[Devocional_Diario] Icabod

Devocional Cristiano – Icabod

«Pero por causa de la captura del arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su esposo, le puso al niño el nombre de Icabod, para indicar que la gloria de Israel había sido desterrada. Exclamó: ¡Se han llevado la gloria de Israel! ¡El arca de Dios ha sido capturada! I Samuel 4:21-22

El arca simbolizaba el trono del Señor, la palabra hebrea que se usaba en Éxodo para referirse a ella es muy diferente al arca de Noé y a la cesta en la cual fue colocado Moisés para ser salvado de las aguas, sin embargo fue traducido como arca. El arca de Dios contenía las dos tablas de piedra, réplica de las dos primeras que le fueron entregadas en el Monte Sinaí a Moisés, fue Dios mismo quien escribió los mandamientos y su siervo el encargado de guardarlas dentro del arca sagrada.

«Y cuando terminó de hablar con Moisés en el Monte Sinaí, le dio las dos tablas de la ley, que eran dos lajas escritas por el dedo mismo de Dios» Éxodo 31:18

Samuel sabía que cada mueble del Tabernáculo de Reunión tenía un valor inmenso por lo que simbolizaban, pero no todos los creyentes de Silo, incluidos sus pastores, vislumbraron su grandeza. Samuel se levantó temprano ese día, como era su costumbre pasó revista a todos los objetos consagrados del santuario, las velas encendidas, suficiente combustible de aceite puro de oliva, los panes del propiciatorio; Detrás de la cortina se podía ver la sombra de los querubines sublimemente trabajados y colocados encima del arca del pacto, parecían abrazarse entre sí, el contenido del arca era tan santo, ¡Dios mismo escribió ellos! Samuel no cruzaba esa cortina, solo Elí tenía ese privilegio y únicamente lo hacía una vez al año.

De pronto, escuchó un murmullo que en un segundo se convirtió en gritos y lamentos, cada vez se escuchaban más cerca, parecía que se aproximaban al santuario. -«Todavía es muy temprano para comenzar los sacrificios»- Seguramente pensó, se asomó con prontitud a la puerta del atrio y se chocó con Ofni y Fines cara a cara, venían acompañados con una turba de ancianos importantes de Israel y soldados. -¿Qué sucede Ofni, pasa algo Finesí Si buscas a tu padre, aún no ha venido- Samuel empezó a temer que algo terrible iba a ocurrir. -¡Apártate Samuel! Gritaron a una sola voz los dos sacerdotes de Silo, -¡Nos llevaremos el arca de Dios!- Samuel no dio un paso atrás, una fuerza celosa y santa lo mantuvo firme, era todavía joven, esos sacerdotes eran superiores a él en cargo y linaje, pero él sabía que su responsabilidad era cuidar del santuario de Dios. -¿El arca? ¿Piensas sacarla del Tabernáculo? ¡No se atrevan, saben bien que ella es el objeto más sagrado del santuario! Pero los dos sacerdotes irresponsables no cesarían en su empeño, esta vez el pueblo estaba de su lado, parecía que se habían olvidado de su mala reputación, hasta habían dejado de murmurar contra ellos, era la oportunidad de volverse a ganar su fama, ellos serían como Aarón, como Moisés y Josué que caminaron con el arca y ganaron victorias. -¡Por eso mismo debemos llevarnos el arca!, los filisteos nos están masacrando en Afec, ya han muerto como 4,000 de los nuestros, el arca nos ayudará a recuperarnos- Samuel sentía que las piernas le temblaban, ¿qué tenía que ver esta derrota con el arca? ¿Acaso ellos no sabían que Dios ya había profetizado el castigo por su indolencia y necedad? -¡Es el trono del Señor! Nadie puede tocar el arca, nadie es digno siquiera de acercarse a ella (Josué 3:34) Por favor Fines mira bien lo que estas a punto de hacer- Ninguno de los dos pastores hermanos oyó la advertencia, no estaban acostumbrados a que nadie los discipline, ni su propio padre podía con ellos, hacían su voluntad siempre, y ahora eran famosos, nadie les quitaría su hora de gloria. -¡Cállate Samuel! ¡Tú no eres quien para impedirnos! ¡Nosotros somos los pastores de Israel!, mírate, tus ropas lo dicen todo, mira quien tiene las vestiduras consagradas, somos nosotros los sacerdotes, tú eres sólo un ayudante, ¡Tú que sabes!- Los ancianos, la multitud y los dos pastores se metieron a empujones, hicieron a un lado a Samuel mientras farfullaban: -Con el arca caerán nuestros enemigos, ella nos dará la suerte que necesitamos- Samuel no se cansó de advertirles: -Por favor, no hagan esto, saben bien que ningún objeto debe ser adorado, nada les traerá suerte, Dios nos prohibió la adoración a lo que esta en el cielo y en la tierra-

