[Jehova Nissi] Predica No. 93: Como Aumentar Tu Capacidad!

Como Aumentar Tu Capacidad!

Pastor Carlos Luna
Nosotros solemos decir que no somos capaces y Dios nos dejó la capacidad para hacer algo. Hoy te quiero hablar de cuatro capacidades que creo que tienes.

1) Capacidad de creer

Romanos 12:3
«Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno».

La primera es la capacidad de creer. La medida que Dios te dio, no sólo es para creer en Dios, sino para creer algo de ti, porque aquí dice que pienses de ti con cordura según la medida de fe que Dios te dio. Uno piensa de sí mismo con fe. La fe es la certeza de lo que espero, la convicción de lo que no veo. Quiero decir que cuando tengo un concepto de mí mismo, lo tengo en relación a lo que puedo llegar a obtener. No de lo que ya tengo, sino de lo que tendré. No de lo que ya soy, sino de lo que seré. De esta manera debes de aprender a pensar de ti.

En otras palabras, cuánto de tu pensamiento se dedica a algo o alguien más y cuánto se dedica a ti. Hasta la gente que dice que no cree, está creyendo. Al decir que no cree, está diciendo que cree en otra cosa. Dios nos dejó la capacidad de creer, pero muchas veces no la usamos en lo que se debe de creer. Hoy te puedo decir que Jesús murió por ti para sanar tus enfermedades, pero tú dices que tu caso es muy difícil. Claro que estás usando tu capacidad de creer, pero en tu enfermedad, no en la sanidad; de todas formas estás creyendo por algo.

Si Dios nos dio la capacidad de creer, ¿por qué vamos a creer en algo malo si podemos creer en algo bueno, si igual vamos a creer? La fe tiene mucho poder, si decides creer por algo malo, algo malo va a ocurrir. O le crees las amenazas al diablo o le crees la bendición a Dios. Decide en qué vas a poner tu fe. No decides si tienes o no fe, si no en qué crees. Tú puedes decidir no creer en la Palabra, esa es tu decisión, pero lo que ahí dice es bueno, es útil para tu vida. Tú decides creer o no, pero todo el tiempo usamos la fe.

Por ejemplo, la palabra «amén» significa «así sea». Entonces, ¿en dónde cabe un amén? En algo que alguien te dice y tú estás de acuerdo que así sea. Si yo te digo que seas sano, ahí cabe un «así sea». El «así sea» cabe en hechos o en cosas que habrán de ocurrir. No puedes decir «amén» a las cosas que no quieres que te pasen. Yo creo contigo por muchas cosas. Yo creo que tu familia puede ser salva, pero no puedo creer más de lo que tú crees porque es tu familia. Si yo te predico algo y no estás de acuerdo, no va a pasar. Es necesario que dos o más creamos para que las cosas sucedan. Tienes la capacidad de creer, ¡úsala! Creer es lo que hace que las cosas que no se ven, aparezcan. Creer es poderoso.

Cada vez que obtienes algo por fe, lo mejor que ganaste no fue lo que obtuviste, sino el crecimiento en la fe que tuviste. Ganaste carácter. No es lo mismo haber creído por algo, que ser un creyente; alguien que se mantiene continuamente creyendo por algo. No hay peor cosa que tener una fe inactiva. ¡Cree por algo! Cuando eres un creyente, te conviertes en una persona de fe, no en una persona con cosas que obtuvo por fe.

2) Capacidad de esperar

Hebreos 6:11-12
«Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas».

¿De qué te sirve la capacidad de creer, si no tienes la capacidad de esperar por aquello que has pedido? Hoy te voy a revelar qué tanto crees en algo. Tú crees tanto en algo como el tiempo que lo esperas. El tiempo que lo esperas es lo que me dice cuánto tú crees. Tu capacidad de esperar limita tu capacidad de creer. Eres capaz de creer en algo tanto como eres capaz de esperar que se cumpla. El que rápido concluye que las cosas no son para él, no son para él. Por ejemplo, los solteros viven creyendo por su pareja, se capacitan, estudian, van a la universidad, oran, ayunan, van al gimnasio, se preparan en toda área, pero se desesperan y se casan con el primero que les pasa enfrente. Tu capacidad de esperar arruinó la capacidad que estabas teniendo de creer.

Créele a Dios, y espera hasta que se cumpla. Si tienes la capacidad de creer, necesitas la capacidad de esperar. Si tú usas tu capacidad de creer, y lo acompañas de tu capacidad de esperar, ¿qué ganasí Ganas más fe, madurez, carácter, fuiste transformado. Cuando Dios te pone a creer por algo, lo que Él busca es transformarte. Una vida pasiva no transforma a nadie.

