Pastora Marta Bardales – No eres un gusano

EN TI CONFIARON NUESTROS PADRES

No eres un gusano

«En ti confiaron nuestros padres, confiaron y tú los libraste, a ti  clamaron, y tu los salvaste, se apoyaron en ti y tú no los defraudaste. Pero yo gusano soy y no-hombre, la gente se burla de  mí, el pueblo me desprecia.  Cuantos me ven, se ríen de mí, lanzan insultos, meneando la cabeza: Este confía en el Señor, ¡Pues que el  Señor lo ponga a salvo! Ya que en él se deleita, ¡Qué sea él quien  lo libre!»  Salmo 22:6-8.

Mi esposo y yo fuimos hijos de pastores, y cada vez que las bendiciones de nuestro Padre Celestial recayeron sobre nosotros, en el fondo de nuestro corazón se alzó una voz de gratitud por la vida y el servicio de nuestros padres.

Ellos fueron hombres de fe, emprendieron un camino lleno de dificultades, todo les era contrario y adverso, pero no dieron marcha atrás, ni el papá de Miguel dudó un segundo al dejar su oficio (policía) para ingresar al Seminario, ni mi padre con sus 11 hijos dudó al ponernos en segundo lugar por amor a las misiones.

Ellos se apoyaron en Dios, y El no los defraudó, he visto a mi padre en visión con la túnica blanca que se ponía para bautizar, con un pandero en la mano, cantando y adorando al Señor que tanto amó.

Ahora ellos nos han dejado la posta, ay, pero no soy hombre, no tengo la fortaleza que tuvieron ellos, ni siquiera el carácter me ayuda, los tiempos han cambiado, las exigencias son cada vez más urgentes, casi puedo decir como David, «Señor, soy gusano y no hombre».

David se sentía deprimido, escuchaba las voces de los hipócritas a sus espaldas, se sentía rodeado, casi podía ver las fauces abiertas de sus enemigos, sentía el rugir de sus enemigos alzarce contra  él… «Mi corazón se ha vuelto como la cera y se derriten mis entrañas» (22:12.14).

Cada vez que la vocecita necia que sale de mi interior me quiere susurrar que he llegado al nivel del gusano, leo el salmo 22, me identifico con David, le pongo nombre y apellido a los que me persiguen y entonces al llegar al final del capítulo puedo entonar una canción de victoria.

«Pero tú, Señor, no te alejes; fuerza mía, ven pronto en mi auxilio. 
Proclamaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.  Tu inspiras mi alabanza en la gran asamblea, ante los que te temen cumpliré mis promesas».  22:24.26.

Siento en mi corazón que quizá tu estés pasando por un momento tan difícil que has llegado a pensar que no vales nada, todos te han dado la espalda y se burlan de tu débil fe.  Te has preguntado, encima de todo lo que me pasa, ya no me queda casi nada de fe, es como si se hubiera desvanecido.  NO sucumbas ante la tentación, Dios tiene una corona para ti, pero debes perseverar, encuentra la fuente de fortaleza en la Palabra de Dios, canta en medio de la tormenta y la unción pudrirá el yugo de opresión.  Corre a la Iglesia, busca a tus hermanos y reunido entona cánticos de alabanza y adoración.

Oración: No soy un gusano, soy creación tuya, me has dado un propósito de vida, no miraré atrás.  Gracias por haberme salvado, proclamaré tu Nombre porque eres real en mi vida, cumpliré con el mandato que me has dado, lo haré en tu Nombre.  Amén.

Pastora Martha Bardales

marthabardalesibe@yahoo.com

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