¡Cómo había caído el pueblo de Israel! Los vecinos paganos cargaban con todas sus deidades de suerte cuando migraban, hacían conquistas de otros pueblos o simplemente buscaban mejores tiempos, creían que ellos les darían suerte para ganar o enriquecerse, ellos inventaron las procesiones paganas, y ahora el pueblo de Dios se había rendido en el mismo error, conceptuaron que la presencia del Señor estaba subordinada al arca. Pero estaban equivocados, olvidaron que Dios actúa sólo propia voluntad, ellos no manejarían al Todopoderoso usando los símbolos de de su Presencia. -¡No pueden manipular a su antojo al Creador! Los infieles Ofni y Fines estaban a cargo del arca, los sacerdotes indignos usaron el pulpito para sus propias egolatrías, lucraron del Ministerio, menospreciaron el culto, manosearon los objetos sagrados y creyeron que se podía seguir abusando del sacerdocio con su inmunidad pastoral. Al principio los filisteos se acobardaron al divisar el arca, Ofni y Fines, imagino que se envalentonaron más, en ningún momento escudriñaron sus caminos, no hicieron un balance de su ministerio ¿qué importaba qué pensaban los demásí, ¡ellos estaban viviendo la gran vida! -Ahora si con el arca todo nos irá bien, estos filisteos incircuncisos sabrán qué es bueno, ¡miren paganos nosotros los hemos vencido!- No Ofni, no Fines, el Señor no estaba en el arca, hace tiempo que la gloria del Señor había abandonado ese lugar, hace tiempo que el Señor no reinaba en sus corazones. Los filisteos percibieron que las reliquias sagradas no tenían el mismo brillo y esplendor de antaño, se dieron cuenta que esos sacerdotes no tenían autoridad, entonces el miedo de ellos los armó de valor, se lanzaron al ataque y fácilmente derrotaron a los israelitas, todos cobardemente huyeron en estampida, el estrago fue aterrador, cazaron el arca y lincharon a los pastores infieles: Ofni y Fines los hijos de Elí. Pobre Elí, nunca pudo dominar a sus hijos, estos chicos engreídos se veían simpáticos e incluso divertidos cuando peleaban entre ellos, -«son cosas de chicos, todavía son tan muchachitos, yo los comprendo, no los traumatizaré dándoles tantas reglas, yo sé lo que hago»- Pero el tiempo pasó y la falta de disciplina, la ausencia de temor a Dios dio su fruto, la consecuencia dolorosa pudo haberse advertido, pero él lo ignoró. Elí estaba sentado junto al camino, ya no tenía su silla junto a la puerta del templo, se escuchaban tantos rumores de sus hijos que era mejor estar un poco lejos, su débil corazón temblaba, el arca, el arca de Dios ya no estaba en el santuario? -¿Estará Dios enojado?- -¿Lo que me mandó decir con el profeta será en serio?- -¿Se cumplirá lo que le dijo a Samuel?- -¿Tendrá misericordia de mí?- -«Le he servido bien tantos años, ya sé que estos chiquillos no fueron responsables, pero son unos niños, tu Señor conoces mi corazón»-

Adormecido en sus pensamientos no reaccionó hasta que el griterío de la multitud lo sobresaltó. El fue el último en enterarse, todos sabían lo que había ocurrido, desde el más pequeño hasta el anciano de Silo gritaban con dolor, recién Elí despertó de sus pensamientos:

-¿A qué viene tanto griterío?- Preguntó, no sólo no podía ver, también parecía amortiguado por la sordera espiritual.

-«Mi señor Elí, tus hijos Ofni y Fines han sido asesinados»- Elí en el fondo de su corazón de padre ya lo sabía.

-«Mi Señor, el arca de Dios ha sido capturada»- Solamente de oír nombrar el arca de Dios y la vergüenza, el temor a Dios, su imposibilidad de arreglar las cosas, una fuerza superior a él mismo pareciera que lo empujase con furia, se cayó como si alguien lo derribara hacia atrás, se rompió la nuca y murió. Elí fue incompetente para tener autoridad, fue incapaz de refrenar a sus hijos de su pésima conducta, él prefirió honrar a sus hijos más que a Dios. La esposa de Fines le puso nombre a toda esta desgracia, la gloria de Israel había sido desterrada, Icabod se llamaría el hijo del pastor, el nieto del sumo sacerdote: Icabod significaba sin gloria y éste sería el nombre de su hijo, la marca del pecado de sus mayores imprimieron un linaje sin esperanza. El arca simbolizaba la presencia divina, para estos pastores de Silo, un medio de enriquecimiento. El trono de Dios había sido manipulado, los corazones malvados fueron ciegos ante la santidad, cayeron en idolatría y fornicación, pero vendría pronto el Mesías para darle una nueva oportunidad al pueblo de Dios. Ofni y Fines no solo no impidieron que el arca sea usada inapropiadamente, hasta ellos fueron cargándola como procesión al campo de batalla, el robo del arca sellaba el distanciamiento en la relación entre Dios y su pueblo indicaba además la gravedad del error que el pueblo cometió al pensar que su usufructo del arca les daba el poder de manipular a Dios para que los consintiera sin importar la maldad de ellos. Elí todavía tuvo la sensibilidad espiritual necesaria para percibir el castigo inminente de Dios, el acto presuntuoso de sus hijos de llevar el arca lo hacía temer más por ella que por sus propios hijos, Pobre Elí enceguecido y debilitado por la vejez murió, había dirigido a Israel durante cuarenta años, pero no pudo gobernar a sus dos hijos con la misma autoridad.

Mis amados consiervos, que la presencia del Dios Vivo nunca abandone nuestras vidas, que el temor a Dios sea la marca de nuestros ministerios, que nuestros hijos den testimonio que él está sentado en el trono de nuestros corazones. Que el Padre nos haga comprender el significado de Icabod para que nunca juguemos con nada que ha sido consagrado a él.

Dios bendiga sus Ministerios, que el Padre reine en sus corazones.

Martha V. de Bardales.

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