Invocar el nombre del Señor

«INVOCAR EL NOMBRE DEL SEÑOR»

A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, los santos llamados, con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro 1 Co. 1:2.

Invocar el nombre del Señor implica creer en Él (Ro.10:14). Todos los creyentes en el Señor deben ser personas que lo invocan (Hch.9:14, 21; 22:16). Nosotros hemos sido llamados a invocar, hemos sido llamados para invocar el nombre del Señor Jesús.

¿Cómo, pues, invocarán a Aquel en el cual no han creído ? Ro. 10:14ª.

Una persona que crea en el Señor indudablemente invocará Su nombre. Invocar da por resultado una salvación inmediata.

Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación Romanos 10:10.

Creer con el corazón está relacionado con Dios; confesar con la boca esta relacionado con el hombre. Creer con el corazón es creer en Cristo, quien fue glorificado y levantado por Dios de entre los muertos; confesar con la boca es confesar que Jesús, quien fue menospreciado y rechazado por los hombres, es el Señor. Ambos aspectos son condiciones para que seamos justificados y salvos.

Porque: Todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo. Ro.10:13

Invocar el nombre del Señor es la clave no solo para nuestra salvación, sino también para nuestro disfrute de las riquezas del Señor. Comenzando con Enós, la tercera generación de la humanidad, y pasando por todos los siglos hasta llegar a los creyentes neo testamentarios, los redimidos y escogidos de Dios han disfrutado la redención y la salvación de Cristo y todas Sus riquezas por medio de esta clave.

Aquí ser salvos significa ser conducidos a disfrutar de las riquezas del Señor. El Señor es rico para con los judíos y también para con los griegos. Todos los que invocan el nombre del Señor disfrutan del rico Señor; como resultado, son llenos de Él y le expresan.

y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. Hechos 2:21 La palabra griega traducida «invocar»se compone de dos vocablos (Epi Kaleö) que en conjunto significan llamar audiblemente, y en voz alta, como lo hizo Esteban (Hechos 7:59,60).

Invocar el nombre del Señor no es una nueva práctica comenzada en el Nuevo Testamento, sino que comenzó con Enós, la tercera generación de la humanidad, en (Gén.4:26). Continuó con Job (Job.12:4; 27:10), Abraham (Gén.12:8; 13:4; 21:33), Isaac (Gen.26:25), Moisés y los hijos de Israel (Dt.4:7), Sansón (Jue.15:18; 16:28), Samuel (I Sam.12:18; Sal.99:6), David (2.Sam.22:4,7; I.Cr.16:8; 21:26; Sal.14:4; 17:6; 18:3,6; 31:17; 55:16; 86:5,7; 105:1; 116:4,13,17; 118:5; 145:18), el salmista Asaf (Sal.80:18), el salmista Hemán Sal.88:9), Elías (I Reyes 18:24), Isaías (Is.12:4), Jeremías (Lm.3:55,57) y otros (Sal.99:6). Todos ellos tenían la práctica de invocar al Señor en la edad del Antiguo Testamento.

Isaías exhortó a los que buscaban a Dios, a que le invocaran (Is.55:6). Aún los gentiles sabían que los profetas de Israel tenían el hábito de invocar el nombre de Dios (Jon.1:6; 2. R.5:11). Los gentiles que Dios levantó desde el norte también invocaban Su nombre (Is.41:25). Dios ordena (Sal.50:15; Jer.29:12) y desea (Sal.91:15; Sof.3:9; Zac.13:9) que Su pueblo le invoque. Invocar es la forma de beber gozosamente de la fuente de la salvación de Dios (Is.12:3,4), y la forma de deleitarse con gozo en Dios (Job 27:10), es decir de disfrutarle.

Por eso, el pueblo de Dios debe invocarle diariamente (Sal.88:9). Esta práctica tan alegre fue profetizada por Joel (Jl.2:32) con respecto al jubileo del Nuevo Testamento.

