LAS ZORRAS PEQUEÑAS EN EL LIBRO DE CANTARES 2:15

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LAS ZORRAS PEQUEÑAS EN EL LIBRO DE CANTARES 2:15

Las Pequeñas Zorras Según La Biblia

Una vez, un hombre llamado Samuel, conocido en su pueblo por ser un corredor excepcional, decidió realizar una carrera épica que recorrería todo su país. Durante su larga travesía, Samuel enfrentó un sinfín de obstáculos: calor agobiante, frío escalofriante, lluvias torrenciales y sol abrasador. A su regreso, victorioso pero agotado, la prensa local le preguntó cuál había sido el mayor obstáculo en su viaje. Él, con una sonrisa cansada, respondió: «Las pequeñas piedras que se metían en mis zapatos».

Podríamos decir que esas «pequeñas piedras» son nuestras «zorras pequeñas», tal como se mencionan en el libro de Cantares 2:15. Las zorras son criaturas astutas que, por su tamaño reducido, pueden deslizarse por cualquier rendija y causar un daño considerable a los viñedos, consumiendo su fruto y arruinando la cosecha.

Esta analogía refleja cómo, en nuestra vida cristiana, los «pequeños» pecados pueden impactar de manera significativa nuestra relación con Dios. Es fácil minimizar ciertos comportamientos, pensando que un pequeño trago aquí, una fiesta allá, una pequeña mentira de vez en cuando, no son suficientes para causar daño a nuestra fe. Pero, tal como una pequeña zorra puede arruinar un viñedo entero, estas pequeñas transgresiones pueden contaminar nuestra vida espiritual.

En el primer libro de Corintios 5:6, se nos advierte: «¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?» Al igual que un pequeño pedazo de levadura puede hacer que una masa entera se infle, así también un pequeño pecado puede crecer y contaminar toda nuestra vida espiritual.

Así como en la historia de Samuel, quien necesitaba detenerse regularmente para sacar las pequeñas piedras de sus zapatos para poder continuar su viaje, nosotros también necesitamos identificar y eliminar esas «zorras pequeñas» de nuestras vidas. Debemos ser como David en el Salmo 139:23, cuando pide a Dios: «Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos».

Podemos pensar que, si asistimos regularmente a la iglesia, damos nuestras ofrendas y diezmos, estamos bien. Pero es posible que no nos demos cuenta de la amargura que sentimos hacia un hermano en la fe, hacia un pastor, o incluso hacia Dios mismo. Tal vez no sentimos los mismos deseos de orar, leer la Biblia, o asistir a los cultos como antes. Necesitamos ser cazadores de «zorras pequeñas» y no permitir que nada ni nadie eche a perder el fruto de nuestra viña.

Para terminar, los desafío a reflexionar sobre esto: ¿Qué «zorras pequeñas» se están escondiendo en tu vida? ¿Qué está dañando tu relación con Dios y cómo puedes eliminarlo? No permitas que estas «zorras pequeñas» se interpongan en tu camino hacia una relación más profunda con Dios. Conviértete en un cazador de «zorras pequeñas» y restaura la viña de tu vida espiritual. ¡La carrera hacia la santidad es larga y ardua, pero juntos, con la ayuda de Dios, podemos superar cualquier obstáculo!

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