Meditación Para La Bendición

Meditación Para La Bendición

por Pablo A. Jiménez

Cuando llegué a la fe, aprendí muchos conceptos y disciplinas nuevas. El concepto “fe” era nuevo para mi, que no practicaba religión alguna. La “oración” y el “estudio bíblico” fueron disciplinas que aprendí temprano en mi vida cristiana.

Otra disciplina peculiar que aprendí cuando comencé a visitar la Iglesia regularmente fue el diezmo. Mi pastor me enseñó que “diezmar” significa separar, dedicar, y presentar a Dios como una ofrenda el 10 porciento de nuestro ingreso económico neto. Puesto que toda ofrenda es una expresión de adoración, el diezmo es también una forma de honrar y de adorar a Dios. Claro está, el diezmo es entregado a la congregación a la cual uno pertenece, y debe ser usado solamente para propósitos religiosos, tales como el avance de la misión cristiana y el sostén de los programas de la congregación.
“Diezmar” es sólo una de las muchas maneras de ofrendar. Aprendí que uno puede dar cualquier cantidad de dinero como ofrenda; que uno puede comprometerse a dar una cantidad de dinero dentro de un período de tiempo dado; y que uno hasta puede donar a la congregación artículos para el uso o la venta.

A pesar de mi ingreso limitado, decidí practicar la disciplina del diezmo. Mi decisión se fortaleció cuando encontré que la práctica del diezmo tiene raíces bíblicas. Pronto encontré una referencia al diezmo en Génesis 14:17-20, la historia donde Abraham presenta diezmos a un sacerdote llamado Melquisedec. Esta fue sólo una de las muchas referencias al diezmo en las Escrituras. Me fascinó el hecho de que el diezmo era un complejo sistema por medio del cual las distintas tribus de Israel sostenían al sacerdocio (Lv. 27.30; Dt. 14:22-23), ¡quien a su vez diezmaba del diezmo (Nm. 18:21-28)!
En el Nuevo Testamento, hay muchas referencias a la ofrenda, pero pocas al diezmo. Jesús nunca criticó la práctica de diezmar, aunque sí criticó a los líderes religiosos y cívicos que daban diezmos en público, aunque practicaban la injusticia en privado (Mt. 23.23; Lc. 11.42). Jesús también criticó a los que daban como ofrenda el dinero que debía ser usado para sostener a sus padres (Mr. 7.9-13).
Diezmar es una práctica muy importante en las congregaciones hispanas y bilingües. Para muchos Hispanos, diezmar es una señal de madurez en la fe. Algunas congregaciones hasta designan el “diezmo del diezmo” para el Fondo Básico Misionero, Reconciliación, la Semana de la Compasión, y otras expresiones regionales o generales de nuestra Iglesia.

Vamos, pues, a “traer los diezmos al alfolí” (Mal. 3:10) como nos enseña la Palabra de Dios.
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Pablo A. Jiménez “Una meditación sobre el diezmo” disponible en http://www.predicar.org/

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