En el Nuevo Testamento, invocar el nombre del Señor fue mencionado primero por Pedro aquí, en el día de Pentecostés, como el cumplimiento de la profecía de Joel. Este cumplimiento tiene que ver con el hecho de que Dios derramase económicamente el Espíritu todo-inclusivo sobre Sus escogidos para que participasen de Su jubileo neo testamentario.

La profecía de Joel y su cumplimiento con relación al jubileo neo testamentario de Dios tienen dos aspectos: por el lado de Dios, El vertió Su Espíritu en la ascensión del Cristo resucitado; por nuestro lado, invocamos el nombre del Señor ascendido, quien lo ha efectuado, logrado y obtenido todo.

Invocar el nombre del Señor es de vital importancia para que los que creemos en Cristo participemos del Cristo todo-inclusivo y lo disfrutemos a El y todo lo que El a efectuado, logrado y obtenido (I.Co.1:2). Es una práctica importante en la economía neo testamentaria de Dios que nos permite disfrutar al Dios triuno procesado, para ser plenamente salvos (Ro.10:10-13).

Los primeros creyentes practicaban esto en todas partes (I.Co.1:2), y para los incrédulos, especialmente para los perseguidores, llegó a ser muy característico de los creyentes en Cristo (Hch.9:14,21).

Cuando Esteban sufrió persecución, él practicó esto (Hch.7:59), lo cual seguramente impresionó a Saulo, uno de sus perseguidores (Hch.7:58-60; 22:20).

Más adelante, el incrédulo Saulo perseguía a los que invocaban este nombre (Hch.9:14,21), identificándolos por esta invocación. Inmediatamente después de que Saulo fue capturado por el Señor, Ananías, quien condujo a Pablo a la comunión del Cuerpo de Cristo, le mando que se bautizara invocando el nombre del Señor para mostrar que él también había llegado a ser alguien que invocaba. Con lo que le dijo a Timoteo en (2.Tim.2:22).

Pablo indico que en los primeros días todos los que buscaban al Señor invocaban Su nombre. Sin lugar a dudas, Pablo practicaba esto, puesto que exhortó a su joven colaborador Timoteo a que hiciera lo mismo para que también disfrutara al Señor.

El nombre denota la persona. Jesús es el nombre del Señor, y el Espíritu es Su persona. Cuando invocamos: Señor Jesús, recibimos al Espíritu..

Ser salvo es recibir este Espíritu, el cual es la bendición del evangelio en la economía neo testamentaria de Dios (Gá.3:2,5,14)..Este Espíritu es el Señor mismo como aliento (Jn.20:22) y como agua viva (Jn.4:10,14) para nosotros. Para inhalarle como nuestro aliento y para beberle como nuestra agua viva necesitamos invocarle.

Lamentaciones 3:55,56 indica que invocar al Señor es respirar, e Is.12::3,4 indica que invocarle es beberle. Después de creer en el Señor, necesitamos invocarle no sólo para ser salvos, sino también para disfrutar de Sus riquezas (Ro.10:12-13).

Cuando ejercitamos nuestro espíritu para invocarle, inhalarle y beberle, disfrutamos de Sus riquezas; en esto consiste la verdadera adoración a Dios. El Señor relaciono esta clase de adoración (Jn.4:24) con el hecho de beber el agua viva que Él da (Jn.4:14).

Notas de la versión Recobro del Nuevo Testamento por Witnees Lee.
Nuestro propósito no es comunicar conocimiento, ni métodos bíblicos a los santos, sino ayudar a los que ya siguen al Señor y caminan en esta senda con el objeto de avanzar.

Watchman Nee

El verdadero ministerio se concibe en el vientre del sufrimiento, nace con fatiga y con dolor, y se mece en una cruz.
Ciertamente hay un camino solitario para los que buscan andar con Dios. Pero cuando andemos con el Señor, vamos a encontrar compañía en otros que también conocieron el rechazo y el sufrimiento cuando anduvieron con Dios, y aprendieron sus caminos

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