[Grafica Cristiana] !Cómo pesa el rencor!

REFLEXION 31: ¡Cómo pesa el rencor!

(Primer párrafo – autor desconocido)

Una vez una maestra le pidió a cada uno de sus estudiantes que llevaran a la escuela una bolsa de plástico transparente y un saco de papas. Por cada persona que no quisieran perdonar durante su vida, debían elegir una papa, identificarla con el nombre de esa persona y la fecha, y echarla en la bolsa plástica. Algunas de esas bolsas llegaron a ser bastante pesadas. Entonces les pidió que llevaran consigo esa bolsa a todas partes durante una semana, poniéndola al lado de sus camas a la hora de dormir, en el asiento del auto cuando estuvieran guiando y al lado de sus escritorios en sus trabajos. La molestia de arrastrar esta bolsa con ellos a todos lados les mostró claramente el tremendo peso espiritual que llevaban a cuestas, sobre todo, porque tenían que estar pendientes de ello todo el tiempo para que no se les olvidara y lo dejaran en lugares que les hicieran pasar una vergüenza. Naturalmente, la condición de las papas se deterioró hasta que se volvieron putrefactas y malolientes. Esto, a su vez, hizo que fuera desagradable tenerlas cerca. Al poco tiempo, los estudiantes se dieron cuenta de que deshacerse de las papas era más importante que estar cargando con ellas. Esta es una gran metáfora sobre el precio que pagamos por mantener nuestro pesimismo. A menudo pensamos que el perdón es un regalo que le hacemos a otra persona. Claramente, el perdón es en realidad, ¡un regalo para nosotros mismos!

La Palabra de Dios nos dice en Mateo 5:38-47: Oísteis que fue dicho: ?Ojo por ojo y diente por diente?. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; a cualquiera que te obligue a llevar la carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues. Oísteis que fue dicho: ?Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo?. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre los justos e injustos. Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréisí ¿No hacen también lo mismo los publicanosí Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de másí ¿No hacen también así los gentilesí Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Jesús nos dejó el mejor ejemplo sobre el perdón cuando estaba colgado de la cruz y dijo: ?Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen?. Tal vez se nos hace difícil actuar creyendo que las personas que nos ofenden no saben lo que hacen. Pero la realidad es que debemos perdonar a los que nos ofenden independientemente de si están conscientes o no del daño que nos están haciendo. El Mesías nos dejó un modelo para orar y parte de esa oración dice en Lucas 11:4: ?Perdónanos nuestros pecados, porque TAMBIEN NOSOTROS perdonamos a TODOS los que nos deben.? No podemos pretender recibir compasión de la mano de Dios si no seguimos sus mandatos y el legado de vida ejemplar que Jesús nos dejó.

Nos enojamos con la familia y siempre tenemos la razón, nos enojamos con el vecino y el vecino siempre es el culpable, nos enojamos con el compañero de trabajo, pero siempre tenemos la razón; nos enojamos con los hermanos de la iglesia y adivina? siempre somos nosotros los que tenemos la razón. Creo que debemos comenzar a preguntarnos: ¿en realidad, siempre tengo la razón?, ¿qué habría pasado si mi actitud hubiese sido diferente?, ¿qué hubiese hecho Jesús en mi lugar?, ¿cuál habría sido su actitud?

?Es que calumnió contra mí?; puede ser que muchas veces alguien dijera algo totalmente falso de tu persona, o tal vez te ofendió directamente, pero la Biblia dice en Mateo 18:21-22: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? Hasta siete? Jesús le dijo: ?No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete?.

A través de la Biblia podemos ver un gran énfasis sobre el perdón y el amor que debemos tener por el prójimo. Dios NO nos ha mandado a perdonar con condiciones, ni nos ha mandado a examinar el grado de ofensa que se ha cometido en contra nuestra. Por el contrario, a través de su Palabra podemos ver cómo se desplaza un manantial de amor y perdón incondicional. Veamos varios ejemplos en las siguientes citas: Salmos 145:8-9: Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la ira y grande en misericordia. Bueno es Jehová para con todos, y su misericordia sobre todas sus obras. Proverbios 10:12: El odio despierta rencillas, pero el amor cubre todas las faltas. Proverbios 19:11: La cordura del hombre aplaca su furor, y un honor le es pasar por alto la ofensa. Isaías 43:25: Yo soy quien borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.

Si Dios, que es el TODO en TODOS, tiene esa maravillosa capacidad de perdonar y de amarnos más allá de la muerte física; ¿cómo podemos pensar que tenemos derecho de juzgar, maltratar, ofender y hasta de no perdonar a quienes nos ofenden? Pensamos que merecemos todas las oportunidades de perdón de parte de Dios, pero al momento de perdonar a los que nos ofenden, sube una muralla invisible frente a nosotros, el corazón se nos cubre de raíces de amargura y construimos todo un andamiaje de excusas y críticas. Cada uno debe preguntarse: ?¿Dónde estaría yo si Dios hubiese asumido la misma posición conmigo??

El único ejemplo que siempre hemos tenido de parte de Dios, la única verdad que ha sido predicada una y otra vez a través de los tiempos, la podemos ver resumida en Colosenses 3:12-15: Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Soportaos unos a otros y perdonaos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Sobre todo, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos.

Pensamiento: ¡Qué bueno que Dios me ama y mira más allá de mis imperfecciones, mis pecados y aún hasta mi falta de agradecimiento!

OREMOS: Para que practiquemos actos de perdón todo el tiempo.

¡A Dios sea la gloria!

Mis oraciones quedan junto a las de ustedes.

Por: Nancy García Casillas

nancycasillas@hotmail.com

http://www.cristoesvida.com

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