23.

5. El apóstol hace ver a continuación (vv. 1Ti 4:3-5) que esta última prohibición, no sólo no sirve para fomentar la espiritualidad del creyente, sino que es contraria a la voluntad de Dios.

(A) «Dios creó, dice, dichos alimentos (v. 1Ti 4:3) para que sean tomados con acción de gracias por los fieles y que han conocido plenamente la verdad». Compárese con Rom 14:6; 1Co 10:30, 1Co 10:31 y el versículo 1Ti 4:4 de este mismo capítulo, para ver la constante enseñanza del apóstol acerca de esto (v. en Mar 7:19). Todo es bueno, con acción de gracias, para la gloria de Dios, en quienes son creyentes. Sin embargo, el apóstol usa el adjetivo pistós, que propiamente significa fiel: el creyente de quien Dios puede fiarse. Por eso añade, uniéndolos con un solo artículo (con lo que viene a mostrar que se trata de las mismas personas): «y que han conocido plenamente la verdad». No se les puede tachar, pues, de ser «poco espirituales».

(B) El apóstol prosigue su argumentación, y acumula razones en la misma línea que ha trazado en el versículo 1Ti 4:3, y dice ahora (v. 1Ti 4:4): «Porque todo lo que Dios creó es bueno (comp. con Gén 1:31), y nada es de desecharse si se toma con acción de gracias», es decir, si se reconoce que es don de Dios (v. Stg 1:17). Como traduce, un poco libremente, Moffatt, «nada es tabú». El adjetivo que Pablo usa aquí para «desechable» (apóbleton) sale únicamente aquí en todo el Nuevo Testamento. De este modo ataca el apóstol en su raíz el principio gnóstico-maniqueo de que la materia es mala y, por tanto, que no fue creada por el Dios bueno.

(C) Extraña, a primera vista, la razón cumulativa que Pablo añade en el versículo 1Ti 4:5: «porque es santificado mediante la palabra de Dios y la oración». El apóstol no quiere decir, con esto, que los alimentos prohibidos por los falsos maestros necesiten una especie de purificación para ser tomados por un creyente, sino que, con la acción de gracias, son elevados desde el plano meramente secular al rango de actividades santas (comp. con 1Co 10:31), como han de serlo todas las actividades cotidianas del creyente (v. Rom 12:1, Rom 12:2). «La palabra de Dios y la oración» se ha de entender aquí como una hendíadis; como opinan unánimemente los autores, Pablo se refiere aquí a lo que llamamos «bendición de la mesa», que el cristianismo heredó del judaísmo, y en la que los creyentes oran a Dios con frases bíblicas, sacadas de la Palabra, para que bendiga los alimentos.

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