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Aprendiendo a Ser Padres

¿Cómo Aprender A Ser Padres?

Muchos padres se enfrentan a la educación de sus hijos sintiendo que no saben cómo resolver sus problemas ni cómo ayudarles. El hecho de que la autoridad sea, la crisis de valores y el incremento de la violencia crean inseguridad en los adultos cuando se enfrentan a su función de padres.

No hay respuestas únicas ni soluciones ya hechas que supongan fórmulas educativas eficaces, pero conocer algunas pautas que deben regir cada etapa evolutiva permite detectar a tiempo alteraciones que puedan ser nocivas.

YA NO SOMOS DOS

La llegada de un hijo modifica la dualidad de la pareja e instala el ‘número tres’: un nuevo espacio triangular que se reanudará con cada hijo, ya que se inicia una nueva historia psicológica con cada uno. Mucho antes de su llegada se va fraguando su ‘nacer psíquico’ en el deseo de la madre y del padre.

Estos se encuentran en una situación que, desde su infancia, estuvo presente en sus juegos y sus sueños, toda una trama de fantasías acerca de la paternidad que se originó en la relación con sus propios progenitores.

¿Quién enseña a los padres a serlo?

Por Isabel Fernández y Victoria Queipo

Es obvio que el trabajo de ser padres se aprende de la experiencia con nuestros propios hijos. Pero conviene conocer sus necesidades y cómo satisfacerlas. Por eso, se impone una reflexión sobre qué es lo que desean cuando plantean sus demandas. La falta de este conocimiento está en la base de la incertidumbre y de la desorientación para educar.   Cuántas veces los padres vivimos con preocupación el comportamiento rebelde de un hijo y tratamos de corregirlo a voces o con castigos y amenazas, incluso en ocasiones con azotes, sin obtener resultado positivo.

La clave es el cariño

Por Isabel Fernández y Victoria Queipo

Se actúa así porque se da por supuesto que a un hijo que se tuerce hay que enderezarlo como sea.   Sin embargo, la solución pasa por mantener una actitud firme y justa, transmitirle cariño, tratarle con buenas maneras e intentar saber en qué consisten sus problemas y preocupaciones. Esto nos guiará hacia un verdadero acercamiento. La falta de conocimiento sobre el mundo infantil está en la base de la incertidumbre y la desorientación para educar. El cuerpo y la mente forman una unidad indestructible. Algunos trastornos físicos que padecen nuestros hijos son, en ocasiones, el resultado de un problema psicológico que se puede solucionar para evitar que vaya a más en el futuro.

Aceptar a los hijos como son

Por Isabel Fernández y Victoria Queipo

La madurez de los padres para aceptar que los hijos no son lo que habíamos soñado favorece el sentimiento de bienestar que necesitan para crecer fuertes y libres. Dejarse llevar por lo que otros hacen o actuar de forma banal hace que las palabras pierdan eficacia

¿Por qué no duerme de un tirón?

Victoria Queipo

El sueño es tan importante como el alimento. Esta necesidad, que empieza en el niño nada más nacer, durará toda la vida, y el ritmo y su duración variarán según la etapa y la persona. Los adultos, por diversas circunstancias, padecemos alteraciones a la hora de dormir, etapas de insomnio o periodos donde nos despertamos al poco de conciliar el sueño. Los bebés y los niños también sufren ansiedades, y es común que se manifiesten en cambios del sueño y pesadillas. Cuando un niño ha estado sometido a tensión, ésta continúa en las horas del sueño, pero adquiriendo formas inquietantes, terroríficas o fantasmagóricas. También ocurre coincidiendo con periodos de frustración propios de la maduración psíquica. Según su momento evolutivo, el contenido de las pesadillas cambiará.

DIBUJAR EL SUEÑO

Si el niño es más pequeño podrá incluir leones, lobos u otros animales feroces. Un poco más adelante, la amenaza podrá adquirir formas humanas. Entre los cuatro y los siete años, los temas habituales con los que sueña el niño son situaciones de peligro para sus padres o crímenes de los que se siente injustamente acusado. Puede pacificar la angustia del pequeño estimularle a que relate lo soñado. Siempre hay que evitar juzgar como exagerado el contenido de la pesadilla y hacerle saber que a su edad todo el mundo las sufre. Hay autores que aconsejan, si el niño aún no dispone de lenguaje suficiente, que represente su sueño en un dibujo. Si ya puede hacerlo, que lo escriba, dándole forma de cuento. Dibujando, escribiendo o simplemente contándolo, la angustia disminuye.

Cómo actuar

AMBIENTE PROPICIO

Los trastornos del sueño pueden ser muy variados. Es posible que cuando el niño comienza a dominar la actividad muscular se niegue a dormir para no abandonar esa adquisición que le hace sentirse orgulloso.

En algunas ocasiones, puede ser incapaz de dormirse y en otras, aún conciliando el sueño, este se interrumpe varias veces por la noche. Lo importante es establecer costumbres tranquilizadoras para el momento de ir a la cama. Una preparación al sueño (con la ayuda de cuentos, una luz suave, peluches…) le proporcionará la calma y la seguridad necesaria para separarse de sus padres y dormir tranquilo.  

AYUDA ESPECIALIZADA

Los trastornos pueden llegar a desesperar a los padres. Aunque no resulte nada fácil, es cuestión de tiempo y paciencia. No obstante, si a pesar de nuestro esfuerzo por lograr un ambiente apacible que propicie el sueño, el pequeño sigue planteando dificultades para dormir o se levanta muchas veces en la noche, es aconsejable acudir a un especialista para esclarecer lo que está pasando.

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