Cuando Dios Todopoderoso quiere bendecir a su pueblo, Primero lo mueve a orar, a

Cuando Dios Todopoderoso quiere bendecir a su pueblo, Primero lo mueve a orar, a entablar un diálogo con Él.

La oración es una conversación entre el Eterno y nosotros.

No es un monólogo de peticiones sino un diálogo.

El Eterno nos habla a través de su Palabra y a través del testimonio interno del Espíritu de Santidad. Nosotros respondemos al Creador con adoración, confesión, petición, intercesión y acción de gracias.

Sin estos cinco elementos, nuestras oraciones serí­an desequilibradas.

Consideremos juntos estos cinco aspectos de la oración.

El primer elemento de la oración agradable al Eterno es la adoración.

Al entrar a Su presencia en oración, comenzamos expresando nuestra adoración y reverencia por Él.

«El hombre ante todo siempre debe ofrecer alabanza, y luego entonces orar.»

A través de las páginas de las Escrituras, también encontramos alabanzas y adoración a Dios por parte de generaciones pasadas.

La confesión sigue a la alabanza. Cuando Isaías vio al Señor en toda Su gloria, exclamó «Ay de mí! que soy hombre muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo inmundo de labios, han visto mis ojos al Rey» (Isaí­as 6:5).

En realidad no podemos alabar al Dios de toda santidad si no tenemos un profundo sentido de nuestra propia impureza.

Las Escrituras también nos enseñan que El Señor es misericordioso y nos perdona cuando confesamos nuestros pecados ( 1 Juan 1:9).

Sólo después de la adoración y la confesión, ofrecemos al Padre nuestras peticiones. La verdadera oración consiste en los pedidos de alguien que reconoce su extrema necesidad, y en las provisiones de Alguien que demuestra Su extrema bondad.

Yeshúa ((el nombre hebreo del Hijo del Áltisimo, significa Salvación)) nos promete: «Hasta ahora nada habíais pedido en mi nombre; Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido» (Juan 16:24). Él nos alienta a pedir al Padre lo que necesitamos. en su nombre Yeshúa.

Al orar, también debemos incluir la intercesión. Este puede ser un precioso ministerio en favor de otros ante el trono de la gracia. Samuel dijo al pueblo de Israel: «En cuanto a mí, lejos está de mi­ el pecar contra YHVH dejando de orar por ustedes» (1 Samuel 12:23 ). La intercesión es una importante responsabilidad espiritual que como creyentes no debemos descuidar.

La acción de gracias debe inundar el resto de nuestra conversación con el Áltisimo.

Pablo dijo : » Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Yeshúa Ha Mashíaj» (1 Tesalonicenses 5:16 _18).

Experimentamos el gozo del Señor cuando hablamos con Él en oración y le agradecemos por Sus respuestas.

En síntesis : Alabanza

Confesión

Petición

Intercesión

Acción de gracias

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