[Devocional_Diario]¡Te invito a un gran banquete!

¡Te invito a un gran banquete!

Proverbios 9 «La sabiduría construyó su casa y labró sus siete pilares. Preparó un banquete, mezcló su vino y tendió la mesa. Envió a sus doncellas, y ahora clama desde lo más alto de la ciudad. «¡Vengan conmigo los inexpertos!-dice a los faltos de juicio- Vengan, disfruten de mi pan y beban del vino que he mezclado. Dejen su insensatez, y vivirán; andarán por el camino del discernimiento. El que corrige al burlón se gana que lo insulten; el que reprende al malvado se gana su desprecio. No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte; reprende al sabio, y te amará».

Continuando con nuestro estudio del libro de Proverbios ahondaremos un poco en el capítulo nueve. Como si fuera un cuadro al óleo nos presenta a dos personajes principales, ambas son femeninas, tienen una casa, algo que ofrecer y las dos pronuncian un discurso. La Dama Sabiduría proyecta una imagen activa y prudente, Doña Necedad está sentada y ociosa, sus ojos indican que no entiende nada.

«La mujer necia es escandalosa, frívola y desvergonzada. Se sienta a las puertas de su casa, sienta sus reales en lo más alto de la ciudad, y llama a los que van por el camino, a los que no se apartan de su senda. ¡Vengan conmigo, inexpertos!-dice a los faltos de juicio- ¡Las aguas robadas saben a gloria! ¡El pan sabe a miel si se come a escondidas! Pero estos ignoran que allí está la muerte, que sus invitados caen al fondo de la fosa»

No haremos este estudi0 a la manera de un análisis hermenéutico, sino como hemos hecho con todos los capítulos anteriores buscaremos identificarnos con los personajes, contrastar su conducta con la nuestra y pondremos atención sobre todo en el consejo de Dios.

Dos llamados: Un solo discurso y dos voces totalmente opuestas, es el llamado de la sensatez y la locura, la Dama Sensatez ha tomado la iniciativa, busca convidarnos a un gran banquete, lo tiene todo preparado y entonces es el tiempo preciso para que los invitados se presenten. Nadie debe perder la oportunidad de sentarse a su mesa, por eso ha mandado a sus criadas por puntos estratégicos, donde comúnmente se colocaban los pregoneros, su tarea es ir en busca de los invitados. Doña necedad no es tan activa, sabe que es fácil encontrar ingenuos en todas partes, por eso no es necesario trabajar tanto buscando incautos. Cualquier cosa es pretexto para no tener que hacer mucho, así que espera ociosamente a que pasen los transeúntes para tentarlos, su voz no es delicada ni prudente, no tiene ningún parecido a la invitación de Sensatez, su voz es irritante y llena de fascinación.

Dos casas: Sabiduría ha adornado su casa, ella misma la construyó con diligencia y fortaleza de carácter, «La mujer sabia edifica su casa» (Prov. 14:1), su virtud más resaltante es que teme a Dios. Su casa se asemeja a un palacio y la base que sostiene su hogar son siete pilares: Construye (edifica) su casa con amor Labra (siembra) los siete pilares espirituales con alegría. Prepara (arregla) un banquete con paz y paciencia. Mezcla (perfecciona) su vino con amabilidad y bondad. Tiende (alarga) la mesa con fidelidad. Envió (liberó) a sus doncellas con humildad. Clama (se conduele) desde lo más alto con dominio propio. Los siete verbos que caracterizan a la Dama Sabiduría se pueden unir a los siete dones des Espíritu Santo, la unión del trabajo con la virtud del Espíritu producen un fruto permanente, una vida bendecida, un linaje santo. La senda que lleva a la casa de doña Necia está lleno de negruras, la maraña ha crecido tanto que enreda los pasos del visitante, por todo lado hay obstáculos, atascos y miedo, su sendero esta ensombrecido por la más densa oscuridad, el fin de esta avenida conduce a la muerte. «No desvíes tu corazón hacia sus sendas, ni te extravíes por sus caminos, pues muchos han muerto por su causa; sus víctimas han sido innumerables. Su casa lleva derecho al sepulcro ¡conduce al reino de la muerte! (Prov. 7:25-27).

