mi testimonio

 

 

 

Autobiografía Espiritual

 

 

 

Desde muy niña mi abuela me llevaba a la iglesia, ella era la única cristiana en toda la familia, realmente mis primeros años en mi niñez no recuerdo muchos momentos, pero cuando entre a la adolescencia mi vida comenzó a marcarse.

 

Durante los años primeros fueron inculcados en mi persona valores morales y espirituales. Aunque asistía a la iglesia lo hacia solo para acompañar a mi abuela, si mi familia (los cuales no eran cristianos) planeaban un paseo, o salida, yo prefería ir con ellos antes que asistir a la iglesia, realmente no era convertida.

 

A mis 14 años mi vida comenzó a cambiar de una forma significativa todo parecía normal al principio pero en realidad me consideraba una buena persona que no le hacia daño a nadie.

Para este momento de mi edad mis padres me dieron la noticia de que se iban a divorciar, cuando recibí esa noticia me sentí muy triste y me preguntaba ¿porqué me pasa esto a mí?. Cuando llegó el día en que mi papá se fue de la casa yo comencé a caer en depresión, lloraba mucho sin que nadie se diera cuenta, comencé a fumar. No tenía ganas de vivir, me rebelaba pero todo hacia mi misma y así por mucho tiempo, prácticamente dejé la iglesia, tuve muchos problemas familiares, luego mi mamá comenzó a salir con un hombre, y resultó sumamente difícil para que yo lo aceptara. Pero poco a poco me acostumbre.

 

En 1999 ocurrió algo que cambió mi vida totalmente, mi abuela, la única cristiana en toda la familia y la que era como mi mamá murió. Sentí que todo se me acababa, entonces tres días después de que murió mi abuela, yo estaba sola en mi casa y entre lágrimas yo le dije a Dios nuevamente ¿porqué me pasa todo esto a mí? Entonces escuché una voz clara que me respondió: Es tu decisión, mi relación contigo siempre ha sido de tres, tu abuela, tu y yo y así no funciona, entonces decídete, en ese minuto entendí todo, y entregue mi vida a Cristo, ahora la relación iba a ser entre Dios y yo. Me sentí realmente limpia, con un poder dentro de mí, una paz linda, una nueva Vanessa. Entonces decidí que el cigarro no me ayudaba en nada, oré e inmediatamente sentí un desprecio hacia él y desde ese día nunca más lo he necesitado, es más siento una gran repulsión hacia este. Gloria a Dios!!

 

Aunque claro no se acabaron las pruebas, y ahora eran más fuertes aunque ya no estaba sola, volví a la iglesia, empezó a tener una relación intima con Dios, leyendo la Biblia cada día, orando, alabando, estaba creciendo espiritualmente, también empecé a tomar cursos teológicos, bautizarme, miembro de la iglesia, así poco a poco mi vida espiritual estaba siendo moldeada,   comencé a ser maestra de escuela dominical, ayudar con cultos infantiles, evangelizar casa por casa, ayudaba en todo lo que se me pidiera, eran de mis mejores momentos, bueno al menos así lo percibía yo.

 

 

 

Pero cuando todo iba bien, mi mamá me dijo que nos íbamos a mudar, entonces yo no quería, en los cultos de jóvenes yo pasaba adelante, al altar y llorando le decía a Dios que impidiera que pasará eso, porque ahí estaban mis amigos, mi familia cristiana, mi ministerio, y quería cumplir mi llamado en esa iglesia.

 

Bueno pasó como dos meses y siempre me decían que nos íbamos y no pasaba nada, entonces me cansé y volví a pasar al altar en un culto de jóvenes y llorando nuevamente le dije a Dios que humanamente no me quería ir, que no entendía, pero que hiciera su voluntad en mi vida y me diera fuerzas para aceptar cualquiera que fuera. Cantaron una canción que dice así: Torre fuerte es el nombre del Señor, A Él correrá el justo y levantado será. Entonces me levanté y dejé todo en manos de Dios. Había aprendido a depender de Dios, poner toda mi confianza en sus decisiones, aunque no entendiera en el momento  A los dos días mi mama me llamó a la casa y me dijo que alistará todo porque ya habían encontrado una casa, y así fue, nos terminamos de mudar a las 12: 00 media noche.

Increíble, le pedí perdón a Dios porque yo estaba reteniendo su voluntad, cuando tome la decisión de dejarlo entonces solo pasó lo que tenía que pasar.

