2 Pedro 3:14 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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En estos versículos Pedro exhorta a sus lectores a prepararse diligentemente para el día en que el Señor venga a recogerlos. Cuatro vienen a ser los puntos en que se divide esta exhortación: 1) A una vida santa (v. 2Pe 3:14 comp. con v. 2Pe 3:11); 2) A entender la longanimidad del Señor (v. 2Pe 3:15, comp. con v. 2Pe 3:9); 3) A guardarse de los errores de los falsos maestros (v. 2Pe 3:17); y 4) A crecer en la gracia y en el conocimiento de Jesucristo (v. 2Pe 3:18). El versículo 2Pe 3:16 es como un paréntesis, en el que Pedro hace algunas observaciones personales sobre los escritos del apóstol Pablo. Finaliza la porción, y la epístola, con una doxología (v. 2Pe 3:18).

1. Comenzamos, pues, por el versículo 2Pe 3:14, que dice así en la NVI: «Así pues queridos amigos (gr. agapetoí, la tercera vez que se dirige a los lectores con este cariñoso epíteto), ya que esperáis esto, procurad con todo empeño ser hallados sin mancha ni reproche, y en paz con Él». Lo de «con Él» es una añadidura (muy discutible) de la NVI.

(A) Con la nueva motivación, eminentemente positiva, de la promesa de un nuevo mundo, en el que no cabrán males ni malvados, Pedro exhorta a sus lectores, «ya que esperáis esto» dice , a procurar con empeño llevar una vida santa. En tres versículos consecutivos (2Pe 3:12, 2Pe 3:13 y 2Pe 3:14), el autor sagrado usa sendas veces el verbo griego prosdokáo, aguardar expectantes; por donde se ve la importancia que da a esta activa espera.

(B) Las facetas de esta vida santa son aquí tres: (a) «incontaminados» (gr. áspiloi, el mismo vocablo de 1Ti 6:14; Stg 1:27 y 1Pe 1:19), sin contagiarse de los falsos maestros, a quienes, en 2Pe 2:13, aplica el epíteto opuesto (spíloi); (b) «sin reproche» (gr. amómetos, única vez que tal vocablo sale en todo el Nuevo Testamento, pero es sinónimo de ámomos, que ocurre ocho veces; entre ellas, en 1Pe 1:19); es también el epíteto opuesto al mómoi (manchas, en sentido de cosa deshonrosa, digna de reproche) que también aplica a los falsos maestros el autor sagrado en el mismo versículo (2Pe 2:13) en que los ha llamado spíloi, «inmundicias»; (c) «en paz», más bien que «con Él» (NVI), esto es, con Dios, se refiere, sin duda, a vivir en armonía completa con los demás hermanos (comp. con 2Co 13:11). En general, para todo el versículo, pueden verse también 1Co 15:58 y 1Ts 3:13.

2. La segunda exhortación es a considerar y comprender la longánime paciencia de Dios. Dice el versículo 2Pe 3:15 en la RV 1977: «Y considerad que la longanimidad de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito» (lit. escribió).

(A) El verbo griego hegueísthe (en presente de imperativo) significa «considerad», no en el sentido de «reflexionad», sino de «tener por» (como en la antigua RV). Lo que quiere decir aquí Pedro, de acuerdo con lo que ha dicho en el versículo 2Pe 3:9, es lo siguiente: «Tened por una indicación de que hay todavía oportunidades de salvación el que Dios prolongue el tiempo de su paciente longanimidad». O, como lo expresa Ryrie: «Entended que la demora del Regreso del Señor tiene por objeto servir de oportunidad a los hombres para que sean salvos».

