[mujercristiana] OLVIDEMOS EL DOLOR, EL RENCOR Y EL MIEDO

Olvidemos el Dolor, el Rencor y el Miedo

Un marido que nos maltrata constantemente, un padre que nos descalifica sin parar, un empleado que nos atendió de manera grosera, un burócrata que después de que hicimos fila por dos horas nos dice que no nos puede atender porque ya es su hora de almorzar, un amigo que nos dio la espalda en el momento en que más lo necesitábamos, un jefe que nos despide sin razón alguna, un profesor que nos hace perder la materia simplemente porque si…

Ante estas injusticias, nos amargamos y sufrimos de manera impotente las agresiones de estas personas; adoloridas por las heridas del maltrato pensando calladamente en lo que deberíamos haber dicho o hecho… La frustración y la idea de vengarnos nos obsesiona y este sentimiento se convertirá al final en rencor y resentimiento, envenenándonos por dentro y causándonos una herida profunda difícil de sanar.

La venganza es entonces la única cosa en la que podemos pensar para aliviar nuestro dolor, el sólo pensar en cómo hacer que el otro pague por lo que nos hizo, nos convierte en personas agresivas. Darle vuelta en nuestra cabeza a todo lo que pudimos hacer o decir para evitar que sucediera o hablar con otras personas acerca de ese dolor que sentimos, hace que nuestra herida emocional se mantenga abierta, haciéndonos más daño a nosotros mismas.

Existe un remedio eficaz, una efectiva y maravillosa herramienta que milagrosamente aliviará y sanará nuestras heridas: El Perdón.

Perdonar no es señal de debilidad o rendición, no significa aceptar que estábamos equivocadas y que nuestro agresor tenia la razón; tampoco significa olvidar y liberar de la responsabilidad al otro. Perdonar significa sacarnos el veneno que corre por nuestras venas, liberarnos del recuerdo doloroso y entregarle a Dios la situación.

Recordemos que Dios es quien se ocupa de darnos a cada uno de nosotras, aquello que merecemos como consecuencia de nuestra actuación y sentimientos. “Errar es humano y perdonar es divino” dice el refrán popular. El perdón nos permitirá vivir de nuevo en paz y equilibrio, reconciliarnos con el pasado y seguir adelante.

El perdón es un regalo que nos hacemos a nosotras mismas, pues el
revivir una y otra vez las ofensas, perjudica nuestra alma y nuestro cuerpo.

PERDONAR SI, OLVIDAR NO

No debemos olvidar las ofensas, son experiencias válidas e importantes que nos enseñan a protegernos de otras agresiones y también a no ofender a otros.

COMENCEMOS CON LO PEQUEÑO

Las ofensas pequeñas como disculpar al que se coló en la fila o al que te atendió mal en el supermercado, sirven para estar por encima de hechos más graves y difíciles de manejar en la vida, como son las heridas emocionales que nos causaron nuestros seres queridos cuando fuimos pequeñas. No vale la pena amargarnos y sufrir por cosas pequeñas.

DESAHOGATE

Libera tu frustración conversando la situación con Dios en oración, con un cristiano maduro o un consejero profesional. El que alguien nos escuche es una experiencia reconfortante. Además de que nos pueden ayudar a ver la verdad de la situación.

ESCRIBA

Hazle una carta a la persona que te agredió. Describe lo que ocurrió sin culpar, ni juzgar y exprésale como te afecto, dile que lo perdonas y que deseas resolver y cerrar la situación. Si quieres envíala, o si no puedes… porque no lo consideras conveniente, o porque la persona ya murió, o no sabes dónde está, quémala. Esta es una forma simbólica de convertir la ira en humo y la situación en cenizas.

ESCUCHA

Si te encuentras con tu agresor, no te cierres, escúchalo serenamente sin interrumpir, así podrás ver la situación desde otro punto de vista. Trata de ser tolerante y serenamente _evalúa de nuevo la situación y por sobre todo, no te muestres nunca agresiva. Puede ser el inicio para el entendimiento y la conciliación.

Muchas veces creemos erróneamente que el rencor ayuda a compensar en cierta forma la impotencia que sentimos cuando nos hieren. Perdonar es una oportunidad que cada una de nosotras puede darse, merece el esfuerzo, pues hacerlo, nos infunde una sensación de bienestar y nos conduce a la paz interior. Decide ser libre ahora y asómate al sol de la vida.

«El Corazon del sabio hace prudente su boca, y añade gracia a sus labios.
Panal de miel son las palabras agradables, dulces al alma y salud para los huesos. Proverbios 16:23-24.

Las palabras y los pensamientos son como los huesos y los tuetanos; tan unidos que es dificil dividirlos (Hebreos 4:12).
Nuestros pensamientos son palabras silenciosas que sólo nosotras y el Señor podemos escuchar. Pero esas palabras afectan a nuestro hombre o mujer interior, nuestra salud, nuestro gozo y nuestras actitud. Las cosas en que pensamos a menudo salen por nuestra boca. Y triste decirlo, algunas veces nos hacen parecer tontas. El enjuiciamiento, la critica y la sospecha nunca traen gozo.

Jesús dijo que Él vino para que tuviéramos vida y la disfrutáramos (Juan 10:10).

Empieza a operar en la mente de Cristo, y entrarás en un plano completamente nuevo de existencia

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