Tesoro Bíblico, Salmo 50:4-11

El Señor Omnipotente me ha concedido tener una lengua instruida para sostener con mi palabra al fatigado.
Todas las mañanas me despierta y también me despierta el oído para que escuche como los discípulos.
El Señor Omnipotente me ha abierto los oídos y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban ante las burlas y los escupitajos no escondí mi rostro.
Por cuanto el Señor Omnipotente me ayuda, no seré humillado. Por eso endurecí mi rostro como el pedernal y sé que no seré avergonzado. Cercano esta el que me justifica; ¿Quién entonces contenderá conmigo? ¡El Señor Omnipotente es quien me ayuda¡ ¿Quién me condenará?
¿Quién entre ustedes teme al Señor y obedece la voz de su siervo? Aunque camine en la oscuridad, y sin un rayo de luz que confíe en el nombre del Señor y dependa de su Dios.
Para ustedes que encienden, fuegos y preparan antorchas encendidas, caminen a la luz de su propio fuego y de las antorchas que han encendido. Eso es lo que ustedes recibirán de mi mano, en medio de tormentos quedarán tendidos.
 
Querida hermana, ayer hablé contigo y comprendí que tu carga era muy pesada, por eso te rogué que tuvieras fe, que no te llenes de temor. Las flechas encendidas de Satanás parecen nunca acabar, pero el poder del diablo y todos sus secuaces son nada comparados con los ejércitos celestiales que luchan a nuestro favor.
Los siervos de Dios tenemos que padecer muchas persecuciones y afrentas, pero si miras adelante, si no te dejas sucumbir por la dureza de los golpes Dios te ayudará porque sabe que has puesto tu confianza en él. Dios ayuda al siervo que confía plenamente en él a cumplir con su vocación a pesar de los sufrimientos que éste conlleva. El sostiene con su palabra al fatigado y cuando la prueba llegue a su fin el siervo será honrado.
¿Cómo no desmayar cuando todas las malignidades me arrinconan? Casi parece imposible luchar con tantos ataques a la vez. Algunas veces para tener fe es preciso pelear. Querida hermana debes ?pelear la buena batalla de la fe?. ?Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno? Efesios 6:16. El escudo del habla Pablo era llamado THURON, era una plancha de madera de 1.20m por 75 centímetros de ancho, estaba revestido de tela y tratados con una sustancia que sofocaba las saetas incendiadas.
No puedes pelear increpando a todos tus enemigos, darles las mismas golpizas que te han dado. Pablo nos enseña, ponte el escudo de la fe.
Dios diseñó esta figura para que entendamos que la manera de protegernos es usando la fe como resguardo.
Satanás no se detendrá para hacernos bajar el escudo de la fe para poder herirnos. El reúne muchas evidencias que van contra nuestro testimonio e incluso hace que todas las evidencias nos inculpen y denigren. El se deleita en la invención y la incertidumbre. Como conoce nuestras debilidades, las estudia muy bien, apunta seguro, su primera tarea que le creamos a Dios, no quiere tu vida y segura en Dios, quiere llenarte de inseguridad y terror. El arma más efectiva del enemigo de Dios es el temor hará temblar tu mano para que el escudo de la fe se desplome y salgas herido en batalla. El terror destructivo disipa la fe. Mientras que donde hay fe no puede haber temor.
Querida hija, por eso te dije que hoy por teléfono, no tengas miedo. El temor es el archienemigo de la fe. Si das cabida al susto entonces perderás fe en Dios. El recelo destructivo es producto de los poderes de las tinieblas y Satanás tratará de convertir tus dudas en sospechas, tus sospechas en desconfianza, tus desconfianzas en pánico y tu pánico en incredulidad.
Lee este hermoso Salmo 3
Muchos son Señor, mis enemigos; muchos son los que se me oponen y muchos los que de mí aseguran; Dios no lo salvará. Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo, tú eres mi Gloria, ¡Tú mantienes en alto mi cabeza¡ Clamo a Señor en voz en cuello y desde su monte santo é me responde. Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el Señor me sostiene. No me asustan los numerosos escuadrones que me acosan por doquier. ¡ Levántame Señor ¡ ¡ Ponme a salvo Dios mío ¡.
Cuando Eliseo estuvo pasando una situación tan difícil como verse rodeado de un ejercito, le dijo a Ghersi que estuviera confiado, pero su siervo no podía ver por el miedo que lo aturdía, entonces el Señor le abrió los ojos y lo que vio fue millares de carros, ¡ eran el gran ejercito de Dios ¡
¿s carros de guerra de Dios se cuentan por millaresí Salmo 68:17. El temor paraliza la fe, pero también la fe paraliza al temor. Abre tus ojos espirituales querida amiga, los carros de Dios su gran ejercito está rodeándote no tengas temor, Dios esta peleando por ti.
Te quiero mucho
Martha.
 
Que el Señor te bendiga ahora y siempre
Martha Bardales 
 
Que el  Señor en su Misericordia te siga moldeando a su estatura y Santidad, Busca hacer la Voluntad del Señor y todo te irá bien.
Te quiero mucho: Martha Bardales

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