[Grafica Cristiana] Paz, en medio de la tormenta

 

 ¡Paz! ¡en medio de la tormenta!

    

 

    ¿Te has visto alguna vez en medio de una gran tormenta, un fuerte huracán, un terremoto o un tifón? ¿Te asustaste, pasaste miedo, estabas preocupado? La mayoría de las personas que lo están en esas circunstancias, ¡porque nunca saben si se las va a llevar el viento, o si les va a caer un rayo encima, o si el viento se va a llevar el tejado de su casa, o si algo las va a lastimar o incluso matar!

            ¡Pero esta pequeña familia está muy tranquila y no tiene ningún miedo, a pesar de que todo a alrededor ruge una terrible tormenta! ¡El viento brama y arranca de raíz árboles grandes que se desploman, caen rayos y se escuchan truenos! ¡Pero ellos no parecen estar nada preocupados! ¡Tienen completa paz y tranquilidad!

 

 

            ¿Sabes lo que hace una gallina con sus polluelos cuando ve que hay peligro? Los junta bajo sus alas para cubrirlos y protegerlos. Pues bien, la Biblia dice que el Señor hace lo mismo con Sus hijos. «Te cubrirá, y debajo de Sus alas puedes estar seguro. Ahí no necesitas tener miedo del terror nocturno, ni de mortandad durante el día, porque el Señor es tu esperanza y tu lugar de refugio» (Salmo 91).

 

      Si somos del Señor y no nos apartamos de él, él cuidará de nosotros, ¡siempre! Y aun en medio de una tormenta terrible como la de este dibujo, nos guardará, protegerá y cuidará con Sus fuertes y amorosas manos celestiales. Aun cuando en el exterior todo es oscuridad y tormenta, ¡podemos tener en nuestro interior el sol de Su amor y el arco iris de Sus bendiciones!

 

            ¿Has escuchado alguna vez la historia de Rahab, una mujer de la Biblia? Hace mucho hubo una ciudad llamada Jericó, cuyos habitantes eran tan malvados que Dios como castigo la iba a destruir. Pero en ella vivía una mujercita llamada Rahab que se portó bien con los hijos de Dios y los ayudó. ¡Y como se portó bien con el pueblo de Dios, Dios se portó bien con ella!

 

      Las grandes murallas protectoras que rodeaban Jericó eran muy altas y gruesas, tan gruesas que muchos tenían su casa sobre la muralla, como Rahab. Cuando llegó el día de los juicios de Dios, ¡él hizo que se sacudiera la ciudad y que toda la muralla se derrumbara! No quedó en pie más que una pequeñísima parte: ¡donde estaba la casa de Rahab! Como tuvo fe, recibió a los hijos de Dios y se portó bien con ellos, cuando Dios destruyó toda la ciudad y a todos sus habitantes, ¡su casita no se derrumbó y ella su familia se salvaron y estuvieron protegidos! (Josué 2 y 6.)

 

            Ya ves, no necesitas preocuparte. Si eres hijo del Señor, ¡él cuidará de ti! ¡Los hijos Suyos que no se apartan de él viven dentro de un círculo mágico de divina protección! ¡Es como un campo de fuerza especial en el que no puede entrar nada sin permiso del Señor! Claro que eso no quiere decir que el Señor nunca vaya a permitir que suframos daño, ni que nunca nos vaya a dejar pasar por pruebas, sino que nunca permitirá que suframos un daño insoportable, ni un perjuicio inaguantable, y ha prometido librarnos siempre de nuestros problemas. «¡Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará el Señor!» (Salmo 34:19.)

 

             Lo principal es asegurarte de que eres Suyo. De esa manera sabrás que todo irá bien y que cualquier cosa que te suceda será para tu bien. él dice que «a los que aman al Señor, todas las cosas les ayudan a bien» (Romanos 8:28). Si eres hijo Suyo, ¡sabrás que todo lo que ocurra en tu vida lo manda él y que de alguna forma es para tu bien!

Y así, aunque estés rodeado por una tormenta terrible y gran destrucción, ¡no tendrás temo1r! El Señor dice: «No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes, ¡porque Yo soy tu Dios! Estarás a salvo en medio de la tormenta, en el hueco de Mi mano, y debajo de ti están Mis brazos eternos.» (Isaías 41:10; Deuteronomio 33:27) él siempre está a tu lado, nunca jamás te abandonará, porque ha prometido: «¡Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo!» (Mateo 28:20.)


            Si quieres tener esa misma paz, seguridad y protección celestial, ¡lo único que tienes que hacer es recibir y amar a Jesús, el Hijo de Dios! ¡Si lo haces, por muchas dificultades y apuros que surjan en tu vida, él te ayudará a capear las tormentas y hacer frente a los vientos sin dejarte arrastrar por ellos! Por muy oscuras que se vuelvan las nubes que haya a veces sobre ti, ¡la Luz de Su Amor siempre se abrirá paso entre ellas para animarte y darte esperanza y fuerzas para salir adelante!


            ¡Él y Su Amor son así de maravillosos! él dará alegría a tu vida y una paz que, según la Biblia, «sobrepasa tu propio entendimiento; completa paz, ¡porque en él has confiado!» (Filipenses 4:7; Isaías 26:3.) Por muy oscuras, tormentosas o difíciles que sean las condiciones exteriores, ¡en tu corazón el sol puede brillar siempre, los pájaros trinar siempre, las flores estar siempre abiertas, y puede andar todo bien y ser todo dicha gracias a él!

 ¡Que Dios te bendiga con Su paz y Su Amor, por medio del único » príncipe de paz» Jesucristo! ¡Él te ama y pasará a formar parte de tu vida a partir de este momento con sólo pedirle que entre en tu corazón! él dice: «He aquí, Yo estoy a la puerta (de tu corazón) y llamo; si alguno oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él» (Apocalipsis 3:20).

 Haz esta sen cilla oración: «Señor Jesús, creo que eres el Hijo de Dios y que moriste por mí. Te ruego que perdones todos mis pecados. Jesús, por favor, entra en mi corazón y dame Tu regalo: ¡La vida eterna! Ayúdame a amarte y a amar a los demás hablándoles de Ti y de Tu Amor. Lo pido en Tu nombre, Jesús. Amén.»

(Autor:  desconocido)

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