Devocional Diario 03 de Agosto del 2005

 

 

 

 

 

 

Miércoles 03 de Agosto del 2005

 

 

Romanos 5:6

Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.


Isaías 53:5

Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

¿Quién soy yo?

 

 

 

 

En la sociedad me ven tal como aparento ser. Deseo que los demás tengan una buena opinión de mí. Quiero ser reconocido, admirado, estimado…En la familia me ven tal como soy. Conocen mi cara oculta, pues me ven todos los días. ¡Bueno!, podría ser mejor, pero cada uno tiene sus defectos.

En mí mismo soy tal como me conozco. ¿Cómo alcanzar mi ideal y satisfacer las exigencias de mi conciencia? Aun cuando soy indulgente para conmigo, veo que no soy perfecto; sin embargo, comparado con los demás…Finalmente soy tal como Dios me ve: “No hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13). “No hay justo, ni aun uno”. Todos pecamos. Yo soy pecador. ¿Puedo cambiarme? “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchasí” (Jeremías 13:23). No, pero así como Dios me conoce, prueba su amor por mí en que siendo yo pecador, Cristo murió por mí. Tal como soy, Dios me ama y me dice: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Isaías 43:25). Esta maravillosa noticia está revelada en el Evangelio. ¿Lo ha leído usted?

 

 

 

 

 

 

© Ediciones Bíblicas “La Buena Semilla 1166 PERROY (Suiza)

 

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