Un día hablaba con mi esposa y le dije que si alguien quiere dejar de ser pobre, tiene que dejar de hacer las cosas que hacen los pobres. No puedes dejar de serlo si sigues haciendo lo que todos hacen. Si alguien desea un ministerio creciente, tiene que dejar de hacer las cosas que hacen que no crezca. Si alguien quiere tener una vida ungida, tiene que dejar de hacer las cosas que hacen los que andan perdiendo la unción a cada rato o no la tienen. Ser un siervo de Dios no basta para que todo te salga bien. Una vez que me quedé sin gasolina, tuve que bajarme a empujar el carro. Bueno no fui yo, fue el hermano Guillermo Maldonado que venía conmigo. ¡Qué vergüenza! Imagínese esto: Veníamos de regreso de Antigua Guatemala, veníamos platicando, y yo no le puse atención a la luz de la gasolina. De repente, en una de las calles principales, a la hora de tráfico, carril de la izquierda, íbamos para la iglesia porque a él le tocaba predicar y el carro se apagó. El carro era automático, un Mercedes sin gasolina, con pastores que salen en televisión, ¿se imagina eso? Entonces le dije: «Uno de los dos tiene que empujar». Tuvo que haber visto eso.

El ser siervos de Dios, no nos exonera que nos sucedan cosas. Yo me quedé sin gasolina por negligente y no haberle echado antes. De la misma forma, muchas veces confundimos las cosas en la obra de Señor, pensamos que porque estamos sirviendo a Dios, tenemos derecho a reclamar que nada malo nos suceda. No es así, por ser siervos de Dios, tenemos que trabajar mejor. No te confundas. Dios no te bendice porque eres siervo, sino porque sirves bien.

Las mejores cosas hay que esperarlas.

3) Capacidad de recibir

1 Crónicas 29:12-14
«Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre. Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantesí Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos».

Tienes que ser capaz de recibir lo que estás pidiendo. A veces pedimos bendiciones que no somos capaces de mantener. Tienes la capacidad de creer por una gerencia, la capacidad de esperarla, pero a veces cuando la recibes, no estás capacitado para tenerla. Tuviste las dos primeras, pero te faltó la tercera. Tal vez puedes ser capaz de comprar una casa, pero quizá no eres capaz de mantenerla. La gente muchas veces tiene la capacidad de obtener algo, pero está dejando por un lado la capacidad de poder mantenerlo. A veces eres capaz de comprar una casa en cierto barrio, pero no de vivir en él. Puedes comprar tu casa en la mejor colonia, en la que quieras, pero no puedes poner a tus hijos en los mismos colegios o darle a tu casa el mantenimiento que los demás dan. Tienes que tener ambas capacidades, ya las tienes, pero las tienes que accionar.

Debemos de ser capaces de recibir de parte de Dios lo que Él nos quiere dar sin prejuicios de ninguna naturaleza. Muchas veces, no somos capaces de recibir, mucho menos de disfrutar. Por ejemplo, compras a lo loco y luego no lo disfrutas. ¿Cuántas cosas hay en tu closet que te arrepientes de haber comprado? No lo disfrutaste. Dice la Biblia, que Dios nos da el que podamos disfrutar las cosas que nos da abundantemente. Cuando recibes algo de Dios, celebra porque de la mano de Dios lo estás recibiendo.

Hay mucha gente que no disfruta lo que tiene. Yo no creo que alguien pueda ser próspero de verdad si no disfruta lo que tiene. Los hijos son lo máximo. Hasta que uno no tiene hijos un poco macizos, no sabe qué es la confianza plena. Confianza no es cuando los hijos piden algo, confianza es cuando lo agarran. No importa cuántos baños tenga la casa, lo hijos siempre se van a meter al baño de uno. La cama tiene que ser grande por una sencilla razón, ya no es para los dos. La cama tiene que ser para dos y los hijos que tengan, porque se van a meter todos ahí; hasta el perro se va a meter a la cama. Confianza es cuando tú preguntas por tu comida y nadie sabe qué pasó. Se la comieron los hijos y no dejaron nada. Jesús fue ese tipo de hijo. ¿Acaso no leyeron donde Jesús dice que todo lo del Padre es de Él? Ni le preguntó, sólo lo dijo.

Hay gente que no puede disfrutar lo que Dios le da. Por ejemplo, al fin tienes tus vacaciones, pero te sientes mal porque no tienes nada que hacer. Sí estás haciendo algo, estás descansando. Te sientes mal por descansar. No tienes que sentirte así, Dios tiene día de reposo. En cosas como éstas es que debes ejercitar tu capacidad de recibir. ¿No dejas que nadie toque tu equipo de sonido? El yerno lo va a usar cuando te mueras, va a hacer una fiesta, pero tú no lo puedes disfrutar. Los indígenas tienen una capacidad de disfrutar mayor que muchos de nosotros. Un corte sencillo les cuesta Q500, pueden llegar a costar hasta Q2,200 o más, y tú regateas por una camisa con un caballito. Ellos disfrutan su dinero, mucho más que tú. El disfrutar es una decisión que tomamos.

