Lo que Dios espera del hombre.

Señor, ¿quién puede residir en tu santuario?, ¿quién puede habitar en tu santo monte? Solo el que vive sin tacha y practica la justicia; el que dice la verdad de todo corazón; el que no habla mal de nadie; el que no hace daño a su amigo ni ofende a su vecino [ Salmo 15,1 – 3] .

 

Pablo nos dice que la justificación no viene por cumplir la Ley sino por creer en Cristo Jesús. Moisés nos indica que quien cumple la Ley se manifiesta ante todos los pueblos como una persona sabia y prudente. No llega a decirnos que se manifiesta como una persona justificada, pues la justificación, la salvación, no es sino un don gratuito de Dios y que por tanto no se basa en nuestros méritos sino sólo en el amor de Dios y en su misericordia hacia nosotros.

No añadan ni quiten nada a lo que yo les ordeno, cumplan los mandamientos del Señor su Dios, que yo les ordeno. ¿Qué nación hay tan grande que tenga los dioses tan cerca de ella, como tenemos nosotros al Señor nuestro Dios cada vez que lo invocamosí ¿Qué nación hay tan grande que tenga leyes y decretos tan justos como toda esta enseñanza que yo les presento hoy? [ Deuteronomio 4,2.7 – 8] .

 

Jesús nos invita a cumplir la Ley santa de Dios, sin quitarle ni añadirle algo; ese cumplimiento es como un camino que se abre y que llega hasta lo más íntimo de nosotros, para que venga Dios a habitar en nuestro interior, no como exigencia de lo que hacemos sino porque Él, conociendo nuestro amor y nuestra fidelidad, decidirá libremente hacer su morada en nosotros.

Queridos hermanos míos, no se engañen: todo lo bueno y perfecto que se nos da, viene de arriba, de Dios, que creó los astros del cielo. Dios es siempre el mismo: en él no hay variaciones ni oscurecimientos. Él, porque así lo quiso, nos dio vida mediante el mensaje de la verdad para que seamos los primeros frutos de su creación. Recuerden esto, queridos hermanos: todos ustedes deben estar listos para escuchar; en cambio deben ser lentos para hablar y para enojarse, porque el hombre enojado no hace lo que es justo ante Dios [ Santiago 1,16 – 20] .

 

Dios nos llama para que tomemos posesión de los bienes definitivos; abramos nuestro corazón a su presencia en nosotros y dejémonos guiar por su Palabra, para que fortalecidos por su Espíritu Santo podamos manifestar con nuestras buenas obras, que en verdad la salvación ha llegado a nosotros; y que el amor que le tenemos al Señor nos hace vivirle fieles en todo a su voluntad. Quienes nos hemos unido a Cristo por medio de la fe y del bautismo, hemos sido engendrados en Él como hijos en el Hijo y hemos sido hecho partícipes de la Luz sin ocaso, que es Dios. Junto con Cristo somos primicias de las criaturas de Dios.

Así pues, despójense ustedes de toda impureza y de la maldad que tanto abunda, y acepten humildemente el mensaje que ha sido sembrado pues ese mensaje tiene poder para salvarlos. Pero no basta con oír el mensaje: hay que ponerlo en práctica, pues de lo contrario se estarían engañando ustedes mismos. El que solamente oye el mensaje y no lo practica, es como el hombre que se mira la cara en un espejo: se ve a sí mismo, pero en cuanto da la vuelta se olvida de cómo es. Pero el que no olvida lo que oye, sino que se fija atentamente en la ley perfecta de la libertad y permanece firme cumpliendo lo que ella manda, será feliz en lo que hace [Santiago 1,21 – 25 ].

 

Al vivir en comunión con el Señor, su Vida y su Palabra que se han sembrado en nosotros han de producir fruto abundante de buenas obras, pues si nos limitásemos a escuchar la Palabra de Dios y a no ponerla en práctica, nos estaríamos engañando a nosotros mismos. Hay muchas obras buenas que hemos de practicar; Jesucristo, en la revelación de la forma en que se llevará el juicio de la humanidad al final de los tiempos, nos indica que seremos juzgados en el amor que le hayamos manifestado dando de comer a los hambrientos, de beber a los sedientos, hospedando a los forasteros, vistiendo a los desnudos, asistiendo a los enfermos y visitando a los encarcelados. Podemos así ver que tanto la fe como el amor sin obras, son virtudes muertas. Si en verdad hemos sido iluminados por Cristo, al igual que Él pasemos haciendo el bien a todos los que nos rodean. No honremos al Señor sólo con los labios, mientras nuestro corazón permanezca lejos de Él, pues además de engañarnos a nosotros mismos, seríamos unos hipócritas en su presencia. El Señor nos pide cambiar en nuestras actitudes y en nuestras obras, siendo conscientes de que en verdad Él vive en nosotros. No nos sintamos en paz sólo por haber alabado el Nombre del Señor y habernos arrodillado en su presencia.

 

Si alguno cree ser religioso, pero no sabe poner freno a su lengua, se engaña a sí mismo y su religión no sirve de nada. La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es esta: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y no mancharse con la maldad del mundo [Santiago 1,26 – 27 ].

 

Cuando reflexionamos sobre la forma en que Jesús describió el corazón humano y los pecados que de él brotan [ Marcos 7,20 – 22] podremos pensar que estamos perdidos y que ya no hay esperanza, pues ¿quién no ve en esa lista una especie de reflejo de nuestra propia vida interior? Tal vez no queremos hacer un profundo y detenido análisis de conciencia por temor a lo que allí podamos encontrar; pero el Señor nos invita a examinarnos para conocer la libertad y la paz. Cuando nosotros estemos con nuestro prójimo manifestándole de un modo concreto y eficaz nuestro amor, Dios estará con nosotros manifestándonos su amor como el don perfecto que nos viene de Él y en el que no habrá ni cambios ni sombras. En la cruz Cristo Jesús nos ha perdonado nuestros pecados, y su preciosa sangre allí derramada nos purifica el corazón y la mente. Jesús nos acepta a pesar de que somos imperfectos; simplemente nos pide que nos arrepintamos de nuestros pecados, correspondamos a su amor y hagamos su voluntad. Entonces seremos gratos al Señor y subiremos al Monte Santo, a las Moradas eternas a gozarnos en el Señor. Entonces brillaremos por toda la eternidad como personas sabias y prudentes que supieron escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios en lugar de conformarse con escucharla y olvidarla, como lo hacen los inútiles y torpes, embotados por las cosas pasajeras y olvidados del amor a Dios y al prójimo.

 

¡¡¡Señor Jesús, venciste al pecado por tu muerte en la cruz y anulaste la condenación por tu resurrección. Haz que estas verdades me hagan libre para examinar mi corazón y conocer el poder de tu Espíritu Santo mientras hago lo posible por complacerte y obedecer tus mandamientos!!!

—————————————————————————————————————————-

Que el Padre Dios te bendiga y te proteja, te mire con agrado y te muestre su bondad. Que el Padre Dios te mire con amor y te conceda la paz.
Protejamos nuestra Biodiversidad y el Medio Ambiente [Génesis 2,15]
Juan Alberto Llaguno Betancourt
Lima – Perú – SurAmérica

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí