2 Corintios 9:6 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1. Pablo pasa luego a dar las convenientes instrucciones que deben observarse en el modo correcto de ejercer el ministerio de beneficencia. Quienes desean y esperan una espléndida cosecha (v. 2Co 9:6) no pueden ser cicateros al hacer la siembra. Además, lo que un creyente haya de dar para el servicio del Señor, la obra del Evangelio y el socorro de las necesidades de los hermanos en la fe, lo ha de tener decidido de antemano (gr. proéretai), lo que supone seria consideración acerca de sus propias posibilidades, «sin estirar el brazo más que la manga», según el refrán castellano (no sea que vaya a perjudicar a sus familiares más allegados. Comp. con Mat 15:5; Mar 7:11). Así no tendrá que arrepentirse de haber prometido más de lo que podía dar, pues en este caso, lo daría con tristeza (comp. con Mat 19:22; Mar 10:22) o por necesidad, es decir, considerándose obligado a dar lo prometido para evitar que otros piensen de él que es un tacaño. «Porque Dios ama al dador alegre», añade Pablo, al citar de Pro 22:8 según la versión de los LXX. El hebreo de Pro 22:9 dice literalmente: «El que es bueno de ojo, ése es bendecido, porque da de su pan al necesitado». Dice Tasker: «El ojo era considerado en el pensamiento hebreo como la ventana del alma, por la cual se revelaban los verdaderos motivos del hombre» (comp. con Mat 6:22; Mat 20:15).

2. Les anima con buenas razones a que lleven a cabo generosamente esta obra de amor. Ya que:

(A) No saldrán perdiendo por lo que den. Lo que se da a los pobres está muy lejos de ser cosa perdida; así como la preciosa semilla que se arroja al surco no se pierde (v. 2Co 9:6), pues ha de brotar y llevar fruto abundante, así también el que da a los pobres presta a Dios (Pro 19:17), y Dios hará (v. 2Co 9:8) que abunde en nosotros toda gracia (comp. con Efe 3:20), a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente (nótese eso de «en todas las cosas todo». Dios promete lo que es «suficiente», no lo «superfluo», ya que ni lo necesitamos ni nos conviene), abundemos para toda obra buena. El sustantivo griego autárkeian (v. el adjetivo de la misma raíz en Flp 4:11) significa la capacidad para valerse por sí mismo, sin depender de los vaivenes de la fortuna. Aquí indica una suficiencia capaz de cubrir, no sólo las propias necesidades, sino también las ajenas, conforme al pensamiento que expresa en Efe 4:28. Pablo lo corrobora aquí con citas de Sal 112:9 en el versículo 2Co 9:9, y de Isa 55:10 y Ose 10:12 en el versículo 2Co 9:10. Para el significado del vocablo «justicia» por «generosidad» (v. 2Co 9:9), véase Mat 6:1.

(B) No sólo serán ellos mismos enriquecidos (v. 2Co 9:11), sino también los que de ellos reciban esos bienes (v. 2Co 9:12), pues además de recibir bendición en cuanto a lo material, les servirá de oportunidad para enriquecerse espiritualmente mediante las acciones de gracias que darán a Dios (vv. 2Co 9:12, 2Co 9:13), glorificando a Dios, al ver que la religión, la fe, de estos hermanos es realmente sincera, puesto que cumplen con generosidad y alegría los postulados del Evangelio, incluidos los que exigen el sacrifico del propio bolsillo como prueba de verdadera comunión (gr. koinonías) con ellos, lo mismo que con todos los demás hermanos en la fe, miembros del mismo Cuerpo de Cristo.

(C) Además (v. 2Co 9:14), aquellos cuyas necesidades se vean cubiertas mediante la generosidad de los fieles de Corinto corresponderán con sus oraciones, a fin de que Dios siga bendiciendo con las más ricas bendiciones a estos hermanos en quienes se ha manifestado la sobreabundante gracia de Dios, como se había manifestado en los hermanos de Macedonia (2Co 8:1). El apóstol usa en este versículo el ya conocido verbo griego epipotheín (2Co 5:2), de la misma raíz que el sustantivo epipóthesis que también vimos en 2Co 7:7, 2Co 7:11. Ambos términos expresan añoranza, nostalgia y ardiente deseo de ver y tener comunión con hermanos a quienes se ama de corazón.

3. El apóstol concluye el capítulo con una exclamación de gratitud (v. 2Co 9:15): «¡Gracias (sean dadas) a Dios por este don indescriptible!» (NVI). El adjetivo que traducimos por «indescriptible» es la única vez que ocurre en todo el Nuevo Testamento y es de tener en cuenta en la argumentación siguiente, pues expresa algo que no puede describirse adecuadamente en palabras humanas. Esto va en contra de la opinión de algunos autores (ya defendida por Calvino) de que Pablo se refiere aquí a la gracia de Dios que acaba de mencionar en el versículo 2Co 9:14. Piensan estos autores que la referencia a Jesucristo está aquí fuera de contexto. Sin embargo, en su larga argumentación, R. Tasker demuestra, apoyándose en muy buenos exegetas (Hodge, Menzies, Strachan), que es costumbre de Pablo, al hablar del amor entre los cristianos, remontarse a la primera fuente de tal amor (v. Rom 5:5, comp. con Jua 3:16; 1Jn 3:1, 1Jn 3:16-18; 1Jn 4:8-12). El don indescriptible es, pues, con la mayor probabilidad, el propio Señor Jesucristo. Dice P. Gutiérrez: «La generosidad de los corintios y la magnánima correspondencia a ella de parte de los hermanos de Judea no son sino una manifestación del don inenarrable del amor de Cristo a nosotros».

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