Rudy Gracia tiene un pasatiempo. Él heredó de su mamá la costumbre de comprar zapatos. Él es hijo único, varón y su mamá tenía una fábrica de zapatos. A Rudy le gustan los zapatos. Yo me quedé contándole hasta el par número 68. Al principio lo quise confrontar, en ese tiempo tenía cuarenta y algo de pares. Le dije que un día Dios le iba a pedir los zapatos, y él me dijo que no importaba. Que de todas maneras yo no era de su talla y no me iban a quedar, y que si Dios se los pedía, le iba a dar más. Ir de compras con Rudy es muy interesante. Él ve un par de zapatos y les comienza a hablar y les dice que son lindos, se los talla y los compra. Cuando llega a su casa, saca los zapatos de la caja, los pone sobre ella, toma un pantalón de lona y una camisa, y se acuesta a observarlos, a disfrutarlos. El garaje no lo usa para los carros, si no para los zapatos. Usted está juzgando, yo sé. Cuando juzgamos, autorizamos a otros para que nos juzguen en qué gastamos nosotros. Quizá te gusta gastar en comida, en ropa o en otra cosa, esos son tus «zapatos».

Tenemos tan poca libertad de disfrutar lo que Dios nos da que no es correcto. Si Dios te lo da, disfrútalo. ¿Para qué pedirle tanto a Dios para no disfrutarlo?

4) Capacidad de dar

Cuando estaba ahorrando para disfrutar nuestra casa, por la necesidad de ahorrar tanto y nunca deber, se me pasó la mano y me fui a los extremos. Dios jamás ha tenido que tratar conmigo por malgastar el dinero, sino por el contrario. Teníamos que ahorrar tanto, y la meta era tan grande que nuestro lujo de fin de semana era un ceviche entre los dos, y comérnoslo viendo deportes. Teníamos que ahorrar tanto, que cuando íbamos a comprar un menú de comida, si el menú sin papas costaba menos, comprábamos ese. Hasta que Dios trató con mi fe y me mostró que no estaba correcto lo que estaba haciendo.

¿De qué me va a servir llegar a tener cosas, si ni siquiera estoy disfrutando el proceso de llegar a tenerlasí Esas son las cosas que hacen la vida más difícil cuando no debería ser así. Un día, mi suegro se acercó a mí, viendo lo ahorrativo que era, y me dio un muy buen consejo. Me dijo «hay sacas a mi hija mientras se pueda poner una calzoneta». Caemos en esa trampa, lo que no hay que disfrutar es el pecado. El pecado ni olerlo ni verlo, pero lo que es sano y es de Dios disfrútalo. Dios no nos trajo a la tierra para sufrir, sino para disfrutar. Cuando des, da en función de lo que crees.

Salmo 126:1-2
«Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sión, Seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, Y nuestra lengua de alabanza; Entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos».

¿Para qué te hizo libre Diosí La capacidad de creer, esperar, recibir y dar está fundamentada en la capacidad de soñar. Si no eres capaz de soñar, para qué vas a creer, esperar, recibir, mucho menos por qué dar. Dios te hizo libre para que puedas soñar. El que no es libre, no puede soñar. Hay muchos que no tienen sueños, sino que sólo luchan por sobrevivir un día más.

Dios no hizo al ser humano para que no sueñe. Dios nos hizo con la capacidad de soñar. A mí me duele ver gente que ya no sueña, cuando Dios la hizo libre para soñar. Si tienes un sueño, vas a poder creer, espéralo y recíbelo. Si tienes un sueño, vas a tener que dar con tal de que se obtenga. Soñar vale la pena. Que nada ni nadie te robe tu sueño. Nada tiene el derecho de robar el sueño de tu vida. Lucha por él.

Yo sueño con otra Guatemala, distinta, diferente. Yo como padre de familia estoy cansado de decirles a mis hijos que no salgan de noche porque hay mucha violencia. Sueño con una patria segura, en paz, próspera. Sueño que regrese aquel tiempo en que salían a jugar escondidas de noche. Sueño en el día en que las colonias no necesiten vigilancia ni garitas. Que tengamos cárceles modernas. Yo tengo mis sueños, por eso trabajo en esto. Sueño con verte mejor. Ustedes son mi sueño. Yo oraba por ustedes. Dios me ha dado cosas, pero eso no es mi sueño, la gente es mi sueño.

Nadie nos va a robar nuestro sueño. Dios nos dio la capacidad de soñar y de soñar en grande. La capacidad de soñar por este país, por esta nación, por mejores hogares, por una mejor juventud. Por esto predico, porque tengo un sueño. Nos pueden tildar de lo que quieran por nuestros sueños, no importa. ¿Cuál es tu sueño?

Atrévete a soñar. Si perdiste tu sueño, vuélvelo a soñar. Tienes la capacidad de hacerlo. La Palabra dice que seremos como los que sueñan, entonces nuestra boca se llenará de risa. Quiero que tu mente se impregne con un sueño. Ahora mírate a ti mismo, tus virtudes y tus debilidades, y quiero que te preguntes si estás realmente preparado para concebir ese sueño. Si cambias las cosas de tu ser, seguramente el sueño se va a cumplir. Te propongo un nuevo sueño: tu persona transformada. Sueña con tu vida transformada y con toda la capacidad para conseguir el sueño.

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