2 Pedro 2:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de 2 Pedro 2:1 | Comentario Bíblico Online

Al amonestar a sus lectores contra los falsos maestros, el autor sagrado expone primero la conducta de éstos en los versículos 2Pe 2:1-3 (compárense con Jud 1:4), los cuales dicen así en la NVI: «Pero también hubo falsos profetas entre el pueblo (es decir, Israel), como también habrá falsos maestros entre vosotros. Estos introducirán encubiertamente herejías destructivas, llegando incluso a negar al Soberano Señor (gr. despóten, el mismo vocablo de Hch 4:24; 2Ti 2:21, entre otros lugares) que los compró atrayendo así sobre sí mismos una rápida destrucción . Muchos les seguirán en su libertinaje, y por su causa caerá en descrédito el camino de la verdad. Llevados de su avaricia, estos maestros se aprovecharán de vosotros con cuentos que ellos mismos habrán inventado. Su condenación hace tiempo que pende sobre sus cabezas, y su destrucción no se descuida en llegar».

1. Ese «pero» (gr. de, conjunción adversativa suave, que anuncia un giro en la narración) con que comienza el capítulo, nos ofrece la conexión con el final del capítulo 2Pe 1:1-21, como si dijese: «Los verdaderos profetas hablaron siendo llevados por el Espíritu Santo, pero también hubo falsos profetas». Un ligero repaso al Antiguo Testamento basta para darnos idea del número y de la baja ralea de tales falsos profetas (v. por ej., Deu 13:1-3; Isa 28:7; Jer 6:13-15; Jer 14:13-15; Miq 3:11; Zac 13:2.).

2. Así también habrá falsos maestros entre vosotros, dice Pedro. No cabe duda de que ya los había, pero el apóstol habla de ellos en futuro («habrá … introducirán …»), «porque sabía que pronto se lanzarían sobre el rebaño de Cristo con mayor furor» (Salguero). El verbo griego pareisáxousin (como lo indica el prefijo par) significa introducir encubiertamente, solapadamente, «con palabras bien moldeadas» (lit. v. 2Pe 2:3. Gr. plastoís lógois; de donde proceden los vocablos castellanos «plasma», «plástico», «emplasto», etc.). ¿Por qué obraban (y obran) estos maestros de forma solapada? Principalmente, por dos razones:

(A) Para que sus errores pudiesen entrar suavemente, como quien «dora la píldora», sin ser apenas notados. Con capa de «descubrimientos recién hechos», maestros de antaño y hogaño introducen errores como si fuesen verdades inconcusas. Frases como: «¡No lo digan a nadie! Pero es hoy cosa segura que tal libro de la Biblia no lo escribió tal autor …». O: «En nada afecta al mensaje, aunque su historicidad es muy problemática …». Cosas como éstas se dicen en cátedras que pasan por evangélicas. Y la mayoría de los alumnos, que no han adquirido todavía el suficiente conocimiento de las Escrituras para un examen crítico de lo que se les dice en clase, por un profesor que … «¡él sabrá lo que dice …!», se tragan el anzuelo y hasta se tienen por dichosos por haber venido al Colegio o al Seminario en una época en que la exégesis ha hecho tales adelantos. De ordinario, tales enseñanzas marcan los criterios de los futuros maestros y predicadores de la Palabra.

(B) Para no perder su posición. Si dijesen abiertamente lo que piensan, es probable que fuesen expulsados de sus cátedras, pero al revestir sus errores de «ciencia» y al hablar como en susurro, a fin de que ni las paredes del aula se enteren de lo que allí «se guisa», estos maestros siguen agarrados a su sinecura, y sacan buenas ganancias materiales de su profesión: «Llevados de su avaricia … se aprovecharán de vosotros» (v. 2Pe 2:3), dice Pedro. El griego dice humás emporeúsontai, donde el verbo significa «hacer negocio» (con Stg 4:13, son los dos únicos lugares en que tal verbo sale en el Nuevo Testamento, pero tenemos emporía, negocio en Mat 22:5 ; empórion, mercado en Jua 2:16 , y émporos, mercadero comerciante en Mat 13:45; Apo 18:3, Apo 18:11, Apo 18:15, Apo 18:23 ). No puede expresarse mejor la forma en que estos falsos maestros «explotan» a sus discípulos, a sus familias o a las iglesias que subvencionan sus estudios en los centros de enseñanza, aun en los que pasan por «evangélicos» y aun por «conservadores».

3. Entre los errores que estos falsos maestros propalan, singulariza Pedro que «llegan incluso a negar al Soberano Señor que los compró» (v. 2Pe 2:1). No dice el autor sagrado en qué negaban (gr. arnoúmenoi, participio de presente: negando continuamente) estos falsos maestros al Señor. El contexto posterior de la carta, especialmente los versículos 2Pe 3:3., da a entender que negaban la Segunda Venida de Cristo. No sabemos si negaban alguna otra verdad acerca de Cristo, aunque mi opinión personal es que negaban también el matiz «redentor» o sustitutivo de la Obra de la Cruz, ya que Pedro menciona a Cristo como al «Dueño que los compró». ¡No querían Su ley!

