Aprendiendo a estarse quieto

«Estad quietos y conoced que yo soy Dios…» (salmo 46:10)

 

Dan Rather, ex-presentador de la cadena CBS, se encontró haciendo a la Madre Teresa una entrevista televisiva sin haber preparado el suceso. Ron Mehl describió el encuentro como sigue: «Todos las típicas estrategias de Dan fueron inadecuadas, y la pequeña monja de Calcuta no parecía estar inclinada a ponérselo más fácil. ‘Cuando ora’, comentó Dan, ‘¿qué le dice usted a Diosí’. ‘No Le digo nada’, contestó ella, ‘más bien escucho’. Dan lo intentó de otro modo. ‘Bien, de acuerdo… Entonces, cuando Dios le habla, ¿qué es lo que le dice a usted?’. ‘Él no dice nada, sólo escucha’. Dan se quedó asombrado, y por un momento no supo qué decir. ‘Y si usted no entiende lo que le digo’, añadió la Madre Teresa, ‘yo no se lo puedo explicar'».  

Es en los momentos de silencio cuando el Espíritu Santo nos transmite la verdadera esencia que recibimos de las Escrituras, nos revela apreciaciones específicas y relevantes, y los aplica a nuestros problemas más desconcertantes y a nuestros errores más persistentes. Mientras Él transforma nuestros corazones para que «latan» en sincronía con el suyo, nuestras decisiones empiezan a ajustarse a su voluntad y comenzamos a reflejar su carácter. ¡Adelante, pues, e inténtalo! Abre la Palabra de Dios en un lugar tranquilo y quédate quieto en la presencia del Señor. A medida que transcurra el tiempo, el Espíritu Santo «iluminará» un pasaje, que cobrará vida en tu mente. Antes de que te des cuenta, la situación complicada que te distrajo se aclarará. Mientras que aprendas a «estar quieto» en la presencia del Señor (cfr. Salmo 46:10), de pronto tus mayores problemas se volverán más manejables. Él Se te revelará, calmará tus emociones y despejará tu mente. ¡Descubrirás un nuevo rumbo, libertad de preocupaciones y una sensación refrescante de paz!

 

 
Por Bob y Debbie Gass, con la colaboración de Ruth Gass Halliday

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