LA LECCIÓN DE TIRO Y SIDÓN (DEVOCIONAL)

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DEVOCIONAL: LA LECCIÓN DE TIRÓ Y SIDÓN

“Profecía sobre Tiro: Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa ni lugar adonde entrar! Desde la tierra de Quitim les ha sido anunciado” (Isaías 23:1).

Cuando uno analiza la historia y se da cuenta de que las potencias mundiales como Babilonia y Asiria cayeron y fueron reducidas a nada, y que incluso Tiro y Sidón como ciudades prósperas y comerciales fueron destruidas por el poder de Dios, aprendemos a temer al Señor.

“Por el mar, los egipcios negociaban con Tiro, así que esta ciudad se hizo rica y grande con el comercio… una ciudad alegre, esto la hizo muy poco dispuesta a dar oídos a las advertencias de Dios” (según el autor Matthew).

Tiro y Sidón eran importantes puertos de Fenicia, en la costa norte de Palestina. Los fenicios habían establecido colonias en la isla de Chipre, situada al noreste de Tiro, y durante siglos habían comerciado con el trigo de Egipto, transportándolo a distintos destinos, incluso a España (RV95).

En el siglo pasado, cuando el iracundo y malvado Hitler mandó a asesinar a cinco millones de judíos para «purificar la raza», y cuando más creía que sería el dueño del mundo, llegó su muerte, y actualmente es un recuerdo nefasto para la humanidad.

Importantes naciones y líderes han caído, como caerán las religiones y hombres malvados que han hecho tanto daño a la humanidad, porque al igual que Tiro y Sidón, no le dieron la Gloria y la Honra a Dios.

No temamos, sino confiemos en el Señor; Él es soberano y tiene todo bajo su control. Nuestra vida depende de Él, ya sea que tengamos muchas o pocas necesidades, Él se encargará de sustentarnos y proveernos lo necesario.

Así como Tiro y Sidón han quedado como tendedero de redes y escoria de Dios, así quedará el que rechaza la obediencia y el servicio al Señor.

ORACIÓN:

Señor, en medio de las corrupciones y de las personas que no te honran, ayúdanos a confiar en ti y esperar tu pronta venida.

Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir (Ap.1:4) Amén.

Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús (Ap. 22:20). Amén.

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