4. Por cierto, esta frase requiere un análisis especial, puesto que es uno de los textos más contundentes del Nuevo Testamento a favor de la redención universal. El vocablo despótes, «amo», «dueño», se aplica, tanto en el griego clásico como en el bíblico, al señor que tenía esclavos (gr. doúloi, que, como ya sabemos, es aplicado a los «siervos de Dios»). El verbo que Pedro usa para decir «compró» es agorásanta (en participio de aoristo; de una vez por todas). Este verbo significa «comprar en la plaza del mercado», donde, entre otras mercancías, se compraban y vendían esclavos. Ahora bien, ningún comentarista admite que estos falsos maestros fuesen nacidos de nuevo, salvos de gracia mediante la fe; sin embargo, Pedro asegura que Cristo los compró. ¿Qué quiere decir esto, sino que el precio por los pecados de toda la humanidad fue pagado en la Cruz, donde Dios estaba reconciliando consigo al mundo? (Comp. con 2Co 5:19). Es cierto que solamente los que ponen su fe en el Salvador tienen el beneficio de la salvación, pero el precio de la compra incluye también a los que no se salvan, pues incluía a estos inconversos. En otras palabras, el precio se pagó por ellos; pero ellos no quisieron salir de la anterior esclavitud, no salieron de la plaza del mercado a la libertad. Por eso, la Palabra de Dios usa otro verbo para expresar claramente una compra que desemboca en liberación: exagorázo. (Nótese el prefijo ex de salida; véase en Gál 3:13; Gál 4:5; Efe 5:16; Col 4:5.) Resumamos esta enseñanza en pocas palabras: «La salvación es particular, pero la redención es universal»; o, de otra forma: «No todos se salvan, pero para todos hay posibilidad de salvación» (v. también 1Ti 2:4-6; 1Ti 4:10, entre otros lugares. Para un estudio más extenso sobre este tema, véase mi libro La Persona y la Obra de Jesucristo, págs. 330 347).

5. De estos falsos maestros, dice Pedro (ya en el v. 2Pe 2:1) que «están trayendo sobre sí mismos rápida ruina» (lit.). Contrastando el presente «están trayendo» con la «rapidez» (o mejor, «lo repentino») del castigo que se les viene encima, pienso que, más bien que por intuición profética de la inminencia del castigo, Pedro habla como si estos farsantes, con los errores que introducen solapadamente, estuviesen colmando la medida de sus pecados. «Su condenación, dice después (v. 2Pe 2:3), no está inactiva desde hace tiempo, y su ruina no dormita» (lit.). Comenta R. Franco: «La condenación y la perdición aparecen personificadas como preparadas y despiertas para lanzarse contra ellos».

6. No solamente se hacen daño a sí mismos y niegan a su Dueño que los compró, sino que, además, hacen daño a muchas otras personas y provocan el descrédito del cristianismo (v. 2Pe 2:2): «Muchos les seguirán (gr. exakolouthésousin, verbo que ocurre solamente en esta epístola: aquí, en el v. 2Pe 2:15 y en 2Pe 1:16) en su libertinaje», con lo que el error se extenderá como gangrena y, lo que es peor, «por su causa caerá en descrédito el camino de la verdad» (frase con que se expresa el cristianismo en Hch 9:2; Hch 16:17; Hch 18:25; Hch 19:9, Hch 19:23; Hch 22:4; Hch 24:14, Hch 24:22). Dice Lloyd-Jones: «Con tanta frecuencia ha sido la Iglesia misma la que ha hecho que los hombres no aceptasen (la Biblia) como la Palabra de Dios, sino que creyesen más bien en cosas que son meramente enseñanzas sociales, humanas … La inmensa mayoría de los hombres y de las mujeres están hoy fuera de la Iglesia, porque de alguna manera han llegado a la conclusión de que la Iglesia misma no cree en este Libro». La mención del libertinaje (lit. lascivias; gr. aselgueíais. De las diez veces que tal vocablo sale en el Nuevo Testamento, cuatro son de la pluma de Pedro: aquí, en los vv. 2Pe 1:7 y 2Pe 1:18 y en 1Pe 4:3) da a entender que otra desviación de estos falsos maestros era el antinomianismo (oposición a toda «ley» moral). No es extraño que Pedro les atribuya la introducción de herejías destructivas (v. 2Pe 2:1).

2 Pedro 2:1 explicación
2 Pedro 2:1 reflexión para meditar
2 Pedro 2:1 resumen corto para entender
2 Pedro 2:1 explicación teológica para estudiar
2 Pedro 2:1 resumen para niños
2 Pedro 2:1 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí