[GRUPOMINISTERIOMUJER] relaciones sanas

 
Muchas bendiciones y saludos de vuestra amiga y hermana en Cristo Jesús Norma Solis Zavala, este mesaje nos envió nuestra amiga Mar de Méjico para todas las Naciones de la Tierra
 

 
Dios los bendiga abundantemente y siga extendiendo toda la obra que vienen realizando para la gloria y alabanza de nuestro Señor Jesucristo.
 

Categoría: Predicación.
 Autor: Gerardo Oberman

 

Lectura bíblica, Filipenses 4:1-9

 

Una vez me invitaron a predicar a una iglesia evangélica en una zona céntrica de una ciudad del Gran Buenos Aires.

 

Era una iglesia con mucha historia en esa ciudad y yo recibía todos los meses el boletín de la parroquia, que decía que unas 250 familias eran miembros de esa iglesia.

 

Y yo siempre me quedaba admirado de cómo 250 familias podían entrar en el histórico templo, que no era muy grande.

 

Así que, cuando me pidieron ir a compartir el culto, acepté con alegría y expectativas.

 

Preparamos con mi esposa una linda liturgia, con muchas canciones, elegimos un pasaje apropiado de la Biblia para reflexionar y allí nos fuimos.

 

El culto empezaba a las 10 de la mañana.

 

A las 10 y 5, una señora vino a abrirnos la puerta y nos dijo: ?cuando terminen, cierren?.

 

Y se fue? A las 10:15, cuando ya pensábamos que nos habíamos equivocado de horario, de lugar, de día, apareció una persona.

 

Con ella empezamos el culto.

 

Al rato apareció una más.

 

Cantamos, oramos, reflexionamos sobre la Palabra y hasta levantamos la ofrenda.

 

 Lo más extraño de esta situación es que, cuando terminó el culto y les preguntamos a las dos personas qué hacer con la ofrenda, nos dicen que ninguna de las dos era miembro de la iglesia.

 

 Simplemente estaban de visita y quisieron ir a una iglesia.

O sea, estuvimos predicando en una iglesia de 250 familias a la que no asistió NINGUN miembro.

 

¿Qué pasaba en esa iglesia?  ¿A ustedes qué les parece? (dejar que la gente opine)

 

En esa iglesia de 250 familias había un conflicto.

 

Ese era el tema.

 

Pero, eso no hubiese sido lo más grave, porque conflictos siempre hay donde hay personas.

 

Si en una pareja, donde somos apenas dos, a veces no nos ponemos de acuerdo, ¿qué queda para una comunidad? El problema gravísimo en esa comunidad era que nadie estaba dispuesto a reconciliarse con nadie.

 

Cada persona creía tener la razón y no aceptaba otros razonamientos.

 

Pero, no defendía su postura con argumentos, en diálogo con otros, sino que lo hacía con la descalificación, sembrando discordias, creando fantasmas.

 

 Y con la más dolorosa decisión: dejar de participar, deshonrar la comunidad con la ausencia, con la indiferencia, con el lugar vacío.

Fue una experiencia tan triste y dolorosa para nosotros, que todavía la recordamos aunque pasaron 10 o 12 años.

 

Las palabras del apóstol Pablo a esta comunidad me hacen acordar mucho a esa iglesia en la que le predicamos a dos extraños que vinieron de visita.

 

 Porque si bien el resto de la carta pinta a una iglesia bastante saludable, en estos versículo se señalan elementos que hacen sospechar situaciones no del todo ideales.

 

la iglesia en Filipos tenía muchas cualidades, pero no era una iglesia del todo saludable.

 

¿Y qué hace saludable a una comunidad?, podemos preguntarnos.

 

¿Ustedes qué opinan? (consultar a la comundad).

 

Lo que permite decir que una iglesia es sana es su capacidad de crear y mantener relaciones sanas entre sus miembros.

 

No hay alegría sincera ni verdadera paz en un grupo de personas si las relaciones no son honestas, transparentes y armoniosas.

 

Y Pablo, que amaba a esta iglesia (?mi alegría y mi premio?), la primera que él funda en Europa (la actual Grecia), quiere que la comunidad sea sana y saludable.

 

Al terminar su carta, invita a los y las creyentes a vivir en la alegría del Evangelio (ver vs. 4: dos veces!!!), en la felicidad que produce sentirse parte del proyecto de Dios en la tierra.

 

 Pablo repite con insistencia ese concepto de la alegría. Nada más desagradable a los ojos de Dios que una iglesia cristiana aburrida y triste, de caras largas y amargas, de entusiasmo cero y fervor aguado.

 

Dios quiere una iglesia alegre, conciente de la razón de esa alegría. No debe haber mayor satisfacción para el Señor que ver a su pueblo disfrutando su condición de hijos y de hijas de Dios.

 

Sin embargo, ¡cuántas veces la experiencia de ser parte de una comunidad no produce y no genera esa alegría! Y los miembros van y vienen porque hay que ir y venir, pero sin alegría, sin gozo ese gozo contagioso que desborda el alma y llena toda la vida.

 

Claro, la gran pregunta es: ¿cómo? ¿Cómo ser una comunidad alegre, gozosa, llena de esa vida que nace del Evangelio?

La clave, para Pablo, está en la coherencia.

 

Es decir, en la relación directa y estrecha entre lo que se dice, lo que se proclama y lo que se hace, lo que se vive.

 

El apóstol mismo, al referirse a su vida, dice: Élo que me oyeron decir y? lo que me vieron hacer? (vs. 9).

 

No es que él decía una cosa y luego hacía otra. Esa coherencia en la fe es lo que trae alegría.

Y esa coherencia se construye con actitudes, de las cuales Pablo señala algunas:

 

? firmes en el Señor (vs. 1)

El camino de la fe requiere constancia, perseverancia. Y para ello el Espíritu Santo nos acompaña y nos anima.

 

? ponerse de acuerdo (vs. 2)

Habla del rol mediador de la comunidad. Ser hermanos en la fe tiene que dar esa capacidad de encontrarse en un lugar común, de estar de acuerdo en lo esencial.

 

? ayudar (vs. 3)

 

? personas bondadosas (vs. 5)

 

? no se aflijan (vs. 6)

 

? oren (vs. 6)

 

? buenos pensamientos (vs. 8)

 

? práctica (vs. 9)

 

Yo no sé qué comunidad quieren formar ustedes, pero a mi me encantaría que esta iglesia pudiera parecerse a aquella que Pablo soñaba para los filipenses.

 

Que en esta iglesia las relaciones entre las personas, sin importar las diferencias, sean saludables.

 

Y cuando algo aparece como dificultad, que se pueda conversar y se pueda buscar un acuerdo.

 

Y que todas las personas asumamos el rol de cuidar a las otras.

 

No hay que dejar en soledad al que tiene un problema.

 

Evodia y Síntique quizá nunca se hubieran puesto de acuerdo si otra persona no intervenía, asumiendo un rol mediador.

 

Me gustaría que en esta iglesia hubiese mucho lugar para la alegría:

 

La alegría que produce estar juntos, la alegría de saber que nos preocupamos unos por los otros, la alegría de tener algo increíblemente precioso para compartir, como es el Evangelio de Jesucristo, la alegría de estar sirviendo al barrio, la alegría de saber que aquí nadie tiene atado al Espíritu, por lo cual hay libertad para poder vivir la fe y para expresarla de maneras diferentes.

 

Nadie es dueño del Espíritu Santo.

 

¿Saben cuál es el resultado de una iglesia así? Y el resultado es:

 

La paz. El mayor anhelo del alma humana. ?Háganlo así y el Dios de paz estará con ustedesí (vs. 9).

Amén

 

Dios les bendiga y les prospere grandemente.

 

Shalom.

 

 

Dios te bendiga y te prospere grandemente
 
[IMG]con cariño Mar.


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