EL DIVORCIO ¿CÓMO AFECTA A LOS HIJOS?

EL DIVORCIO ¿CÓMO AFECTA A LOS HIJOS?

Una de las experiencias más dolorosas de los hijos es ver que se rompe el matrimonio de sus padres. La verdad que no hay un milagro para que todo vuelva a ser como el principio, esta información puede ayudar a tu amigo-ga a no perder el equilibrio emocional.

Dile que luche tenazmente contra los pensamientos negativos y tome en consideración esta información.

Recibe un cariñoso saludo.

«Recuerdo cuando papá se fue de casa. No podíamos entender qué estaba pasando. Mamá tuvo que empezar a trabajar fuera, y nosotros nos quedábamos siempre solos. A veces lo único que hacíamos era sentarnos junto a la ventana, preguntándonos si acaso ella también nos había dejado…»—Una hija de padres divorciados.

EL DIVORCIO de los padres de uno puede parecerle a uno el fin del mundo, una catástrofe que traiga sufrimientos que duren toda la vida. Suele inundar a los hijos con emociones como vergüenza, ira,ansiedad, temor de verse abandonados, culpa, depresión y el dolor profundo de la pérdida… hasta un deseo de venganza.

Si tus padres se han divorciado recientemente, puede que tú estés entre los afectados así. Después de todo, lo que nuestro Creador quería era que fueras criado por un padre y una madre. (Efesios 6:1-3.) Pero ahora te falta diariamente uno de tus queridos padres. «Yo apreciaba mucho a mi padre y quería estar con él —dice, lamentándose, Paul, cuyos padres se divorciaron cuando él tenía siete años de edad—. Pero nos pusieron bajo la custodia de mamá.»

Tras el divorcio de sus padres, algunos jóvenes casi se arruinan la vida. Algunos toman decisiones precipitadas, como dejar de ir a la escuela. Otros desahogan su frustración y enojo portándose mal…como para castigar a sus padres por haberse divorciado. Denny recuerda: «El divorcio de mis padres me entristeció y me hizo sentir muy mal. Empecé a tener problemas en la escuela y me atrasé un año.

Después […] me convertí en el gracioso de la clase y me metí en muchísimas peleas».Bien puede ser que por una conducta escandalosa te atraigas la atención de tus padres. Pero ¿qué logra eso realmente, aparte de añadir tensión a una situación ya tensa? En verdad el único que resulta castigado por la mala conducta es el que se porta mal. (Gálatas 6:7.) Trata de comprender que tus padres también están sufriendo, y que el que aparentemente te descuiden no es malintencionado. La madre de Denny confesó: «No cabe duda de que descuidé a mis hijos. Después del divorcio estaba tan confundida que no podía ayudarlos».

La Biblia aconseja en Hebreos 12:13: «Sigan haciendo sendas rectas para sus pies, para que lo cojo no se descoyunte». Aunque te falte la disciplina de tus padres, no tienes excusa para comportarte mal. (Santiago 4:17.) Acepta tu responsabilidad por tus actos y disciplínate a ti mismo. (1 Corintios 9:27.) Evita, además, tomar decisiones precipitadas; por ejemplo: irte de la casa. «El sagaz considera sus pasos.» (Proverbios 14:15.) Si parece que por el momento tus padres están demasiado sumidos en sus propios asuntos para prestarte atención, ¿por qué no hablas con un amigo mayor que tú sobre las decisiones que pienses tomar?

Con todo, puede que te vengan ciertas preocupaciones en cuanto a tu futuro. Has visto a tus padres fracasar en su matrimonio, y se entiende que te preguntes si acaso tú podrás tener un matrimonio de éxito. Afortunadamente, la infelicidad marital no se hereda de los padres, como las pecas. Tú eres persona aparte, y el éxito de tu matrimonio futuro no depende de los fracasos de tus padres, sino del grado a que tú y tu cónyuge apliquen la Palabra de Dios a su matrimonio.

Quizás también empieces a preocuparte por cosas que antes dabas por sentadas: alimento, ropa, abrigo, dinero. Sin embargo, normalmente los padres hallan alguna manera de proveer para sus hijos después del divorcio, aunque eso signifique que mamá tenga que buscar empleo. Con todo, el libro Surviving the Breakup (Cómo sobreponerse al divorcio) da esta advertencia práctica: «Lo que antes mantenía a una sola familia ahora debe mantener a dos, y eso significa un nivel de vida inferior para cada miembro de la familia».

Por eso, es muy posible que tengas que acostumbrarte a pasarla sin cosas que antes tenías, como ropa nueva. Pero la Biblia nos recuerda: «Nada hemos traído al mundo, y tampoco podemos llevarnos cosa alguna. Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas». (1 Timoteo 6:7, 8.) Quizás hasta puedas ayudar a planear un nuevo presupuesto familiar. Además, recuerda que Jehová es «padre de huérfanos de padre». (Salmo 68:5.) Puedes estar seguro de que se interesa mucho en que recibas lo que necesitas.

El profeta Jeremías dijo: «Bueno le es al hombre físicamente capacitado llevar el yugo durante su juventud». (Lamentaciones 3:27.) Es cierto que hay poco de «bueno» en ver que se rompe el matrimonio de los padres de uno. Pero hasta de esa experiencia indeseable es posible sacar provecho.

La investigadora Judith Wallerstein comentó: «El desarrollo emocional e intelectual [entre hijos de padres divorciados] a que contribuyó la crisis familiar fue impresionante, y algunas veces conmovedor. Los jóvenes […] consideraron sensatamente las experiencias de sus padres y sacaron serias conclusiones para su propio futuro. Se interesaron en hallar maneras de evitar los errores que sus padres habían cometido».

No hay duda de que el divorcio de tus padres dejará su marca en tu vida. Pero el que esa marca sea solo una mancha que vaya desapareciendo o sea una herida ulcerosa depende mucho de ti.

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