2 Crónicas 32:9 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de 2 Crónicas 32:9 | Comentario Bíblico Online

El relato del furor blasfemo de Senaquerib, de la oración de Ezequías y de la liberación de Jerusalén de la invasión siria lo tenemos con más detalles en 2 Reyes, capítulos 2Re 18:1-37 y 2Re 19:1-37.

I. Senaquerib está ocupado en sitiar Laquís (v. 2Cr 32:9), pero se entera de que Ezequías fortifica Jerusalén y anima a su pueblo; así que decide enviar emisarios y escribe cartas para asustar a Ezequías y a su pueblo a fin de que rindan la ciudad. No trata con el rey de Judá como hombre de honor ni le propone condiciones de arreglo, sino que usa medios bajos y viles para aterrar al pueblo y persuadirles a que abandonen a Ezequías. Presenta a éste como a quien les engaña para entregarles a muerte, a hambre y sed (v. 2Cr 32:11) y como a quien les ha expuesto ya al desagrado de Dios al quitar los altares y los lugares altos (v. 2Cr 32:12), compara así a Jehová, el Dios de cielos y tierra, con los ídolos de las naciones, como si no fuese capaz de librar a sus adoradores, al modo de los dioses de los pueblos de la tierra (v. 2Cr 32:19). Se jacta de sus triunfos sobre los dioses de las naciones que no pudieron proteger a sus respectivos países (vv. 2Cr 32:13-15) y de ahí infiere: «¿Cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano?», como si Jehová fuera inferior a los demás dioses. Todo esto lo decía para asustar al pueblo y hacerles desistir de su esperanza en Dios. Pensaba tomar la ciudad debilitando las manos de los defensores. Así también Satanás, en sus tentaciones, procura destruir nuestra fe en la todosuficiencia de Dios, pues sabe que puede ganar la batalla si consigue eso; pero si le resistimos, nuestra fe no desfallecerá (Luc 22:32).

II. En los días de apuro, el deber es orar y clamar al Cielo. Esto es lo que hicieron el rey Ezequías y el profeta Isaías (v. 2Cr 32:20). Fue una feliz conjunción cuando el rey y el profeta oraron juntos.

III. El poder y la bondad de Dios, quien es capaz de frenar a sus enemigos, por muy altos que sean, y de librar a sus amigos, por muy decaídos que estén.

1. Así como las blasfemias de sus enemigos le compelían a ir contra ellos (Deu 32:27), así también las oraciones de su pueblo le comprometían a ir en favor de ellos. El ejército asirio fue destruido por un ángel, quien triunfó de manera espectacular al destruir a todo valiente y esforzado (v. 2Cr 32:21). El rey asirio, después de esta derrota, murió a manos de sus propios hijos.

2. Mediante este portento. Dios fue glorificado como protector de su pueblo. Así salvó a Jerusalén, no sólo de la mano de Senaquerib, sino también de las manos de todos (v. 2Cr 32:22), pues una liberación como ésta era una especie de arras de muchas otras que Dios tenía en reserva. Y les dio paz (o, como dice el original hebreo los condujo) por todos los lados: los guió, los guardó, los protegió.

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