La oferta:

La oferta de ambas es distinta, es incuestionable la diferencia entre lo claro y lo escondido, entre lo limpio y lo sucio. La Cordura invita a un banquete público, del cual saldrán los comensales transformados para seguir rectamente un camino nuevo y prudente. Doña Mentecata condimenta su convite con el adobo de lo clandestino y oculto, afirma que sabe bien porque ha sido robado y esto clandestino provoca pasiones intensas. «Aunque en su boca el mal sabe dulce y lo disimula bajo la lengua, y aunque no lo suelta para nada, sino que tenazmente lo retiene, ese pan se le agriará en el estómago; dentro de él se volverá veneno de áspid. Vomitará las riquezas que se engulló; Dios hará que las arroje de su vientre» Job 20 12-15 «Tal vez sea agradable ganarse el pan con engaños, pero uno acaba con la boca llena de arena» Prov. 20:17. La Sensatez llama a los inexpertos para sacarlos de su estado y encaminarlos por una senda de luz, la Necedad sugestiona con persuasión maléfica y pervierte la mente hasta convencer que todo lo escondido jamás será revelado. El contraste es marcado, estos cuadros no tienen matices. La Sabiduría no se equivoca, su mensaje no tiene doble intención, el objetivo que la mueve es el amor, no hay dureza en su llamado, no es legal ni religioso, es práctico y actual, su voz es perseverante porque quiere auxiliar al inocente. Frente a la voz sonora y atractiva de la Dama Cordura, ensaya su voz insinuante y halagadora la Necia, como contendiente temible y despreciable, se sienta en su trono de egoísmo y prepara el anuncio que correrá desde la puerta de su casa hasta el último rincón del mundo, sus palabras suenan a seducción amorosa, Frases que hacen olvidar la lealtad, provocar traición, ignorar el dolor ajeno, sucumbir a la pasión, desconocer las consecuencias.

Los invitados:

Están caminando sin propósito, quizá buscando algo nuevo e interesante, son los inexpertos: es el sencillo, ingenuo como un niño, aquel cuya mentalidad y juicio no han madurado aún. Este tiene esperanza, es figura maleable, pero tanto para el bien o para el mal, por eso se lo disputan la Sensatez y doña Necedad. Otro vagabundo es el burlón, es cínico y arrogante, cree saberlo todo, se siente seguro y poderoso, desde su seguridad desprecia sarcásticamente la voz madura de la Sencillez y la Decencia, no tiene remedio, según él no tiene nada que aprender, y de hecho no aprende, es incorregible, es mejor no perder tiempo y esfuerzo con él. El cínico sabe que se burla de Dios, es culpable y él cargará con las consecuencias de su conducta.

«Al insolente no le gusta que lo corrijan, ni busca la compañía de los sabios» Prov. 15:12. «Cala más un regaño en el hombre prudente que cien latigazos en obstinado» Prov. 17:10. «El castigo se dispuso para los insolentes, y los azotes para la espalda de los necios» Prov. 19:29. El cínico esta enfermo de terquedad, terminará torturado por su mala actitud.

Consecuencias: Las consecuencias finales de nuestras acciones no son pequeñas, ellas traerán la bendición o la maldición, salud o enfermedad, dicha o desolación, vida o muerte. La sabiduría nos invita a temer al Santo, a conocerlo y aprender a usar el discernimiento el premio a la buena elección es vida y prosperidad, honor y paz. «Podrás recorrer tranquilo tu camino, y tus pies no tropezarán» Prov. 3:23. Si decides acceder gustoso a la cita con la Necedad, debes saber que no durará mucho tiempo el encantamiento engañador, por más dulce que pueda sentirse a tu paladar, es un placer mal habido, la mano justa de Dios caerá sobre el cínico que se atreve a rebajar y desairar la Sabiduría del Todopoderoso. Martha Bardales

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