[devocional-lunes] 23 de enero de 2006 – Civilizaci?n de distracciones.

Ni seáis idólatrasí según está escrito:
Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. 

1 Corintios 10:7.

Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,
y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús. 

1 Tesalonicenses 1:9-10.

Civilización de distracciones

       No faltan los juegos modernos para quienes quieren divertirse: ruleta, loto, rifas, juegos electrónicos o televisados, adaptados a todos los gustos y a todos los bolsillos, etcétera. Para desarrollar los ocios de las naciones ricas, se multiplican los parques de diversiones, se organizan viajes a todos los países del mundo y se invita a todo tipo de actividades deportivas o culturales. ¿Y qué decir de la multitud de diversiones disponibles día y noche en internet? Las técnicas más modernas se asocian a los más importantes grupos financieros.

       Una parte de la población se divierte malgastando el dinero y haciendo alarde de sus riquezas, mientras la otra carece de lo necesario para vivir decentemente.

       En realidad, a menudo nuestros contemporáneos son presa de un torbellino de diversiones que devora su tiempo, su energía, y les hace olvidar lo serio de la vida. Sin embargo, ni un solo minuto puede volver a ser vivido o «jugado». Pero, aún hoy, Jesús libera de los ídolos, de toda esclavitud, vanidad, y quiere que nuestra vida tenga verdaderamente un sentido, poniéndola humildemente a su servicio.

       ?También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.? ?Absteneos de toda especie de mal? (1 Tesalonicenses 5:14 y 22). 

  • El devocional diario, es editado por: "La Buena Semilla" 1166 Perroy (Suiza) © Copyright: Todos los derechos reservados.
  • El texto enviado hoy es el del día correspondiente del año pasado.
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    Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. – Tercera carta de Juan versículo 2.

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