[PalabrasDeFe] EL DIOS DE JACOB

EL DIOS DE JACOB

                          por: Pastora CLAUDIA CASTELLANOS
(Génesis 25:26)  
Desde el vientre de Rebeca, Jacob y Esaú estaban luchando, posiblemente por cual de los dos iba a nacer antes. El primero en salir fue Esaú, pero Jacob nació tomando a su hermano del calcañar.
Esaú era rojizo, y su nombre fue Edón, que significa rojo. Mientras que a su hermano le pusieron el nombre de Jacob, que significa el que toma del calcañar, o el que suplanta.
Jacob, al nacer, se encontró en desventaja con relación a su hermano, dado que sus padres ya habían trazado el destino de ambos, y a Jacob no le había tocado la mejor parte. El nombre de suplantador no tiene mucha diferencia con el de usurpador Isaac, desde un principio, inclinó su corazón hacia el mayor. ¿Cuántos han venido a este mundo sin llegar a ser los más importantes pues sus hermanos eran los preferidos para sus padres, y han tenido que conformarse con ocupar el segundo lugar? Sus propios padres hicieron la diferencia entre unos y otros; en algunos casos, aun poniendo a los hermanos como ejemplo y pidiéndoles que sean como ellos. Cada persona es diferente, no existe ni siquiera dos seres iguales. Por más que uno intente imitar al otro, nunca lo igualará, porque no existen dos seres iguales.

Un nombre con destino

Cada vez que alguien llamaba o saludaba a Jacob, le recordaba que él era un ?suplantador?. El se hizo a la idea de que esa era su naturaleza, y un día aprovechó el hambre de su hermano para cambiarle un plato de guisado por su primogenitura. Ser el primogénito equivalía a ser el heredero legal de la familia; era sobre quien posaba la bendición para la descendencia. Dios debería ser conocido como el Dios de Abraham, de Isaac y de Esaú, pero como Esaú vendió su primogenitura por un plato de lentejas, Dios sería recordado como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Usted tiene un derecho de primogenitura. Ese derecho se obtiene cuando entregamos el corazón a Jesús y nos constituimos en hijos de Dios.

Valoración de la bendición

Cuando Isaac era un anciano, de edad ya muy avanzada, y sentía que su tiempo se acortaba en esta tierra, decidió entregar la herencia de la bendición que había recibido de Abraham, su padre, a su hijo Esaú. Jacob, astutamente, tomó el lugar de su hermano y se apropió de toda la bendición. Su padre lo bendijo diciéndole: ?El olor de mi hijo es como el de un campo bendecido por el Señor. Que Dios te conceda el rocío del cielo; que de la riqueza de la tierra te dé trigo y vino en abundancia. Que te sirvan los pueblos; que ante ti se inclinen las naciones. Que seas señor de tus hermanos; que ante ti se inclinen los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga, y bendito el que te bendiga? (Génesis 27:27-29 NVI). Luego, Esaú imploró a su padre que lo bendijera también a él, pero ya no había más bendiciones. Aunque insistió, la bendición que obtuvo fue: ?Vivirás lejos de las riquezas de la tierra, lejos del rocío que cae del cielo. Gracias a tu espada, vivirás y servirás a tu hermano. Pero cuando te impacientes, te librarás de su opresión? (Génesis 27:39-40 NVI).
La bendición está mucho más cerca que la maldición
Esaú juró que después de que muriera su padre mataría a su hermano, por quedarse con la bendición que le correspondía  y Jacob tuvo que huir por temor a Esaú, años después, recibió la noticia de que su hermano iba en camino hacia él. La noche anterior al encuentro fue de mucha angustia para Jacob porque sabía que su hermano llegaba a él, acompañado de cuatrocientos hombres, para tomar venganza. Jacob presentía el peligro; había sobre él una gran opresión espiritual; hizo que la familia atravesara un vado, y quedó solo. Entonces, se le apareció un varón con el cual empezó a luchar.
Era tal la desesperación de Jacob por su situación que, por más que el ángel le rogaba que lo soltara, le aseguró que no lo haría a menos que lo bendijera. Jacob sabía que la maldición venía a todo galope para encontrarse con él, pero también sabía que ese ángel era una personificación de Jehová, y que solo El podía cambiar las circunstancias.

La bendición está muy cerca de usted

La bendición está más cerca que la maldición, simplemente perseverando, apropiándonos de ella y haciéndola nuestra. Aquella noche, Jacob comenzó a mirar el rostro del ángel, y cuando lo estaba contemplando, percibió el cambio. A través del rostro del ángel pudo ver claramente que todas las circunstancias eran transformadas; que la ira, el odio y la venganza desaparecían de su hermano. Pudo creer que toda esa nube de demonios que se movía, trabajando y oprimiendo la mente de su hermano, era quebrantada por el poder de Dios; y que ángeles ministraban pensamientos de paz,  perdón y  reconciliación.

La bendición nos cambia el nombre

El primer cuestionamiento del ángel a Jacob fue: ?¿Cuál es tu nombre??. Y luego, el mismo le dijo: ?No se dirá más tu nombre Jacob (suplantador), sino Israel (príncipe con Dios); porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido? (Génesis 32:27,28)

Somos transformados en su presencia

La experiencia vivida aquella noche tuvo su repercusión al día siguiente, cuando Jacob se encontró con su hermano Esaú. El le dijo: ?Porque he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios, pues que con tanto favor me has recibido? (Génesis 33:10b). Para que Jacob pudiera llegar a ser un hombre espiritual, por medio de la oración tenía que experimentar un desprendimiento que separara su naturaleza espiritual de la natural. Dios puede obrar en este sentido solo cuando hay una determinación firme del ser humano de servirle de acuerdo a sus parámetros. Así como el gusano tiene que desprenderse de su vieja naturaleza para poder convertirse en mariposa, cada creyente tiene que desprenderse de todo aquello que lo detiene u obstaculiza en su desarrollo espiritual, para embellecerse en ese aspecto.
Pablo, en su carta a los Corintios, da a conocer que ésta debe ser la experiencia de todos los creyentes: ?Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor? (2 Corintios 3:18).
Debemos reconocer esta verdad, que a medida que estemos en la presencia de Dios, experimentaremos una transformación, una metamorfosis. Dios nos ayudará a desprendernos de aquellas actitudes que han causado grietas en nuestro carácter, pero esto solamente se puede lograr con la ayuda del Espíritu de Dios.

Jacob es la tercera generación

Jacob representa el desarrollo de los ciento cuarenta y cuatro. En Jacob se consolida el pueblo de Israel a través de sus doce descendientes, que vinieron a ser las doce tribus de Israel (el nuevo nombre de Jacob). Pero Dios tuvo que moldear profundamente la vida y el carácter de este hombre para que luego la bendición se pudiera extender a través de cada uno de sus hijos. Pues, fue a través de los doce que vino la gran multiplicación, como las estrellas del cielo.
Jacob lucho con el ángel hasta que obtuvo la bendición de Dios. ¿En que áreas de su vida necesita pasar por ese peniel?  Recuerde que establecerá una tercera generación para el Señor y es necesario ser perseverante hasta alcanzar la bendición.

 

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