(B) A su propio testimonio, añade Pedro el del apóstol Pablo, respecto de lo cual es conveniente notar estos tres detalles: (a) Le llama amado, con lo que da a entender que no guarda ningún resentimiento por el duro reproche que Pablo le dirigió en Antioquía (v. Gál 2:11.). ¡Qué ejemplo para nosotros que, de ordinario, no olvidamos cosas semejantes! (b) Le llama nuestro amado hermano, con lo que indica: Primero, que ambos mantienen, no sólo la misma fe, sino también el mismo mensaje que proclamar; segundo, que ni él ni Pablo son «jerarcas» («Padres, Santos Padres, Padres Santos»), sino hermanos juntamente con los fieles a los que se dirigen. (c) Alaba los dones de Pablo: «según la sabiduría que le ha sido dada». No es muy frecuente esta alabanza implícita entre colegas. El Dr. Lloyd-Jones escribe que, cuando un predicador alaba sinceramente a otro predicador, esto no puede hacerse sino por obra del Espíritu Santo, no sale de la inclinación natural de la persona.

(C) Al decir de Pablo «os escribió» (aoristo), no cabe duda de que Pedro se refiere a alguna epístola (o algunas epístolas) en las que el apóstol de los gentiles trata de asuntos similares a los que Pedro está tratando precisamente en los versículos anteriores. Dice R. Franco: «Los pensamientos de los versículos 2Pe 3:14 y 2Pe 3:15 tienen numerosos paralelos paulinos (Rom 2:4-10; 1Co 1:8; Flp 1:10, Flp 1:11; Flp 2:15; 1Ts 3:13), y éstos justifican la apelación a las cartas paulinas, sin que sea necesario, como pretenden algunos, referirlo a alguna carta particular, que estuviera dirigida a los destinatarios de esta 2 Pedro».

(D) Es precisamente aquí donde el autor sagrado intercala el versículo 2Pe 3:16, que es como un paréntesis, pero es un precioso paréntesis, a juzgar por las importantes enseñanzas que nos ofrece; el versículo dice así en la NVI: «Así lo enseña en todas sus cartas, cuando habla en ellas de estos temas. Sus cartas contienen algunas cosas difíciles de entender, cuyo sentido distorsionan los ignorantes (gr. hoi amatheís; lit. los que no han aprendido. Aquí el indoctos de la RV es inmejorable) e inconstantes (gr. astériktoi, inestables como estrellas fugaces o errantes ; el mismo vocablo de 2Pe 2:14), como hacen también con las demás Escritura y, para su propia perdición». Muchos son aquí los puntos dignos de especial análisis:

(a) La forma en que comienza la NVI el versículo, en contraste con la falta de puntuación en la RV 1977 y (mucho peor todavía) con el «casi» de las ediciones anteriores a dicha versión RV 1977 (ya que ese «casi» no existe en el original), está bien ajustada al desarrollo del pensamiento del autor sagrado y a la puntuación misma adoptada, con buen criterio, en el Texto Crítico de las Sociedades Bíblicas Unidas.

(b) Dice, pues, Pedro que el «amado hermano Pablo» enseña lo mismo que él (Pedro), cuando trata de estos temas. Ya hemos citado en el párrafo (C) de este mismo punto varios lugares de las epístolas paulinas que se asemejan a los versículos 2Pe 3:14 y 2Pe 3:15 de este capítulo. Al hablar de «todas sus cartas», no quiere decir Pedro que todo el conjunto de epístolas paulinas que figuran actualmente en nuestras Biblias corriesen ya de mano en mano, sino que se refiere a todas las que, por entonces, circulaban entre los fieles. Entre ellas, son de destacarse las escritas a los fieles de Tesalónica, las cuales figuran entre las primeras que el apóstol puso por escrito y que, precisamente, tratan del tema de la Segunda Venida.

(c) Al decir que dichas cartas «contienen algunas cosas difíciles de entender», Pedro podría referirse a 1 y 2 Tesalonicenses, pues tanto estas, como las dirigidas a los fieles de Corinto suponen malentendidos por parte de algunos lectores; pero es más probable que Pedro se refiera (v. el comentario a 2:19) a lo que Pablo dice, especialmente en Gálatas (anterior a Romanos) sobre la libertad cristiana y el papel de la Ley de Moisés. Es probable que, en otro tiempo, estas cosas hubiesen resultado difíciles para el propio Pedro, como él mismo parece insinuar.

