La guerra y el petróleo

La guerra y el petróleo

 

Hay toda una gama de opciones para explicar por qué George W. Bush está decidido contra viento y marea lanzar sus tropas sobre Irán tomando la excusa de su programa de energía nuclear. Y de verdad es contra viento y marea pues los sondeos de opinión pública en EEUU son manifiestamente contrarios a continuar con la política belicista después del fiasco de Irak. Francia, Alemania, Rusia, China, Italia e India se han manifestado también abiertamente contrarios a una nueva aventura militar norteamericana en Oriente. Solo Gran Bretaña ha manifestado su sólido apoyo.

 

Entre tanto los precios de los hidrocarburos se siguen disparando, y debido al temor de una guerra costosa y un efecto negativo en la estabilidad del dólar, los bonos en metales preciosos como el oro, plata y platino también han rebasado cifras históricas en precios. En consecuencia todas las materias primas, hasta las mas humildes como el cobre y los productos agropecuarios también han visto sus precios disparados en una carrera alcista que muchos analistas auguran nada bueno, de allí la vuelta a la vieja y agiotista costumbre de adquirir y atesorar oro ante tiempos difíciles por venir. De hecho las empresas petroleras, y entre ellas las siete hermanas que son las mas decididas partidarias de la política exterior y militar republicana, son las mas grandes beneficiarias del momento económico que se vive actualmente, por lo que ahí estaría la verdadera causa de tanta alharaca por el uso de energía nuclear por parte de los iraníes, quienes por lo demás han declarado en todos los tonos que no la usarán en fines militares sino como fuente de energía para usos industriales y domésticos, aunque tratándose de fundamentalistas religiosos todo se puede esperar.

 

Saludos cordiales,

 

Luis

lamndr@gmail.com

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Según los datos de la International Energy Agency, mirados en perspectiva optimista, con los niveles actuales de consumo restan treinta y cinco años de petróleo en el mundo, siendo Medio Oriente de lejos la zona de mayores reservas. Por ello es endeble sostener que la ofensiva sobre Irán es de naturaleza preventiva. Se trata nuevamente de un acto de aseguramiento de fuentes energéticas. Si bien los disparates de Amadineyad sobre Israel contribuyen a generar tensión, eso no significa que Irán sea un peligro nuclear inminente. Hasta los propios informes de inteligencia de EEUU señalan que faltan años para que este país pueda ensamblar una bomba nuclear. El guión se repite en menos de un lustro y es evidente que la manipulación desde la Casa Blanca crea toda una sensación de peligro mundial. 
 
El gobierno de Irán ha optado por una retórica ofensiva. De las amenazas a Israel ha pasado sugerir que tiene vigilados los movimientos de las fuerzas de EEUU en la región y también juega con el asunto nuclear. Es que los Guardianes de la Revolución ya se habrán dado cuenta de que bajar la cabeza y acceder a las exigencias de EEUU apañadas por la Comunidad Internacional, es el camino para ser sometidos o invadidos. Es decir si EEUU y sus aliados tienen decidida la aventura persa, eso no variará así Irán abra todas las posibles instalaciones en las que un plan nuclear se podría desarrollar. Por lo que se percibe Bush no se quiere ir del gobierno sin dejar establecido el inicio del fin de la era energética petrolera sobre la tierra, que en pocos decenios concluirá. 
 
El petróleo es un tema complejo y poco tratado a profundidad, hay diversas mediciones que se pueden establecer para determinar una escasez, una subida o el techo de producción. Pero lo que sí es evidente es que el Estado o conjunto de estados que se aseguren el control de este elemento en vías de extinción, tendrán la llave para manipular la economía y las relaciones comerciales en las décadas venideras. No es pues un tema de seguridad internacional el que ahora se desata sobre Irán, es asunto de monopolizar las cadenas económicas que el petróleo genera. 
 
Desde mediados del 2003 el gobierno de Bush estuvo dilatando la licitación para que universidades norteamericanas estudien la manera de desarrollar una tecnología energética alternativa. Si existiera la voluntad de encontrar el sustituto energético, ya se habría avanzado mucho en ese intento. Pero la relación e intereses que existe entre poder político, influencia intelectual, medios de comunicación e industria petrolera harán que un reducido grupo empresarial lleve al mundo a las tensiones más graves para persistir en controlar un entramado de influencia mayor aun que la del propio gobierno estadounidense. 
 
El control de la energía es clave, de su escasez dependen los precios de casi todos los bienes en el mercado. Los alimentos son más caros si el petróleo sube, los transportes en todas sus formas, las grandes ramas de la industria y toda la gama de actividades que derivan de ellas. Es decir el que tenga el mayor control de la actividad petrolera, podrá determinar cuándo y donde se deba desatar una crisis o una subida de precios que haga avanzar o retroceder a zonas económicas o a países que se consideren no amistosos por determinada razón. Tanto así que hasta ya se ha planteado la posibilidad de que crisis como la brasilera, la mexicana o la argentina hayan sido direcciónadas con la connivencia de instituciones como el FMI o el BM  [1] para de ese modo hacer que aminore por la afectada economía su consumo de barriles de petróleo que luego se destinan a potencias cuyo consumo es enorme.
  
Ante la llamada crisis nuclear de Irán, que mirada de cerca no es crisis y no es nuclear si bien hay que enfocar a Amadineyab y su fundamentalista gobierno que de tener el poder quizá sea capaz de cumplir sus absurdas amenazas sobre Israel, es ineludible no perder de vista el tema del poder real tras la Casa Blanca : El compromiso por dejar el asunto del petróleo en manos de un conjunto de intereses imbricados que pueden a partir de eso potenciar su control sobre el planeta.
  
Toda amenaza, como las lanzadas por Amadineyab sobre Israel que ya son respondidas por Simon Peres en el mismo parámetro religioso, deben ser aisladas ["Amadineyad representa a Satán, no a Dios", dijo Peres a Radio Israel]. Pero ello no debe permitir que se nos lleve a una falsa definición menos aun con la casi inmediata experiencia de Irak y de cómo con similar libreto se quiere llevar al mundo a todo lo contrario de lo que se dice. Nada es mejor luego de Irak. Nada será mejor si nos dejamos llevar por la partitura con la que Condoleeza hace bailar a los líderes mundiales. 
 
[1]  Algunos datos tomados del libro Hitler ganó la guerra , de Walter Graciano. Editorial Sudamericana, octava edición abril 2005.

 

18/04/06

Alexandro Saco

alexandro09538@gmail.com

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Juan Alberto Llaguno Betancourt

Lima – Perú – SurAmérica

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