[CE-Peru] Viene como un pastor.

Canten al Señor una canción nueva; canten al Señor, habitantes de toda la tierra; canten al Señor, bendigan su nombre; anuncien día tras día su salvación. ¡Hay gran esplendor en su presencia! ¡Hay poder y belleza en su santuario! Adoren al Señor en su hermoso santuario. ¡Que todo el mundo tiemble delante de él! (Salmo 96,1 – 2.6.9).
 
Jesús va a nacer en Belén como un hombre más porque quiere acercarse más a la humanidad que le había abandonado por la desobediencia original, y por nuestros pecados personales. Ha venido a salvamos, a darnos los medios necesarios para que ya nunca más nos perdamos: Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido (Lucas 19,10). Sin embargo lo volvemos a perder algunas veces. Y entonces Él viene a buscarnos sin cansarse nunca (Mateo 18,12). Nosotros tampoco debemos cansarnos nunca de volver a Él. Sabemos que Él prefiere que no nos perdamos, que nos mantengamos a su lado, en gracia, en su rebaño, pero si nos apartarnos, la alegría de volver es grande porque grande había sido el disgusto al separarnos. Es necesario que avancemos por caminos de conversión pues una buena nueva se anuncia: Llega ya el Señor con poder sometiéndolo todo con la fuerza de su brazo. Trae a su pueblo después de haberlo rescatado (Isaías 40,10). Estas palabras de Isaías tienen una clara referencia a la venida del Mesías; a Él se deberá la salvación. Sólo en Él se alcanzará la plenitud anunciada por el profeta, la salvación que Cristo ofrece a todos los seres humanos: No hay deseo de que se pierda ni uno solo de estos pequeños (Mateo 18,14).
 
Digan a las naciones: ¡El Señor es Rey! ¡Que se alegren los cielos y la tierra! ¡Que se alegre el campo y todo lo que hay en él! ¡Que griten de alegría los árboles del bosque, delante del Señor, que viene! ¡Sí, él viene a gobernar la tierra, y gobernará a los pueblos del mundo con justicia y con verdad! (Salmo 96,10 – 13).
 
La figura del buen pastor es preferida por los autores bíblicos (Ezequiel 34,16) para expresar el amor de Dios, quien conoce los afanes de los pastores por guiar su rebaño sosteniendo en sus brazos el corderito enfermo. El profeta Isaías utiliza aquí esta imagen cuando anuncia la futura venida del Señor porque con ella se inaugura el tiempo de la nueva salvación. El Señor muestra esa predilección especial por el pobre, el desvalido, el humilde, que lo representa el profeta en la ovejita recién nacida y en su madre: Viene como un pastor que cuida su rebaño; levanta los corderos en sus brazos, los lleva junto al pecho y atiende con cuidado a las recién paridas (Isaías 40,11). Buen pastor es aquel que defiende a las suyas de los peligros, que las cuida y se sacrifica por ellas. Todos podemos ponernos en la piel de quien sale al encuentro de un necesitado, de quien no se queda indiferente ante la desgracia ajena. Jesús nos pide salir hoy al encuentro del que sufre, del que está solo o enfermo, de quien no encuentra a Dios o ha perdido la esperanza de vivir. Se requiere generosidad. Se requiere sacrificio, pero más que todo ello, se requiere tener un corazón grande, de buen pastor. Todo cristiano vive unido a los demás. No se puede aislar del resto. Los males de uno, son también los nuestros. Somos un cuerpo vivo y por ello todo lo que ocurre me afecta a mí como una parte de él. ¡Qué difícil, pero qué hermoso sería dejar por un momento lo propio, los intereses personales, para ir al encuentro, en búsqueda del hermano, en nombre de Dios! ¿Aceptaremos el reto?
 
¡¡¡ Señor Jesús, no quiero darte más disgustos. Ayúdame a poner los medios que sean necesarios para no decirte más que no. Enséñame a poner la lucha lejos de las grandes tentaciones, a tener una mayor sensibilidad ante el pecado, a que reaccione ante cualquier pequeña falta consentida. Que aprenda a descubrir aquellas cosas que debería haber hecho mejor, o que Tú esperabas que hiciera y no he hecho!!!
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Que el Padre Dios te bendiga y te proteja, te mire con agrado y te muestre su bondad. Que el Padre Dios te mire con amor y te conceda la paz.
Juan Alberto Llaguno Betancourt
Lima – Perú – SurAmérica


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