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Lunes 19 de Julio del 2005
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Salmo 94:9 y 11
El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?El Señor conoce los pensamientos de los hombres.
Salmo 65:2
Tú oyes la oración.
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Dios nos escucha
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Para muchas personas la oración se limita a una recitación de algunas frases aprendidas de memoria y usadas en cualquier circunstancia. Pero eso no es orar; orar es dirigirse a Dios así como un niño le habla a su padre. En toda la tierra, millones de personas pueden hablar al Señor al mismo tiempo porque ningún pensamiento de ningún hombre escapa a Su perfecto conocimiento. Varios salmos de David lo afirman: “Has entendido desde lejos mis pensamientos… Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Señor, tú la sabes toda”. “Desde el cielo mira el Señor; ve a todos los hijos de los hombres: desde el lugar de su morada observa a todos los moradores de la tierra” (Salmos 139:2 y 4; 33:13-14, V.
M.)Orar es contarle a Dios nuestras penas, necesidades e inquietudes, pero también es agradecerle. Es tener la seguridad de que él oye y contestará según su perfecto conocimiento de lo que es bueno para los que se dirigen a él. Así como él nos habla mediante su Palabra –la Biblia–, quiere que nosotros le hablemos por medio de la oración. Dios es amor; el hecho de que nos escuche es una prueba de ello.
El Señor Jesús es el intermediario por medio de quien el cristiano puede dirigir sus oraciones a Dios (1 Timoteo 2:5). Al mismo tiempo él alienta a los suyos para que le hablen directamente, recordándoles: “El Padre mismo os ama” (Juan 16:27).
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© Ediciones Bíblicas “La Buena Semilla” 1166 PERROY (Suiza)
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