1 Timoteo 5:3 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Pablo dedica esta larga sección al modo como Timoteo debe tratar a las viudas de la congregación. De ellas, las hay que pasan necesidad (vv. 1Ti 5:3-8), otras que están al servicio de la iglesia (vv. 1Ti 5:9, 1Ti 5:10) y otras, en fin, que, por ser jóvenes, están expuestas a especiales peligros (vv. 1Ti 5:11-16).

1. Pablo comienza diciendo (v. 1Ti 5:3): «Honra a las viudas que en verdad lo son», es decir, que están destituidas de todo apoyo financiero y que, por tanto, merecen especial consideración por parte de la iglesia. Como parafrasea Easton, citado por Guthrie, «Trata la pobreza, no como algo despreciable, sino como algo que merece honor». Ya en el Antiguo Testamento, las viudas y los huérfanos son objeto constante de la atención de Dios. Stg 1:27 refleja bien esta mentalidad judía. En la Iglesia primitiva, fue precisamente el descuidar a ciertas viudas lo que provocó el nombramiento de los primeros diáconos (Hch 6:1-6). Pero la exhortación de Pablo no es imprecisa en ningún momento:

(A) Ya ha declarado implícitamente, con la frase «viudas de verdad», que se trata de las que no tienen ningún apoyo económico, pues carecen de medios propios, así como de parientes próximos que dispongan de los suficientes medios para asistirlas.

(B) Pero inmediatamente cita el caso de las que tienen hijos o nietos (v. 1Ti 5:4); se entiende, con medios suficientes para proveerlas del necesario sustento. La iglesia no tiene por qué cargar con los gastos que requiere la manutención de tales personas: «Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios (v. en 1Ti 2:3 una frase sumamente parecida a ésta)». Vemos, pues, que los próximos descendientes de una persona son los que tienen obligación de mirar que a sus progenitores necesitados no les falte el sustento; la piedad, dice el apóstol, ha de comenzar por la propia familia. Dice «piedad», en lugar de «compasión» o de «generosidad», porque el quinto mandamiento del Decálogo pertenece a la primera tabla, que tiene que ver con la piedad, pues los padres han sido instrumentos de Dios en nuestra procreación. José habría de servir de ejemplo (v. Gén 45:3, Gén 45:9-13; Gén 46:28-34; Gén 47:7, Gén 47:27-31; Gén 50:1-14). Es curioso hallar aquí el griego amoibás (plural de intensidad), única vez que tal vocablo sale en el Nuevo Testamento, y del que procede el castellano «ameba», el cual significa «cambio» o «retorno», para dar a entender que lo que los hijos dan a los padres es sólo un pequeño retorno de lo que los padres dieron a los hijos. Dice bien un proverbio holandés, citado por W. Hendriksen: «Con frecuencia, parece más fácil para un padre pobre criar diez hijos, que para diez hijos ricos proveer para un padre pobre».

(C) El apóstol continúa (v. 1Ti 5:5) describiendo a la viuda de verdad: «la que en verdad es viuda y ha quedado sola». De esta dice, que «ha puesto su esperanza en Dios y persevera en súplicas y oraciones noche y día». Nótese el orden invariable (comp. con 1Ts 2:9; 1Ts 3:10; 2Ti 1:3) de «noche y día», nunca viceversa, puesto que, para un judío, el día comenzaba a la puesta del sol. Este orden es tenido ya en cuenta en Gén 1:5, y de allí en adelante. Con la descripción que hace Pablo de esta «viuda de verdad», da a entender suficientemente que de esta clase de viudas es de las que ha de preocuparse la congregación para que no les falte lo necesario.

(D) A la viuda de verdad, contrapone el apóstol a continuación (v. 1Ti 5:6) la que no es genuina, «la viuda alegre», como dice Hendriksen al citar una frase ya clásica, desde el título de la famosa opereta de F. Lehar. El verbo spalatáo, que Pablo usa aquí (comp. con Stg 5:5), indica una vida regalada, aun cuando no sea escandalosa. Dice J. Collantes: «Esas viudas buscan en las frivolidades mundanas la compensación a su soledad». El apóstol las llama «muertas en vida»: muertas espiritualmente, como cadáveres dentro de la iglesia, a la que se han acogido con una falsa profesión de fe, «quizás, como dice Hendriksen, para cazar una buena pieza».

