NO HAY GRANDEZA SIN ADVERSIDAD

No hay grandeza sin adversidad

«Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban…» (Éxodo 1:12).

El sufrimiento ha sido una experiencia ligada a las grandes realizaciones del hombre. El refrán que dice:

«Enséñame un héroe y te escribiré una tragedia», confirma la idea que la formación y el éxito de las personas que más admiramos se logró mediante el padecimiento y la fuerte disciplina. El buen vino, en el proceso de elaboración, es cambiado de vasijas muchas veces para purificarlo de los sedimentos. Dios dice, en Jeremías capítulo 48, que el pueblo de Moab llegó a ser desgraciado por haberse quedado quieto y lo compara con aquel vino que se echó a perder por haberse dejado todo el tiempo en una sola vasija. La lección aquí es obvia, quienes no han pasado duras pruebas poco han logrado en perfeccionamiento. La adversidad vuelve al hombre cual vino dulce.

Las gentes que siempre han estado tranquilas no conocen gran cosa de la vida. Las épocas de prosperidad son peligrosas. En ellas el alma se acostumbra al ocio y se entumece. En cambio, los tiempos de tormenta y de peligro nos hacen descubrir las cualidades que poseemos. Por mi parte, puedo decir que he sido un hombre afortunado: nada en la vida me fue fácil. Lo poco que sé, se lo debo a Dios y a mis época difíciles. Llegué a sobresalir por la vía más áspera… luchando contra mi pereza e ignorancia a lo largo de mi camino. El placer, la comida gratis y la vida fácil jamás enriquecieron a los hombres como lo hizo la adversidad. Del dolor y de las dificultades han surgido las más inspiradas canciones y los más conmovedores poemas. De las lágrimas y del sufrimiento nacieron los más grandes espíritus y las vidas más bendecidas. En un mundo materialista, donde se glorifica la fuerza y el poder, donde se respeta los argumentos según la medida de su respaldo en oro y armas, luce un humilde Estado, un pequeño pueblo que le dice al mundo: «Las ideas triunfan más que la fuerza bruta. El amor sobrevive al odio. La voluntad supera los obstáculos. Querer es poder». Ese pueblo es Israel. Al principio fueron esclavos en Egipto, sus primogénitos echados al río. ¿Y qué resultó? El poderoso imperio egipcio es objeto de estudio de historiadores, y el pueblo de Israel vive. Asiria invadió a Israel saqueó sus ciudades, llevó sus hijos al exilio.

¿Y qué resultó? Asiria y sus guerreros son historia antigua y el pueblo de Israel vive. Babilonia destruyó el
templo de Jerusalén. Llevó los hijos de Israel al cautiverio. ¿Y qué resultó? Babilonia es un objeto para investigadores arqueológicos. Y el pueblo de Israel vive. Roma destruyó el segundo templo. Vendió los judíos como esclavos para construir su coliseo. ¿Y qué resultó? El temible imperio romano cayó. El coliseo es una atracción turística, y el pueblo de Israel vive. Como ve, la nación hebrea a través de toda su historia ha ardido en el fuego de la persecución pero como la zarza de Horeb, no se ha consumido. Ha pasado por esclavitud, matanzas, discriminaciones, inquisiciones, campos de concentración y aún viven. Este ejemplo es una esperanza para todo pueblo oprimido. Muchas iglesias han desaparecido, muchos cristianos han dejado el camino del Señor, ¿la causa? la abundancia, la falta de ocupación y de ideales y el desprecio de sus propios valores, pero nunca la opresión. Hubo un tiempo en que el fuego de los sectarios quemó nuestras Biblias y nuestros templos, pero no pudo extinguir nuestra fe antes la fortaleció y la purificó. Analizando esto, recuerdo la sentencia del predicador T. D. Janes:

«Dios tiene la manera de tomar a los que han sido abandonados y perseguidos por los hombres y levantarlos. Dios prefiere a tales individuos, porque cuando llegan a un lugar de poder, no son arrogantes como aquellos que piensan que merecen estar allí». Están equivocados aquellos que piensan que la opresión, la persecución eliminan a un pueblo. Lo contrario es la verdad. La persecución fortalece, une al pueblo y le levanta la voluntad de luchar.

Algo semejante pasa con nuestra vida. Es en la más oscura noche de nuestra tristeza que lo más noble y lo más fino se produce en nuestra alma. ¿Entiende por qué solemos ser los mejores hombres sólo cuando tenemos peor salud? Para reflexionar en familia 1. Siendo el pueblo hebreo el más perseguido de la tierra, ¿por qué subsiste? El secreto está en el texto que más se repite en el Salmo 107, ¿Cuál esí 2. ¿Cómo podríamos aplicar este principio a nuestras vidas para obtener el mismo resultado? «Siempre estamos en la fragua o en el yunque; mediante las pruebas Dios nos está formando para cosas más elevadas».

Ps. Diego Arbeláez

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