 

Mi pastor de jóvenes me llevaba a la iglesia donde asistía antes, pero ahora no era igual, quedaba lejos y no podía asistir más que los domingos en la mañana cuando yo estaba acostumbrada a participar más.

 

Tomé una decisión, oré, le pedí a Dios que me enseñará si quería que yo me involucrara en otra iglesia, la decisión no era muy fácil porque aquí había muchas iglesias evangélicas y toda mi vida sólo había asistido a una. Pero con los estudios que había llevado, las buenas enseñanzas en la escuela dominical, en la predicación y con la oración Dios me guió. Miraba las iglesias y preguntaba cuál sería la que Dios tenía en mi camino?, yo venía de una iglesia de 500 miembros que seguía creciendo, 100 jóvenes, un día alguien me dijo que fuera a una iglesia grande cerca de donde vivía pero Dios me decía que esa no era. Había una iglesia cerca de mi casa, la gente me decía que no fuera ahí, que sólo era para estudiar, pero Dios me decía: es ahí donde te quiero. Entonces decidí preguntar por el horario de cultos y me dieron un numero de teléfono de una miembro de la Iglesia a la cuál llamé.

 

Entonces llegué a los cultos, que sorpresa, una iglesia tan chiquita, prácticamente sin jóvenes, bueno volví a orar a Dios le dijo que él sabía que no me gustaba estar en la banca sin hacer nada, que me abriera las puertas, bueno Dios se lo tomó en serio, me invitaron una célula donde di mi primera meditación, a los dos meses ya era asistente de maestra, al mes me dieron la titularidad de la clase, luego para mi sorpresa recibí una carta invitándome a ser parte del concilio de los jóvenes, volví a orar porque sabia que esta arma espiritual era poderosa, pedí una cita con el Pastor para aclarar toda la doctrina que me habían enseñado, además no había tenido una trayectoria en liderazgo, ore y luego acepté, empecé como secretaria, pero algo en mi corazón me decía que estaba para algo más, y yo sólo oraba, el presidente tuvo que renunciar, entonces fui elegida como presidenta, no fue muy fácil pues no conocía toda la estructura de la iglesia, aunque ya había entregado mi carta de traslado no se había dado un culto de recibimiento de miembros.

 

 

 Todo eso giraba por mi cabeza, pero Dios siempre me mostraba que era Él y no yo quien tenía todo bajo control. Al mismo tiempo me ofrecieron trabajo en un seminario evangelico como secretaria en una oficina de misioneros, mi primer trabajo, en el cuál sigo hasta el día de hoy.

 

Comencé a llamar a los jóvenes que se habían ido y poco a poco estaban regresando, seguí dando meditaciones, pero siempre había algo en mi corazón que me decía prepárate que tengo más para ti, entre a estudiar teología, luego me recibieron como miembro, predique por primera vez, participe en un concilio de jóvenes encargado de 17 iglesias de Costa Rica, seguí creciendo espiritualmente. Jamás pensé llegar a hacer todas esas cosas, pero todo era con la ayuda de Dios, las personas en la iglesia me aceptaron muy bien. El grupo de jóvenes comenzó a crecer, y algo que era muy importante para mí, aún tenía comunicación con el Pastor de la iglesia donde asistía antes, y cuando podía visitaba, ellos estaban muy contentos y siempre estaban orando por mí, esto me ayudó mucho.

 

Tengo ya casi cinco años de estar en esta Iglesia, sigo predicando y enseñando. Hace 3 meses los jóvenes me eligieron como su pastora de jóvenes. Dios ha hecho todos mis sueños realidad, he podido salir del país, y sigo creyendo que Dios tiene más, que Él está abriendo aún puertas para mí, he tenido pruebas, a veces no he querido seguir más, pero recuerdo lo que era antes y no quiero volver a ello, Dios es mi Padre quien me ha dado su amor puro, todo lo que he hecho no ha sido por mis fuerzas ni capacidad, ha sido por el Poder de Dios, cada día Dios me muestra grandes cosas y anhelo seguir recibiendo y viendo esas sorpresas maravillosas.

 

Quiero cumplir mi llamado, Dios está trabajando en él, he entendido que todo ha sido para bien en mi vida, y lo que no entendía, ahora puedo mirarlo con ojos distintos. MI anhelo es morir con Cristo y vivir para Él, siempre me gusta recordar el título de mi primera predicación: Espera grandes cosas de Dios, Haz grandes cosas para Dios.

 

 Agradecida con Dios,

 

 

Vanessa Umaña Segura

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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