EL CIRCULO DE LA SOLEDAD Y MAYOR GRACIA

Hoy en día la soledad es un mal que afecta a muchas personas, acá nos dicen en que forma y como salir de ese circulo, porque nos va rodeando muchas veces hasta asfixiarnos, por tanto aprendamos como proceder para no vivir más en ese estado, el hombre fue creado para ser un ser sociable, por tanto no hay cabida para la soledad, Dios dice que no es bueno que estemos solos, Él es la mejor compañía.

EL CÍRCULO DE LA SOLEDAD 

El aislamiento, la soledad, el abandono, el rechazo familiar, social y religioso, el abuso físico, emocional y espiritual, el menosprecio, el clasicismo, el racismo, etc., han hecho que miles de personas lancen un grito desde lo profundo de su ser, un grito clamando por ayuda, que lamentablemente en muchos casos, ha quedado sepultado en el silencio por la indiferencia, la ignorancia, la falta de solidaridad y amor.  

Recientes investigaciones han llegado a la conclusión de que la soledad es una de las principales causas de infelicidad y aunque no constituye un trastorno en sí misma, va normalmente asociada a sentimientos de descontento, frustración y ansiedad que con cierta frecuencia desembocan en depresión.  Es como un muro protector donde nos refugiamos en algunos casos, para no recibir más dolor, humillación y rechazo. 

Existen algunas condiciones de vida que pueden propiciar el sentimiento de soledad:

Los cambios de domicilio que implican el corte de lazos familiares y de amigos.     

El tipo de relaciones que se establecen en la gran ciudad (formales, frías y poco íntimas).

Las escasas relaciones con la familia amplía el incremento de separaciones y divorcios. 

El incremento de valores individualistas, la búsqueda del éxito personal y la competitividad acentuada. 

El rechazo por ideas religiosas, la desintegración familiar, problemas emocionales, etc. «Cuando la soledad arraiga en nuestra personalidad puede convertirse en una cárcel psicológica que conlleva a un proceso que puede resumirse en cuatro etapas que forman una cadena cuyo final implica el reinicio del proceso, llamado el círculo de la soledad. 

Creencias negativas hacia sí mismo. A causa de sus fracasos pasados las personas solitarias se ven negativamente a sí mismas y están convencidas de que fracasarán al tratar con los demás.

Tienen poca autoestima, se rebajan a sí mismos, se sienten incapaces de relacionarse. Creen que su timidez es invencible y no pueden luchar contra ella.  Así el solitario crónico se deja arrastrar por pensamientos negativos de sí mismo y acaba fracasando por su falta de confianza. 

Conducta con poca habilidad social.El solitario tiene poca habilidad social, le resulta difícil desplegar actividades sociales, participar en grupos, no sabe ser agradable, es incapaz de demostrar que disfruta de la compañía de los otros, y de tratarlos cordialmente. Suele comportarse de forma menos agradable cuando está en público, se siente inseguro de sí mismo, es ansioso, generalmente es poco inclinado a revelar su intimidad y cuando la descubre se comporta de forma inapropiada, es demasiado íntimo con los de su mismo sexo y superficial con el sexo opuesto tendiendo a refugiarse en la ironía al tratar con los demás.

Rechazo de los otros.Con su forma de actuar ahuyenta a los que podrían haber llegado a ser amigos suyos y contribuye a que los demás no le miren bien.     

Retirada a la soledad. Solo el repliegue en su concha le permite un mínimo de seguridad a la persona que se siente rechazada por los demás.  La soledad tiende a consolidarse con el tiempo y estas personas están convencidas de que su situación no va a cambiar. 

La depresión e infelicidad que acompañan al aislamiento refuerzan las creencias negativas hacia sí mismo y reinician el proceso circular en una situación que se realimenta a sí misma. 

El primer paso para salir de este círculo, es aceptar que podemos salir de este círculo y que podemos confiar en alguien.  Esto no es fácil. 

Algunas personas son deshonestas, pero no todas. Algunas personas mienten, pero no todas. Otras abandonan, pero no todas. No generalicemos, no todos somos iguales.  

El segundo paso es recuperar la autoestima, entendida como el valor que me doy a mí mismo, la auto valía que tengo de mi persona en su totalidad, sea esta alta, baja o intermedia.

La manera en que nos tratan los demás es un reflejo de cómo nos vemos y nos tratamos a nosotros mismos. Investigaciones han demostrado que no existe relación entre la inteligencia o las características físicas y el éxito en la vida; todo tiene que ver con la actitud.

«Solo podemos respetar a los demás cuando uno se respeta a sí mismo. Solo podemos dar, cuando nos damos a nosotros mismos. Solo podemos amar, cuando nos amamos a nosotros mismos. Si has gritado en soledad, haz que tu grito se escuche: «rompe el círculo de la soledad».

Date ánimos cada vez que los necesites. Cree en ti mismo, quiérete a ti mismo.Ten aprecio a tu individualidad, ayúdate a desarrollar tu talento y tus habilidades. 

Escrito por M. Ángeles Vallet Luque de Mora 

MAYOR GRACIA   

Una mañana, cuando nuestra nieta Julia estaba bien pequeña, ella y su abuelita estaban leyendo la Biblia juntas. Llegaron al conocido versículo que dice: «Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios» (Romanos 3:23).

Julia de repente saltó del sofá y corrió para buscar la Biblia gastada y marcada de mi padre que yo conservo sobre un estante en mi oficina y que le había mostrado esa misma mañana. «Es muy vieja» –le dije solemnemente.

Ella tomó la antigua Biblia en su mano, corrió de vuelta hacia su abuelita, y emocionada buscó Romanos 3:23 y le leyó: «Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios.»

«Sí –dijo triunfante– ¡dice lo mismo en esta también!»

El pecado ha estado con nosotros desde antaño y estará con nosotros mientras vivamos en esta tierra. Pero hay algo más antiguo que el pecado, algo que dura más que él. Según la escritora de himnos Julia Johnston, es la «maravillosa gracia de nuestro amante Señor, gracia que excede nuestro pecado y nuestra culpa». El himno concluye diciendo: «Gracia, gracia, la gracia de Dios, gracia que perdona y limpia por dentro; gracia, gracia, la gracia de Dios, gracia que es mayor que todo nuestro pecado.»

¿Has recibido la gracia de Dios? –DHR

Romanos 3:23-24
Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús.  

Es tan hermosa la Gracia de Dios para el hombre, es un favor no merecido en el cual El se deleita en dárnosla en todo momento, pero de nosotros depende el acogernos a ella o no, que en toda situación vayamos a El confiadamente sabiendo que nos comprende, nos ama y está dispuesto a ayudarnos, tiene toda solución y Su voluntad siempre es buena, agradable y perfecta para con nosotros, nadie como nuestro Dios para ser así.

Los amo y bendigo en Jesucristo.

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