[devocional-viernes] 13 de enero de 2006 – Un microclima: la familia cristiana.

Si el Señor no edificare la casa,
en vano trabajan los que la edifican. 
Salmo 127:1.

No tengo yo mayor gozo que este,
el oír que mis hijos andan en la verdad. 
3 Juan 4.

Un microclima: la familia cristiana

       La conversión de un individuo es un acontecimiento que va a marcar sus relaciones con Dios, con otras personas y en todas las esferas de su vida, incluso las más íntimas. La pareja y la familia cristiana constituyen un espacio relativamente protegido de la influencia del mundo, un espacio donde los derechos de Dios son reconocidos.

       El respeto hacia la autoridad del Señor caracteriza a la familia que vive en armonía con Dios y con el pueblo de Dios. Los rayos divinos se proyectan en el hogar de un creyente fiel que es como un centro de radiación para quienes lo rodean.

       El hogar de un creyente nos hace pensar en una clase de microclima, un invernadero en el que pueden crecer ciertas plantas que no tendrían esa oportunidad en otra parte. Estas plantas son los hijos criados según las enseñanzas bíblicas. Cuando los padres se aman y permanecen fieles uno al otro, el niño descubre lo que es el amor de Dios. Allí aprende la sumisión, el respeto a los demás y la disciplina. Los niños criados en una familia cristiana y con el respeto a la Palabra de Dios guardarán esos principios.

       La familia es la base de la sociedad. Actualmente se combate su estructura por todas partes. Creyentes, cuidémonos de no dejarnos influir por las ideas del mundo, aceptadas por la sociedad y popularizadas por los medios de comunicación. Sus efectos serían tan destructores como el granizo o una helada sobre la viña en pleno florecimiento.

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  • El texto enviado hoy es el del día correspondiente del año pasado.
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    Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. – Tercera carta de Juan versículo 2.

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