(E) En el versículo 1Ti 5:7, el apóstol urge a los hijos y nietos del versículo 1Ti 5:4 a cumplir con su obligación, y a las viudas descritas en el versículo 1Ti 5:6 a que se comporten como las del versículo 1Ti 5:5, a fin de que unos y otras sean irreprensibles (gr. anepílemptoi, el mismo vocablo de 1Ti 3:2 y 1Ti 6:14), es decir, que no den ocasión a nadie para que pueda criticarles.

(F) Hay quienes piensan que el versículo 1Ti 5:8 está desplazado de su verdadero lugar y que habría que colocarlo después del versículo 1Ti 5:4. Pero el testimonio unánime de los MSS está a favor del orden que aparece en el texto y, además, el contenido del versículo 1Ti 5:8 se aplica mejor a dichas viudas frívolas que a los hijos o nietos del versículo 1Ti 5:4. ¿Para qué una repetición del ya lejano versículo 1Ti 5:4? Lo que aquí da a entender el apóstol es que tales viudas frívolas (las del v. 1Ti 5:6), sin negar que el versículo tenga aplicación para los del versículo 1Ti 5:4, al emplear su dinero en frivolidades mundanas, están descuidando proveer para los suyos, especialmente para los de su casa, esto es, los familiares más próximos, como en el versículo 1Ti 5:4. Todos ellos, los que no cumplen con este deber primordial hacia los suyos, entran dentro de la fuerte condenación del apóstol: «ha negado la fe, y es peor que un incrédulo».

(a) En efecto, «ha negado la fe», porque con sus malas obras ha mostrado que no era genuina su fe (comp. con Stg 2:14.).

(b) «Es peor que un incrédulo» (gr. ápistos, infiel en el sentido de inconverso ), puesto que, en primer lugar, los inconversos no conocen el precepto de Jua 13:34; Jua 15:12; Gál 6:2; en segundo lugar, los inconversos no conocen el ejemplo de Cristo ni tienen en sí el poder del Espíritu Santo; en tercer lugar, muchos inconversos muestran hacia sus familiares mayor afecto y les prestan más ayuda que muchos de los creyentes (o de los que profesan creer, como indica el apóstol aquí).

2. Con los versículos 1Ti 5:9 y 1Ti 5:10, el apóstol abre una nueva sección acerca de las viudas. ¿De qué viudas trata ahora el apóstol? Hendriksen demuestra con muy buenas razones que se trata de «viudas que poseían las necesarias cualificaciones para el desempeño de ciertas funciones espirituales y de caridad en la iglesia». Al señalar ciertos requisitos para poder alistarlas en un catálogo especial (v. 1Ti 5:9), se da a entender que son cualidades que se requieren en ellas para que puedan desempeñar bien las funciones que se les van a encomendar. Las cualificaciones son siete:

(A) Que no sea menor de sesenta años. Es cierto que, en aquellos tiempos, esta edad era bastante avanzada, pero J. Collantes cita el testimonio de Platón, quien fijaba precisamente esa edad para los sacerdotes y sacerdotisas de su ciudad ideal. De todos modos, es de suponer que las funciones que les encomendasen en la iglesia no serían demasiado fatigosas.

(B) Que haya sido esposa de un solo marido. Por comparación con 1Ti 3:2, 1Ti 3:12, es seguro que aquí se da a entender (contra la extraña opinión de Hendriksen, que lo entiende en el sentido de que fue fiel a su marido o a sus sucesivos maridos mientras estuvo casada) que no se volvió a casar después de la muerte de su marido.

(C) Que (v. 1Ti 5:10) tenga testimonio de buenas obras. Esto no es un requisito diferente de los cinco que siguen, sino como el título general que engloba las cinco actividades mencionadas, todas ellas, detrás de un condicional si (gr. ei con indicativo: condicional real) y con el verbo en aoristo, aunque vertemos por perfecto:

(a) Si ha criado hijos. Es de notar que el apóstol no usa el verbo ni el sustantivo (comp. con 1Ti 2:15) que indican engendrar hijos, sino el verbo teknotrophéo (única vez que sale dicho verbo en el Nuevo Testamento), que significa alimentar hijos, lo cual puede indicar huérfanos adoptados por hijos. Spicq, citado por Collantes, se apoya precisamente en el versículo 1Ti 5:4, para demostrar que sólo puede tratarse de huérfanos, pues, si fuesen sus propios hijos, éstos habrían tenido que cargar con el sustento de su madre viuda. La razón es muy fuerte, aunque no sea de una evidencia contundente.

(b) Si ha practicado la hospitalidad (comp. con 1Ti 3:2), virtud que para un oriental tiene rango de primera clase (v. los ejemplos de la viuda de Sarepta, en 1Re 17:9, el de la sunamita que hospedó a Eliseo, en 2Re 4:8-11, y el de Lidia, en Hch 16:15, Hch 16:40).

(c) Si ha lavado los pies de los santos. Dice J. Collantes: «La costumbre de lavar los pies a los peregrinos, a los huéspedes, era antigua (Luc 7:44), llena de reverencia y de delicada caridad y usada aun entre los paganos».

(d) Si ha socorrido a los afligidos, es decir, si prestó su ayuda, su consuelo, etc., a los que pasaban por pruebas amargas, por alguna enfermedad, por persecución, etc.

(e) Si ha estado dedicada a toda obra buena. Esta frase suena a un largo etcétera. Dice Collantes: «A ejemplo de Cristo, a quien siguen y en quien han puesto su esperanza, han pasado por el mundo estas viudas haciendo el bien» (Hch 10:38).

3. En los versículos siguientes (vv. 1Ti 5:11-16), el apóstol se ocupa de las viudas jóvenes. Primero (vv. 1Ti 5:11-13), las describe; después (vv. 1Ti 5:14-16), les prescribe lo que deben hacer.

(A) Dirigiéndose a Timoteo, le dice (v. 1Ti 5:11): «En cuanto a las viudas más jóvenes (de 60 años), no las inscribas en tal lista» (NVI). La razón es que (sin duda, Pablo habla por experiencia) las viudas jóvenes eran presa de tres defectos, por los que no eran de fiar para las funciones que las viudas enlistadas habían de desempeñar.

(B) Tales defectos son:

(a) La pasión: «Pues cuando los impulsos de su pasión sensual pueden más que su dedicación a Cristo, no tienen otro deseo que casarse. Así atraen sobre sí mismas la condenación, por haber quebrantado su primera fidelidad» (vv. 1Ti 5:11, 1Ti 5:12, NVI). Palabras fuertes son éstas, que necesitan alguna explicación. Expresan primero la inestabilidad emocional de estas viudas jóvenes. Cuando ha pasado algún tiempo (mucho o poco) después de la muerte del marido, son víctimas de la tentación que les acecha y desean casarse de nuevo. Esto no tiene nada de malo, si no fuese porque se han comprometido a servir únicamente al Señor. El griego dice literalmente «porque cuando se insolentan contra Cristo». El verbo katastreniázo ocurre únicamente aquí en todo el Nuevo Testamento y significa que alguien, como un buey joven, hace esfuerzos por escapar del yugo. «Condenación» es una palabra fuerte para traducir kríma, sentencia judicial, que no indica la condenación eterna, sino un severo reproche, porque equivale a «tener por nula la primera fe» (lit.), es decir, el compromiso que libremente aceptaron de dedicarse al servicio de la iglesia.

(b) El segundo defecto es la ociosidad (v. 1Ti 5:13): «Además se acostumbran a estar ociosas, rondando de casa en casa» (NVI). Una vez que le han perdido el gusto al servicio que desempeñan, se vuelven negligentes y, con excusa de visitar a las hermanas, van, sí, de casa en casa, pero no para ofrecer verdadera ayuda, consuelo, etc. El griego dice que «están aprendiendo a ser ociosas», lo cual significa que adquieren voluntariamente el hábito de la ociosidad.

(c) El tercer defecto es consecuencia del segundo (v. 1Ti 5:13): «Y no sólo se vuelven holgazanas, sino también charlatanas y entremetidas, hablando lo que no se debe» (NVI). ¡La naturaleza humana no ha cambiado en 2.000 años! La lengua femenina no puede parar; y si no se dedica a construir, se dedicará a destruir: a llevar chismes de un lado para otro, a sembrar celos y discordias. Phlúaroi, charlatanas, es un vocablo que sale sólo aquí, aunque el verbo ocurre (también únicamente) en 3Jn 1:10. El otro vocablo, períergoi (lit. obrando alrededor), es un adjetivo que sólo ocurre aquí y en Hch 19:19 («practicado vanas artes», en la antigua Reina-Valera; «practicado la magia», en la RV 1960 y 1977), y es de la misma raíz que el verbo periergázomai, que vimos en 2Ts 3:11). La RV 1960 y 1977 lo traducen por «entremetidas», porque el «curiosas» de la antigua versión resulta actualmente un vocablo ambiguo. Dice W. Hendriksen: «La descripción es tan vívida que uno no puede menos de pensar cómo es que estas viudas jóvenes habían sido entrenadas para esta clase de trabajo, cuando éste era el resultado». Sobre lo de «hablando lo que no se debe», comenta el mismo autor: «¡creando problemas para la iglesia, en lugar de resolver uno solo!»

(C) ¿Qué hacer, pues, con las viudas jóvenes? Pablo le dice a Timoteo lo que se debe hacer (v. 1Ti 5:14): «Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa». El apóstol no les pide que se metan en un monasterio, pero tampoco puede contradecirse después de lo que dijo en 1Co 7:7, 1Co 7:32, 1Co 7:40. En realidad, quiere prevenir, a fin de que no ocurra lo que reprende en los versículos 1Ti 5:11-13. El Crisóstomo comenta con agudez: «Es como si dijese: Quiero que se casen porque ellas mismas lo quieren». Pablo ve en el deseo de estas mujeres de casarse algo muy legítimo y natural, con tal de que también cumplan con lo que eso comporta: criar hijos (en griego, el verbo es de la misma raíz que el sustantivo que ya vimos en 1Ti 2:15) y gobernar su casa, es decir, ser buenas amas de casa, ya que la buena administración o la ruina de una casa dependen primordialmente de la mujer.

(D) A continuación, el apóstol apunta los malos resultados que se siguen, cuando las viudas jóvenes no cumplen con las instrucciones que él está dando aquí (vv. 1Ti 5:14, 1Ti 5:15): «Que no den al adversario ningún pretexto para hablar mal. Porque ya algunas se han apartado en pos de Satanás. El «adversario» que podría hablar mal es, por supuesto, un adversario «humano», un enemigo de la religión cristiana, judío o gentil, siempre al acecho de cualquier oportunidad que se le ofreciese, no sólo de manchar la reputación de la joven viuda, sino también de deshonrar el nombre del Señor. Para «pretexto», Pablo usa el mismo vocablo de Gál 5:13, entre otros lugares (aphormé, lit. base de operaciones). «Ir en pos de Satanás» equivale a extraviarse del camino recto (comp. con 1Ti 1:6), entregándose a una conducta inmoral.

(E) El versículo 1Ti 5:16 viene a dar una pauta general sobre lo que debe hacerse con las viudas que no cumplan con las condiciones para ser puestas en la lista de la iglesia como dedicadas al servicio del Señor y de la congregación: Si hay quien pueda mantenerlas, aun sin ser pariente próximo de ellas, debe hacerlo, a fin de que la iglesia no tenga que cargar con ellas, sino reservar sus fondos para las viudas de verdad, es decir, las que están solas y no tienen medios de subsistencia. Hay quienes hallan alguna dificultad en lo de «Si alguna creyente tiene viudas …», ya que los MSS más importantes traen sólo el femenino pisté. Quizás es porque Pablo tiene en cuenta que son principalmente las mujeres las que, por tener a su cargo la administración de la casa (v. 1Ti 5:14), pueden ayudar, si tienen medios de fortuna (por ejemplo, como Lidia; v. Hch 16:14.), a una criada o amiga que sean viudas.

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