[mujercristiana] ¿QUIEN ERES?

¿QUIÉN ERES?

Max Lucado

Las palabras resuenen en el aire como el tañido de una campana. ¿Quién decís que soy yo?

El silencio cunde entre el grupo de seguidores. Natanael se aclara la garganta. Andrés baja los ojos. Juan se muerde una uña. Judas parte una brizna de pasto. Él no dirá lo que piensa. Pedro sí; siempre lo hace.

Pero al principio Pedro hace una pausa. La pregunta de Jesús no es nueva para él. Sin embargo, las primeras mil veces el apóstol se guardó para sí la pregunta.

¿Aquel día en Naín? Pedro se hizo la pregunta. Cuando pasan cortejos fúnebres la mayoría de las personas callan. Bocas cerradas. Manos cruzadas. Silencio reverente. No Jesús. El Señor se acercó a la madre del joven muerto, le susurró algo al oído que la hizo volverse y mirar a su hijo. Ella comenzó a objetar, pero se quedó en silencio. Hizo una señal a los portadores del féretro y les dijo: ?Esperen?.

Jesús caminó hasta donde estaba el muchacho. Con los ojos al nivel del cadáver, habló. No sobre él, como una oración, sino a él, como una orden: ?Joven, a ti te digo, levántate? Lucas 7:14.

Con el tono de un maestro que ordena sentarse a los estudiantes, o con la autoridad de una madre que dice a sus hijos que no se mojen en la lluvia, Jesús ordenó al joven muerto que no estuviera muerto. Y el muchacho obedeció. La fría piel se calentó. Los rígidos labios se movieron. Las blancas mejillas enrojecieron. Los hombres bajaron el ataúd, y el joven saltó a los brazos de su madre. Jesús ?se lo entregó a su madre?. Versículo 15.

Una hora después Jesús y su gente estaban cenando. Se río de un chiste y pidió más pan, y la ironía de todo eso sobresaltaba a Pedro. ¿Quién eresí Preguntó en tono tan bajo que nadie más que Dios lo pudo oír. ¡Acabas de despertar a un muerto! ¿No deberías estar recubierto de luz, rodeado de ángeles y entronizado más alto que mil césaresí No obstante, mírate… usas ropa común, te ríes de mis chistes y comes lo que todos comemos. ¿Es esto lo que hacen los vencedores de la muerte? De veras ¿quién eresí

Luego fue la tormenta. Era una tormenta de abrázate al mástil y dale un beso de despedida a la barca. Las olas de tres metros lanzaban primero a los discípulos hacia adelante y luego hacia atrás, y dejaban la barca con el agua hasta los tobillos. El rostro de Mateo palidecía en las sombras de la tarde. Tomás se aferró con todas sus fuerzas a la popa. Pedro sugirió que oraran el Padrenuestro. Mejor aún, que el Señor los dirigiera en el Padrenuestro. Fue entonces cuando oyó al Señor. Jesús dormía, recostado en la proa. La cabeza inclinada hacia delante. La barbilla golpeaba el esternón cuando el casco rebotaba sobre las olas. Pedro gritó: ?Jesúsí.

El carpintero despertó y miró hacia arriba. Se secó el agua de los ojos, infló ambas mejillas con un suspiro y se puso de pié. Primero levantó la mano, luego la voz, y en menos de lo que canta un gallo el mar se calmó. Jesús sonrió y se sentó, y Pedro lo miró fijamente y se preguntó: ¿Quién es este, que aun el viento y el mar le obedecen? (Marcos 4:41).

Max Lucado ? Mi Salvador y Vecino

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