(d) De esta frase «cosas difíciles de entender», deducen muchos catolicorromanos (no los que tengo delante, en honor de la verdad) que ello implica la necesidad de que una persona de una casta especial (los sacerdotes y, en especial, los obispos y el Papa) explique y determine el recto sentido de las Escrituras. Sin embargo, no es éste el significado que quiere darle el autor sagrado; no dice: «Por tanto, tened cuidado y buscad a una persona autorizada para que os las interprete», sino: «cuyo sentido distorsionan los indoctos y los inestables». Son, pues, únicamente los que no han aprendido, porque no han estudiado bien las Escrituras, e inestables, además, en su carácter moral, quienes entienden mal las Epístolas de Pablo y las distorsionan (gr. strebloúsin, tuercen y deforman; única vez que tal vocablo sale en todo el Nuevo Testamento) para su propia perdición.

(e) No son, pues, los partidarios del «libre examen» los que tuercen las Escrituras, sino precisamente quienes se niegan a estudiarlas con diligencia y sin prejuicios, para su salvación, no para su perdición. Los indoctos e inestables que aquí menciona Pedro eran precisamente los que no podían entender las cosas difíciles que Pablo escribía. ¿Y por qué no las entendían? Porque vivían inmoralmente y, por eso, torcían las enseñanzas de Pablo sobre la libertad cristiana y sobre la Ley, de una forma que cuadraba bien con la conducta inmoral que observaban (v. el comentario a 1Jn 2:20).

(f) Finalmente, el autor sagrado dice que estos indoctos e inestables tuercen el sentido de las Epístolas de Pablo «como hacen también con las demás Escrituras». Pedro se refiere, sin duda, a las Escrituras del Antiguo Testamento, pues así es como se llama constantemente en el Nuevo Testamento a los escritos inspirados de «la Ley, los Escritos y los Profetas». Por consiguiente, el autor sagrado pone aquí las Epístolas de Pablo al mismo nivel que dichos escritos inspirados del Antiguo Testamento, pues no dice: «como hacen también con las Escrituras», sino: «como hacen también con las DEMÁS Escrituras»; lo que indica claramente que también los escritos de Pablo forman parte de las Escrituras.

3. La tercera exhortación se halla en el versículo 2Pe 3:17, donde el autor sagrado exhorta a sus lectores a guardarse de los errores de los falsos maestros, a quienes llama de nuevo (v. 2Pe 2:7) «libertinos» (NVI Gr. athésmon, los moralmente corruptos, porque hacen caso omiso de lo que prescribe thésmos la Ley. Éstas son las dos únicas ocasiones en las que dicho vocablo ocurre en todo el Nuevo Testamento). Dice dicho versículo 2Pe 3:17 en la NVI: «Por tanto, queridos amigos (gr. agapetoí, cuarta y última vez que dicho apelativo es dirigido a los lectores de esta epístola), puesto que ya sabéis esto de antemano, estad alerta para que no seáis arrastrados por el error de esos libertinos y caigáis de vuestra firme posición».

(A) Lo de «sabiéndolo de antemano» no se refiere directamente al conjunto de verdades cristianas y de virtudes que hay que añadir a la fe (como sugiere la referencia a 2Pe 1:12 en nuestras versiones), sino a lo que les está diciendo a los lectores acerca de los falsos maestros y les ha recordado repetidamente desde 2Pe 3:1. Los lectores conocen ya los errores de los falsos maestros, pero están siempre en peligro de ser seducidos por ellos. Por eso les exhorta Pedro a estar alerta (gr. phulássesthe, estad de guardia; en presente de imperativo).

