1 Timoteo 6:6 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Al llegar aquí, el apóstol establece la diferencia entre la verdadera y la falsa ganancia, entre lo que es un buen negocio y un mal negocio («negocio» significa, etimológicamente, «la negación del ocio», de acuerdo con lo que ya dijo en 1Ti 4:8.

1. El buen negocio es la piedad (v. 1Ti 6:6), puesto que vale para esta vida y para la venidera, mientras que las ganancias materiales no forman parte de la persona: aquí las hallamos (v. 1Ti 6:7) cuando vinimos a este mundo, por lo que resulta evidente que (éste es, con la mayor probabilidad, el sentido del griego hóti con que se encabeza la segunda frase del v. 1Ti 6:7) nada podemos sacar de él. El apóstol añade (v. 1Ti 6:6) que, para que la piedad sea un buen negocio, es menester que vaya acompañada de contentamiento. El vocablo autárkeia, que traducimos por «contentamiento», salió ya en 2Co 9:8, y el vocablo de la misma raíz «autarkés» salió en Flp 4:11. El concepto que su etimología indica es «tener suficiente en sí mismo»; de donde, el significado de «independencia». Como puede verse por Flp 4:13, la autosuficiencia de que habla Pablo, tanto aquí como en Flp 4:11, no es absoluta; precisamente por depender en todo de Dios (comp. con Rom 8:28), somos independientes de todo lo demás. Seguramente lo hemos dicho en algún otro lugar, pero conviene repetirlo aquí: Por ser Dios lo único necesario, ninguna otra cosa es suficiente; por ser Dios lo único suficiente, ninguna otra cosa es necesaria (v. también Flp 4:6, Flp 4:7).

2. El versículo 1Ti 6:8 nos describe en pocas palabras el secreto del contentamiento cristiano: «Pero en teniendo lo suficiente para alimentarnos y vestirnos, nos contentaremos con ello» (NVI). Sinceramente, ¿hay alguna otra necesidad material que no esté comprendida en esos dos vocablos, alimento y abrigo? El vocablo sképasma ocurre únicamente aquí en todo el Nuevo Testamento y significa todo lo que cubre y protege, ya sea el vestido o el techo de una habitación. Dice J. Collantes: «La frase con sus dos términos, comida y techo, constituye un hebraísmo para significar lo necesario para la vida (Deu 10:18; Isa 3:7; Mat 6:25). Con esto ha de vivir contento el cristiano, que se echa en brazos de Dios y pide al Padre celestial tan sólo el pan de cada día (Luc 11:3). Lo importante es el reino de Dios y la justicia; todo lo demás son añadiduras tangenciales (Mat 6:33; Luc 12:22-31)».

3. En los versículos 1Ti 6:9 y 1Ti 6:10, Pablo contrasta con este dichoso contentamiento del creyente la insatisfacción, los peligros y la ruina de los que se dejan llevar de la codicia de las riquezas materiales. El sentido de estos versículos queda perfectamente claro en la NVI: «La gente que sólo piensa en hacerse rica sucumbe a tentaciones y trampas y es presa de muchos deseos insensatos y perjudiciales, tales que llegan a hundir a los hombres en la ruina y en la destrucción. Pues la afición al dinero es raíz de toda clase de males, y algunos, en su desmedido afán de ganancias, se han desviado de la fe y se han torturado a sí mismos con muchos sufrimientos». Son de notar aquí los siguientes detalles:

(A) El original del versículo 1Ti 6:9 comienza diciendo: «Los que quieren (no es un mero deseo, pues Pablo usa el verbo fuerte boúlomai) hacerse ricos». Aunque no se dice, se sobrentiende que están dispuestos a poner todos los medios a su alcance para adquirir las riquezas. Esto es lo opuesto a contentarse con el alimento y el cobijo del versículo 1Ti 6:8.

(B) El deseo afanoso y desordenado de las riquezas materiales lleva a estos infelices a caer en toda clase de tentaciones y trampas. La unión de trampa (gr. paguís) con tentación, y el hecho de que, en los otros dos lugares en que ocurre en las Pastorales (1Ti 3:7 y 2Ti 2:26), es llamada «trampa (o lazo) del diablo», hace pensar que también aquí se refiere Pablo al diablo como autor o instigador de estos males. Los deseos (gr. epithumías, vocablo con que se designa a la concupiscencia) insensatos y perjudiciales, es decir, contrarios a la razón y dañosos aun en el orden material, suelen cristalizar en decisiones demasiado arriesgadas en el orden financiero, ya sea por falta de visión o por sobra de deshonestidad en los negocios.

(C) No conformándose con nada, esta gente suele hundirse (gr. buthízousin, vocablo que sólo sale aquí y en Luc 5:7) en la ruina y en la destrucción. Cada día vemos casos de éstos que acaban en la cárcel o en el suicidio. De las 18 veces en que el vocablo griego apóleia sale en el Nuevo Testamento, en 1Ti 6:16 de ellas se refiere a la perdición espiritual, mientras que ólethron (v. 1Co 5:5) suele significar ruina material. Pero aun apóleia podría significar aquí una «pérdida irreparable» (D. Guthrie) en sentido material.

(D) Así como la piedad es raíz de todos los bienes (v. 1Ti 4:8), la codicia es raíz de todos los males. Dice Collantes: «La falta de artículo hace pensar que la avaricia no es la única raíz de los males pero ella sola es suficiente para causarlos». Entre los males causados por ella, el apóstol menciona dos muy graves: (a) «se extraviaron de la fe» (lit.). El verbo que Pablo usa aquí (apeplanéthesan, en aoristo) contiene la raíz plan, de donde viene planeta (gr. planétes, en Jud 1:13), llamados así por ir vagando continuamente en su órbita, línea curva reentrante, es decir, sin fin. No se trata, pues, de apostasía, ya que ésta supone un alejamiento definitivo, sino de un desvío difícil de corregir; (b) «se traspasaron a sí mismos con muchos dolores» (lit.). El vocablo para «dolores» es el que se usa constantemente para expresar los dolores de parto, pero el verbo periépeiran significa traspasarse de parte a parte. Podríamos citar muchos ejemplos de la vida cotidiana, pero basta con la lectura de la siguiente carta, citada por W. A. Maier y hallada en el bolsillo de un millonario que acababa de suicidarse: «He descubierto durante mi vida que montones de dinero no traen la felicidad. Me quito la vida porque no puedo hacer frente por más tiempo a la soledad y al aburrimiento. Cuando yo era un obrero corriente en Nueva York, era feliz. Pero ahora que poseo millones estoy infinitamente triste y prefiero la muerte».

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