Grave alerta global.

Un reciente informe sobre economía de la Deutsche Welle -TV indicaba que la industria de la fabricación de paneles solares [para generación eléctrica y calentamiento] está en aumento debido al uso cada vez más intensivo que da la población a los recursos renovables. Asimismo, más de un tercio de la producción total de energía eléctrica en Alemania es generada por molinos de viento [energía eólica]. Otro informe mencionaba que el promedio de ahorro es de 30000 euros por persona.

 

En un país de economía tan avanzada como Alemania la preocupación de ahorrar energía va de la mano con su desarrollo. En nuestro país todavía seguimos despilfarrando los escasos recursos no renovables, sin plantear programas a largo plazo que reviertan este consumo irracional que hacemos de los hidrocarburos gaseosos y líquidos.

 

Protejamos nuestra Biodiversidad y el Medio Ambiente

Juan Alberto Llaguno Betancourt

jllb@ec-red.com

jllb@ozu.es

Telf.: 99363083 – 2710367

Lima – Perú – SurAmérica    

Grave alerta global

 

El cambio climático irreversible ya está en la puerta y no es más, como se creía hasta hace poco, un problema de la siguiente generación sino de la nuestra.  De ello y de la cultura ambiental trata la reciente edición de National Geographic [Agosto 2006]. La nota se hace eco de otros estudios que alertan gravemente sobre lo que nos espera en los próximos diez años, como el informe de la NASA que afirma que el 2005 fue el año más caluroso del que se tenga registro; que los lagos siberianos no se congelaron el año pasado, ni siquiera durante la temporada más fría; que James Lovelock, el inventor del instrumento que permite detectar el desgaste de la capa de ozono, señala que hemos liberado tanto dióxido de carbono hacia la atmósfera que es inevitable que por esta razón mueran miles de millones de personas en los próximos años; que James Hansen, climatólogo de la NASA, ha advertido sobre la inestabilidad de la plataforma glacial de Groenlandia.

El peligro del calentamiento global avanza y nos toca de varias maneras. Estados Unidos no ha podido [o no ha querido] reducir sus emisiones de carbono pero los países en desarrollo casi lo igualan: Entre 1990 y el 2004 China aumentó sus emisiones de carbono en 67%.

El ambientalismo está en crisis; los paraísos verdes y los parques nacionales no son eficaces para reducir el calentamiento global. Y tampoco el globalismo, que sujeta la tecnología a la economía. El crecimiento económico se basa en el consumo del carbón, el petróleo y el gas, combustibles fósiles de bajo costo . La gran pregunta de la economía política ya no será sobre los factores del crecimiento económico sino sobre cómo liberar al planeta de las emisiones de carbono.

Con la crisis del ambientalismo se acaba la era de los programas verdes, partidos verdes y políticos verdes, desplegados con profusión ideológica y exclusivismo. Se abre otra etapa, la de políticas públicas ambientales transversales, universales e imperativas, que obligan a nuevos diseños institucionales. Para los nuevos desafíos resulta absolutamente limitada nuestra ya burocrática CONAM.

Varios países, entre ellos Estados Unidos, se han resistido a políticas globales ambientales y lo han hecho por razones políticas y sobre todo económicas [caso del Protocolo de Kyoto contra las emisiones de carbono]. Pero es cosa de tiempo; el Presidente Bush ha reconocido este año que su país es adicto al petróleo. En esa dirección, se empieza a proponer en el primer mundo nuevas políticas comerciales y cambios culturales a los que habría que prestarles atención, como por ejemplo reducir las exportaciones de alimentos y consumir los del mercado local [ atención agroexportadores ]. Se afirma que si transportar una caloría de lechuga a EEUU cuesta ¡ 36 calorías de energía!, la respuesta está en la producción local.

Entre los cambios culturales a la vista el más urgente es el que se relaciona con la responsabilidad social de la empresa, asumida por ésta ya no como un castigo sino como un compromiso ético con la sociedad, más allá del propósito de la maximización de las ganancias. Como en otros temas cruciales, allí estamos en pañales, reducidos a lo sumo al ámbito de la gran minería y procesamiento de hidrocarburos y en términos casi voluntarios. Quedan fuera espacios claves de manifiesta irresponsabilidad social, como la actividad forestal, el transporte, la pesca, la producción de materiales de construcción, entre otros.

 

Juan de la Puente

La República

13/08/2006

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