¿REFLEXIONEMOS?
A medida que vivimos en este mundo, se pueden acumular fácilmente diminutas «partículas» de pecado en nuestra vida. Los resentimientos, las palabras ásperas, la hipocresía, la envidia, los pensamientos impuros o las actitudes egoístas infligen una pérdida en nuestra vitalidad espiritual. Nuestra vida interior disminuye y se nota…A menos que las confesemos de inmediato comienzan a formar una capa de «polvo» que nos impide experimentar la luz de la gracia de Dios en nuestro corazón. Los que nos rodean van a percibir que algo anda mal.
Si la acumulación de pecado sin confesar ha cubierto nuestra alma, hagamos lo que hizo David: confesemos al Señor (Salmo 32:5). Limpia las «hojas polvorientas» de nuestra vida y disfrutemos una vez más de la gloriosa luz del amor y la ternura de Papito Dios.
LA CONFESIÓN DE PECADO DEJA QUE BRILLE LA LUZ DEL PERDÓN DE DIOS.
es con todo amor….!!
¿Te gustó este artículo?
Suscríbete a nuestro canal de YouTube para ver videos sobre temas bíblicos.
Visita nuestros cursos bíblicos.
Se miembro de nuestro ministerio y obten todos los recursos.