(B) El verbo con que expresa Pedro la posible seducción que los falsos maestros pueden ejercer sobre los fieles incautos es muy expresivo (sunapakhthéntes, en participio de aoristo pasivo). Dicho verbo ocurre tres veces en el Nuevo Testamento: en Rom 12:16 (donde tiene un sentido bueno. V. el comentario a dicho lugar); Gál 2:13 y aquí. Se compone de dos prefijos sun, con (lo que denota unión con otros), y apó, desde (en sentido de marchar de algún sitio, de «despegue»), y del verbo simple ágo, que significa conducir o llevar en el sentido en que se lleva a quien puede moverse por sí mismo (v. por ej., en Rom 8:14 ágontai, son conducidos, esto es, se dejan conducir). Indica, pues, «salir de la posición en que uno está, a fin de unirse a quienes se lo llevan». Por aquí se puede ver que lo de «arrastrados» que traen la mayoría de las versiones (RV, NVI, R. Franco, Biblia de las Américas, Biblia de Jerusalén, Nueva Biblia Española) es demasiado fuerte (para «arrastrar» está el verbo hélko, que sale en Hch 21:30; Stg 2:6; y, un poco más suave, helkúo, que, entre otros lugares, ocurre en Jua 6:44, donde debe traducirse «atrajere» o más correcto, según las normas de la Real Academia de la Lengua, «atrajese» o «atrae»). La Versión de Las Buenas Nuevas, la de Salguero y la AV inglesa traen, con mayor precisión, «dejándoos llevar».

(C) La cláusula final («y caigáis de vuestra firme posición») no significa que estos creyentes puedan perder la salvación, sino que podrían caer de la firmeza en la fe y en las buenas costumbres a la inestabilidad doctrinal y moral de los falsos maestros y de quienes se dejan seducir por ellos. Es cierto que nuestra firmeza se debe fundamentalmente a la gracia de Dios (Rom 14:4), pero «esta firmeza no está garantizada sin la cooperación de los mismos fieles, y hay que combatir por ella (2Pe 1:10)» (R. Franco). En efecto, eso es lo mismo que enseñan tambien el apóstol Pablo (por ej. en 1Co 15:10; Flp 2:12, Flp 2:13) y Pedro, en esta misma epístola (ya desde 2Pe 1:5.).

4. La cuarta y última exhortación se halla en el versículo 2Pe 3:18, que dice así: «Antes bien, id creciendo en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo».

(A) Lo primero que se observa es ese «antes bien» (gr. de, conjunción adversativa suave), con que se da cierto giro a lo dicho en el versículo 2Pe 3:17. Lejos de dejarse llevar por el error de los sin ley, cayendo de la propia firmeza (lit.), los creyentes deben crecer en la gracia y en el conocimiento del Señor. Eso es lo que, desde el principio (2Pe 1:2, 2Pe 1:8), les había deseado. «Insinúa obviamente, dice Lloyd-Jones, que el único modo de evitar el caer en la vida cristiana es avanzar. La única manera de evitar el retroceso es seguir adelante. No hay tal cosa como el quedar estancado en la vida cristiana.»

(B) Esta es la tercera vez que Pedro emplea la expresión nuestro Señor y Salvador Jesucristo (v. 2Pe 1:11; 2Pe 2:20). Aunque la divinidad de Jesucristo consta por muchos otros lugares del Nuevo Testamento, es muy aventurado probarla por este texto, como hace Salguero, quien dice: «En este último versículo de la 2 Pedro se afirma claramente la divinidad de Cristo», ya que para ser Señor y Salvador le habría bastado recibir de Dios esos poderes (v. por ej., Mat 28:18; Jua 5:26, Jua 5:27). Argumentos imprecisos, inexactos o insuficientes sirven únicamente para dar mayor pábulo a los errores de los enemigos de nuestra fe. Un mayor y mejor conocimiento del Señor Jesucristo es ya uno de los mejores medios de crecer en la gracia, pues ésa es la vida eterna (Jua 17:3).

5. La epístola termina con una doxología (v. 2Pe 3:18), que dice así textualmente: «A Él (sea) la gloria, tanto ahora como hasta el día del siglo (esto es, de la eternidad). Amén». Aunque este «Amén» falta en el MS B (el códice Vaticano, uno de los más antiguos) y en algunos otros códices, figura, sin embargo, en el Sinaítico (tan antiguo como el Vaticano) y en muchos otros MSS y códices unciales. La doxología se parece un poco, dentro de su brevedad, a las también breves de Rom 11:36; 2Ti 4:18 y Apo 1:6; pero la última frase guarda gran parecido con la última frase de Jud 1:25, aunque la doxología de éste es la más bella y larga de todas.

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